Iniciativa para prohibir el comercio del elefante africano fracasa en convención

03/10/2016 - 4:55 pm

La iniciativa, presentada por un bloque de países africanos, fue desechada al no conseguir los dos tercios de los votos necesarios para ser adoptada.

Elefante africano hembra y su cría. Foto: Shutterstock
Elefante africano hembra y su cría. Foto: Shutterstock

Por Marcel Gascón

Johannesburgo, 3 de octubre (EFE).- Una decena de países africanos fracasaron hoy en su intento de conseguir la prohibición del uso comercial de los elefantes del continente, al no prosperar ante la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES) su propuesta en este sentido.

Durante la reunión que la CITES celebra en Johannesburgo, conservacionistas y otros grupos de interés han argumentado que las poblaciones de paquidermos en el sur del continente no están en declive y que su comercio regulado debilita el tráfico ilegal.

Finalmente, durante la votación hoy de una propuesta para prohibir totalmente el comercio del elefante africano, la Convención no logró una mayoría suficiente para que prosperara, y ello pese a que la CITES pedía ayer a todos los países donde es legal el comercio de marfil que cerraran sus mercados.

La iniciativa, presentada por un bloque de países africanos, fue desechada al no conseguir los dos tercios de los votos necesarios para ser adoptada.

Un total de 62 países votaron a favor, 44 lo hicieron en contra y 12 se abstuvieron.

Países del sur del continente como Sudáfrica, Zimbabue, Namibia o Zambia se opusieron frontalmente a la prohibición total, en contra de la cual también votaron EU y la Unión Europea (UE).

La propuesta pretendía incluir al elefante africano en el apéndice I de la CITES, que prohíbe por completo el comercio internacional y en el que ya se encuentra el elefante asiático.

El elefante africano está actualmente en el apéndice II, que considera legal la venta internacional de este animal y sus colmillos sólo cuando el exportador cuenta con un permiso especial de la CITES.

Los prohibicionistas consideran la ilegalización la única forma de luchar contra la caza furtiva y el tráfico de la especie, y ven en los mercados legales una oportunidad para que los traficantes blanqueen los colmillos obtenidos clandestinamente.

Enfrente tienen a los partidarios de sacar rendimiento económico a sus animales, que apuestan por los mercados legales regulados para satisfacer la demanda de marfil y no abocar a los compradores a adquirir el producto de los traficantes.

Quienes han votado contra la inclusión del elefante africano en el apéndice I han invocado también razones científicas, al argumentar que las poblaciones del sur del continente no son reducidas ni están en declive, dos criterios que deben cumplir las especies del apéndice I.

Manada de elefantes africanos. Foto: EFE
Manada de elefantes africanos. Foto: EFE

Es la opinión de Steven Broad, Director Ejecutivo de la organización conservacionista TRAFFIC, que se dedica a vigilar el comercio mundial de animales salvajes.

En declaraciones a EFE, Broad afirmó que trasladar a los elefantes al apéndice I habría puesto en riesgo "el consenso en CITES sobre la moratoria sobre el comercio" actualmente en vigor, que solo permite la venta en circunstancias especiales.

Por el contrario, el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales (IFAW) ha calificado el fracaso de la prohibición como una "tragedia para los elefantes".

Antes, la CITES también había rechazado una propuesta de Namibia y Zimbabue -que albergan al 22 por ciento de la población total de elefante africano- para poder sacar al mercado internacional el marfil de sus elefantes.

Según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el elefante africano ha sufrido recientemente la peor caída de población de los últimos 25 años, debido, entre otras razones, a la caza furtiva.

En 2015 quedaban en el continente 415 mil elefantes, 111 mil menos que en 2006.

Sin embargo, países como Sudáfrica o Namibia mantienen poblaciones estables o en crecimiento, en ocasiones excesivas para el equilibrio natural de los ecosistemas en los que viven.

La explotación comercial -mediante la caza legal o la venta de marfil- es considerada en muchos sectores de estos países una solución muy ventajosa económicamente, que permite la autosuficiencia de los proyectos de conservación y corregir la superpoblación de esta especie.

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