Tras décadas de olvido por parte de las autoridades locales y federales, los jornaleros del Valle de San Quintín, en Baja California, están a un paso legal de consolidar su primer sindicato nacional independiente, el cual, dicen los voceros, será transparente y democrático.
Ciudad de México, 4 de diciembre (SinEmbargo).– Los jornaleros del Valle de San Quintín, Baja California, están a un paso legal de consolidar su primer sindicato nacional independiente. De acuerdo con voceros del movimiento, se trata de una organización que busca el progreso a través de reformas de fondo en el sector de los trabajadores agrícolas, así como un frente que sea contrapeso de la injusticia y que tenga claras diferencias al sindicalismo mexicano, emprendiendo acciones de transparencia y democracia.
La Alianza de Jornaleros de San Quintín anunció que durante décadas habían estado bajo la “sombra de sindicatos charros” liderados por familias relacionadas con la agroindustria o con partidos políticos y por esa razón no existía defensa a sus derechos laborales.
“El verdadero Sindicato Independiente Nacional y Democrático de Jornaleros Agrícolas está conformado por trabajadores activos, que verdaderamente están en los surcos, y saben del sufrimiento y los malos tratos”, refirió la organización.
Bonifacio Martínez Cruz, vocero de los trabajadores, dijo que luego de su denuncia a principios de año y a meses de sus acuerdos con autoridades federales, las cosas han cambiado en el valle. A pesar que los procesos son largos, el también jornalero comentó que gracias a que su lucha no ha parado existen avances inmediatos.
“No como quisiéramos pero me atrevo a decir que hay cambios. Hay prioridades y cosas pendientes, por eso es importante este sindicato”, dijo Martínez, quien agregó que esta nuevo gremio cuenta con el apoyo y asistencia de organizaciones estadunidenses como la de César Chávez, la Farm Labor Organizing Committee (FLOC), entre otras que integran la red “El Campo es Primero”.
El sindicato será nacional y ya pidieron el registro a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la colaboración de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) de México. El registro en el Distrito Federal, y que incluyó la alianza con trabajadores chinaperos de Xochimilco, se hizo ante la junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA).
Al ser cuestionado sobre las diferencias que podría tener esta organización, Bonifacio Martínez recalcó que los líderes son jornaleros y electos por sus compañeros, cuyas acciones serán monitoreadas e incluso habrá fiscalización y acceso a cualquier información, con el fin de proteger los principios fundamentales.
LAS ASPIRACIONES
El plan de trabajo a mediano plazo que llevará el Sindicato Independiente Nacional y Democrático de Jornaleros Agrícolas contempla lograr contratos colectivos que incluyan seguridad social; alto al acoso sexual contra las mujeres; mejores condiciones laborales y de vida; y sentarse nuevamente a dialogar con empresas, autoridades y trabajadores.
“La mayoría de nuestros hermanos, al estar trabajando en la pizca de la fresa, pueden tener una contracción en la columna vertebral, lastimarse los pulmones por respirar los químicos o, con las espinas de las moras, hasta con los tallos hay personas que han estado a punto de quedarse ciegas”, contó el vocero Fidel Sánchez Gabriel hace unos meses.
Al momento sólo 100 personas se han afiliado; sin embargo, se espera que en la temporada alta se integren muchas más. Entre los requisitos que se piden para afiliarse están la credencial de elector, demostrar que se es trabajador del sector y ser mexicano. En marzo pasado, los trabajadores agrícolas de los campos de fresa iniciaron una huelga en el valle para demandar mejores pagos y prestaciones por parte de las empresas, en su mayoría, exportadoras.
Los jornaleros exigían que se les pagara 200 pesos al día, equivalentes a 13 dólares, lo que lograron que se les pagara 9 dólares por una jornada de 10 horas agachados bajo el sol. Punta Colonet, Camalú, Vicente Guerrero, Ejido Díaz Ordaz y el Centro de Gobierno eran campamentos en zona de guerra con ejércitos de hombres, mujeres, niños, jóvenes y perros.
Bloqueos, incendios de camiones y autos, destrozos y saqueos en comercios; la inconformidad estalló después de décadas de explotación. A menos de 300 kilómetros de la frontera con Estados Unidos, y a 170 de la cabecera del municipio del puerto de Ensenada, San Quintín desde finales de los setentas se convirtió en una importante zona de inversión para empresas trasnacionales agrícolas que generan miles de millones de dólares de la exportación de fresas, arándanos, lechuga, verduras cherrys, tomate y otros productos que se van a Estados Unidos, Canadá, Europa y Asia. Cosechan lo que los vecinos del norte adquieren en tiendas como Vons, Cotsco o Wal-Mart.
Nadie cuenta con una cantidad exacta de las empresas establecidas en la zona, unos dicen que son 80, otros 60, “además sólo se pone atención a los campos agrícolas que están a la orilla de la carretera, pero adentrándote en la sierra, hay quienes siembran de todo, ya te imaginarás, no pagan ningún impuesto, no están registrados y hasta tiendas de raya tienen”, confiesa un funcionario, entrevistado por SinEmbargo en abril pasado.
En una semana de paro laboral la empresa Berrymex, que se dedica solamente a la fresa, había perdido 34 millones de dólares. Entre las empresas mas importantes estimaron pérdidas por más de 100 millones de dólares en total.