ENTREVISTA | ¿Y si el hijo de Dios hubiera sido mujer?: David Toscana

02/04/2016 - 12:05 am
David Toscana nació en 1961, en Monterrey. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo
David Toscana nació en 1961, en Monterrey. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo

El escritor regiomontano construye una historia al revés del cristianismo, no sólo para provocar a la ortodoxia católica, sino también para estimular las reflexiones en torno a dicha fe milenaria

Ciudad de México, de abril (SinEmbargo).- Ha vuelto, con Evangelia, David Toscana a tocar el punto central de una fe, la católica, que profesa desde edad temprano. El Dios de la novela editada por Alfaguara, es más humano, obstinado, puede errar e incluso pecar por medio de la ira incontrolable.

El Jesús que nace mujer refleja, tanto en un plano terrenal como celestial, una mirada que enriquece el ojo del creyente e interpela incluso a quienes no profesan fe alguna.

En Evangelia conoceremos a Jehová desde que creó el mundo, cuando decidió, al quinto día, “a quién le daba piernas y a quién aletas, quién volaba y quién nadaba”. Hasta la crucifixión de su hija, pasando por los avatares del arcángel Gabriel, quien “cansado y atribulado, se presentó ante su amo para declararse incompetente” y Dios lo mandó de vuelta a la tierra a buscar, dando tumbos, a la nueva madre de su hijo. Misión que tampoco pudo cumplir al pie de la letra.

Dos hijos de Jehová en la tierra, ambos con seguidores y apóstoles, ambos haciendo milagros, volviéndole la vista a los ciegos y el sonido a los sordos; multiplicando panes y peces para saciar el hambre de cinco mil personas, pero sólo uno de ellos será crucificado.

David Toscana reescribe el evangelio, recrea aquellos años del Señor con magistral mesura y llama al pan, pan y al vino, vino.

–Dijiste, como Emmanuel Carrere publicó El reino, yo me voy con Evangelia, ¿es así?

–(risas) No, en realidad los asuntos del cristianismo me interesan desde hace mucho tiempo. En algún momento fui un devoto católico y la Biblia me parece es un clásico de la literatura, parte de mi lenguaje como narrador viene de ahí. Tenemos a Carrere, pero también a Saramago, está Barrabás, de Pär Lagerkvist y hay otra novela que me gusta mucho, de Andreiev, que toma el personaje de Lázaro.

Una novela sobre la fe. Foto: Especial
Una novela sobre la fe. Foto: Especial

–Encontré en Evangelia una aproximación histórica más que mística

–De algún modo cuando narro esta novela lo hago como si fuera un evangelista, tratando de que mi personaje cumpla con esa misión para la que vino al mundo; se va a topar con obstáculos porque es mujer, sin dejar de mencionar que la novela necesita un lenguaje distinto al del evangelio. El novelista tiene que seducir, ser coherente, la prosa debe tener alguna capacidad de atracción, no tenemos la autoridad de un evangelista y por eso necesitamos ser más artesanos.

–Como toda novela tuya tiene humor, hay episodios hilarantes

–Lo curioso es que esos episodios vienen de tratar de contar la historia de manera fidedigna. Cuando la tratas de contar con detalles, viene el humor. Si sólo la contara como la cuenta un texto sagrado, como lectores nos quedamos con ganas de saber un poco más. La novela toma el caso de cuando Moisés cruza el Mar Rojo, que tiene que ser una aventura tremenda, porque además no lo cruzas en un día, necesitas varios días. Tienen que pasar tantas cosas que son material para un novelista no para un profeta.

–Es una historia curiosa la de los Reyes Magos

–Es la que más nos gusta cuando se acercan las fiestas navideñas, no hay un solo astrónomo que te pueda decir que hay una sola estrella sobre ti; y si Dios era tan celoso trae a estos reyes de Oriente, ¿por qué Jesús no era rico si recibió tantos regalos? Estas preguntas se las hace un novelista.

–Es literatura, ¿pero crees que tendrá impacto Evangelia entre los creyentes?

–Está recién salida y no tengo mucho contacto con los lectores, pero uno de los motivos porque escribí esta novela es para que los lectores vuelvan a los textos evangélicos, tanto el Nuevo como el Antiguo Testamento. Soy un promotor de la lectura y la Biblia es un libro que gente inteligente puede leer. Ha pasado así durante muchos siglos, no vamos a decir que San Agustín, Santo Tomás o Emmanuel Kant eran incapaces, más bien todo lo contrario.

