La Cepal refiere que en México el salario mínimo se ha estancado por casi 20 años, lo que lo coloca como uno de los más bajos de América Latina.
Ciudad de México, 2 de noviembre (SinEmbargo).– La reducción de la pobreza en América Latina se ha estancado desde 2012 y la indigencia muestra una leve tendencia al alza, alertó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su informe Desarrollo social inclusivo presentado este lunes en la Conferencia Regional sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe que se lleva a cabo en Perú.
De acuerdo con las últimas estimaciones del organismo regional para 19 países de América Latina, en 2014 existían 167 millones de personas en situación de pobreza (28 por ciento del total de la población), de los cuales 71 millones (12 por ciento del total de la población) se encontraban en la indigencia.
Además, datos de 2013 indican que solo la mitad de la población de América Latina y el Caribe (49.1 por ciento) se encuentra fuera de las situaciones de indigencia, pobreza o vulnerabilidad a la pobreza.
Con respecto a México, la Cepal dijo que el quintil de las personas con menores recursos apenas concentra 6.5 por ciento de todos los ingresos del país. En contra parte, el quintil más rico posee un 38 por ciento de los ingresos.
El estudio detalla que la participación en los ingresos totales del quintil más pobre aumentó de 2002 a 2013 medio punto porcentual, mientras que en el quintil más rico hubo una reducción de tres por ciento en el mismo periodo.
La Cepal refiere además que en México el salario mínimo se ha estancado por casi 20 años, lo que lo coloca como uno de los más bajos de América Latina. “En abril de 2015 se aprobaron modestas alzas y se estableció un solo salario mínimo general nacional”, refiere el informe.
El documento explica que los niños y niñas, las mujeres, los jóvenes, los adultos mayores, las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y las poblaciones afrodescendientes son quienes más sufren situaciones de discriminación, carencia, privación de derechos o vulnerabilidad en la región.
La organización dijo que en el actual contexto de desaceleración económica que vive la región, se auguran dificultades para recuperar las tasas de crecimiento registradas en años anteriores y mantener el nivel del gasto público en algunos países.
Ante ello, la Cepal discutirá estos días el estudio “Desarrollo social inclusivo: una nueva generación de políticas para superar la pobreza y reducir la desigualdad en América Latina y el Caribe”. Según sus propias estimaciones, la región registrará una recesión del 0.3 por ciento en 2015.
México registrará un crecimiento del 2.2 por ciento, de acuerdo con sus cifras. A finales de julio, la Comisión bajó su previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del país en 2015 del 3 por ciento previsto en mayo pasado a un 2.4 por ciento.
América Latina y el Caribe sigue siendo la región más desigual del mundo en términos de distribución del ingreso.
“Los sectores vulnerables presentan una larga lista de carencias, ya que, por lo general, no disponen de seguro de desempleo, ahorro monetario, seguro de salud, buenas pensiones o jubilaciones, seguros privados para las más diversas eventualidades ni, en muchos casos, vivienda propia”, dice el documento.
Entre los ámbitos de la sociedad que producen, exacerban o mitigan desigualdades, “el más decisivo es el mundo del trabajo”. Ahí se genera la mayor parte del ingreso de los hogares en América Latina y el Caribe, así como las desigualdades inherentes a su distribución, explica el organismo.
El informe demuestra que un alto porcentaje de personas en situación de pobreza e indigencia en la región está inserto en el mercado de trabajo, no obstante, “los ingresos que obtienen de esta fuente son insuficientes para satisfacer sus necesidades. De ahí la importancia del acceso a un empleo productivo y de calidad y al trabajo decente”.
El organismo llamó trabajar en las tres dimensiones del desarrollo sostenible: la económica, social y ambiental.
“Reducir sustantivamente la desigualdad es condición indispensable para reducir la pobreza. Lo social no se juega solo en lo social, sino que también en la economía, en la política y en el medioambiente. Tampoco la diversificación productiva y el cambio estructural se deciden solo en el campo económico: el desarrollo social inclusivo y la mejora de las condiciones de vida de la población son un requisito necesario para asegurar la prosperidad económica”, afirma la directora ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, en el prólogo del documento.
MERCADO DE TRABAJO, EL TALÓN DE AQUILES DE AL
El ocho de octubre pasado, Bárcena pidió a los Gobiernos latinoamericanos fortalecer las políticas sociales dirigidas a la población más vulnerable para mantener los avances logrados en reducción de la pobreza.
En el seminario “Crecimiento e inclusión social en Latinoamérica durante la próxima década”, Bárcena destacó que América Latina hizo “un gran esfuerzo” para reducir la pobreza del 48 al 28 por ciento entre 1990 y 2015, y disminuir la pobreza extrema del 22 al 12 por ciento en el mismo período, informó la agencia EFE.
Bárcena enfatizó en la necesidad de no retroceder en esas tasas durante la próxima década, en la que se prevé un crecimiento más moderado de las economías e incluso una leve recesión, que la misma Cepal estimó en una contracción del 0.3 por ciento para Latinoamérica en 2015.
“Vemos que los países están frenando mucho su gasto público y lo que hay que hacer es un ajuste inteligente con sensibilidad social. Los programas de transferencias condicionadas son fundamentales para apuntalar a los más vulnerables de la población”, afirmó Bárcena.
El mexicano Santiago Levy coincidió en reclamar “reforma profundas” en los mercados laborales de la región porque opinó que “el talón de Aquiles para la inclusión social en Latinoamérica es el mercado de trabajo, que segmenta a la población en dos mitades según sean formales e informales”.
Levy también incidió en que “proporcionalmente hay más mujeres que hombres en la informalidad laboral”, por lo que pidió un esfuerzo importante por parte de los estados en términos de políticas igualitarias, con un mayor esfuerzo en ampliar las coberturas de pensiones y de salud.