–El Papa Francisco es muy inteligente y culto

–Sí, a pesar de que le guste tanto el futbol. La propia iglesia debería invitar a leer la Biblia, pues sería una fuente de inteligencia y educación. La Biblia exige mucho, por eso es un libro tan bueno, que te lleva a otros.

Una conversación a fondo con el escritor mexicano más destacado de su generación. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo
Una conversación a fondo con el escritor mexicano más destacado de su generación. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo

–¿Qué te parece el Papa Francisco?

–Me parece simpático e inteligente, pero a la vez sin poder. Yo estuve viviendo en Polonia, donde ni siquiera lo reconocen, dicen que es falso. Allí gusta cualquier Papa que sea conservador, alguien que hable directamente en contra de los homosexuales, los anticonceptivos. Por eso no le han dado el poder que necesita. Aquí mismo, Norberto Rivera, dijo: “no sé qué dijo el Papa”. El problema para mí es que la gente siga creyendo en esta institución y que en una iglesia profundamente misógina sea tan grande el número de mujeres que la sigue.

–Es una iglesia conservadora, pero también bastante tolerante en el contexto de estos fanatismos que vemos a diario por parte de otras creencias

–Sí, nos costó mucho trabajo esta tolerancia. Charlie Hebdo en la Edad Media ya hubiera pasado por la hoguera. La laicización ha costado mucho; le rezo todos los días a Benito Juárez. Hemos separado hace tiempo la iglesia del Estado y nos molesta incluso que vaya un Presidente a arrodillarse frente a un Papa. Es muy sano que la ley no tenga que ver con la Biblia sino con la ética. Quizás el discurso de Cristo fue muy bueno hace 2000 años, pero ya hemos avanzado, ahora tenemos una Carta Universal de Derechos Humanos que dice que no hay que discriminar ni por raza, nacionalidad, sexo, preferencia sexual… Creo que la iglesia debería tomar un rol más social y cristiano, puesto que a Cristo le interesaban mucho los pobres.

–¿Estás más cerca de la Iglesia de la Liberación?

–Sí, totalmente. Lo más cercano que han tenido en el Vaticano es este Papa Francisco, pero es un reformador sin reformas, necesitamos que pase a los hechos.

–¿El abuso de niños entre los curas tiene relación con el celibato?

–No, tiene que ver con la impunidad. Hay cierto celibato, porque no todos son tan cuidadosos en esto, que pone a su disposición a montones de niños y caen en la tentación. Si les pudiera castigar como se castiga a cualquier mortal, esto no pasaría. Para mí es una cosa de la impunidad. Me espantan las órdenes religiosas de mujeres que entran mujeres y no salen nunca más. El discurso de la iglesia de Polonia, por ejemplo, es que son los niños los culpables, pues con sus miradas lascivas provocan a los sacerdotes. Le acaban de hacer un funeral de estado a uno de los mayores pedófilos de la iglesia, así que se han sabido proteger siempre muy bien entre ellos.

–Nombras mucho a Saramago, ¿te gusta?

–Sí, mucho, sobre todo su prosa; me gustan los escritores que han buscado siempre un buen trato con la palabra y Saramago es uno de ellos.

–¿Tú has buscado siempre buen trato con la palabra?

–Pues sí. Quiero ser un prosista más que un novelista, más que un ingeniero de historias. Quiero tener este trato con la palabra que le admiro a Cervantes.

–¿Lo admirabas entonces a Daniel Sada?

–Sí, él era mi gurú. Admiro también mucho a Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti y leo a Gabriel García Márquez, el bailarín de las palabras. A veces discutimos entre novelistas acerca del lenguaje y lo que pienso es que todo tiene que pasar por la mano del escritor para transformarlo en literatura. Los creadores de tus libros no pueden ser las personas que jamás han leído un libro.

–Así que tú de naturalismo, nada

–No, no me gusta. Los campesinos de Juan Rulfo no hablan así, él los hace hablar así, él sabe extraer cierta esencia, pero todo se vuelve “rulfiano”. Y me convierten esos escritores que se convierten en adjetivo, no hay vargallosiano en la literatura, no lo encuentro, en su última novela roba fórmulas de señoras de alta sociedad sin agregarle mano de escritor para transformarlo en literatura.

¿Quién es David Toscana? Ha publicado Estación Tula, Lontananza, Duelo por Miguel Pruneda, Santa María del Circo, Los puentes de Königsberg, El último lector, La ciudad que el diablo se llevó y El ejército iluminado. Formó parte del International Writers Program de la Universidad de Iowa y del Berliner Künstlerprogramm. Ha sido ganador de los premios José María Arguedas, Antonin Artaud, Colima y José Fuentes Mares. Su obra se ha publicado en 15 idiomas.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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