Ciudad de México, 1 de noviembre (SinEmbargo).– La pobreza podrá no ser la causa directa de muchas cosas, sino la consecuencia de muchas cosas tales como un adecuado desarrollo económico, la ausencia de empleo y apoyos sociales, pero de lo que si podría ser responsable en todo su conjunto es de un menor desarrollo cerebral para las personas que se desarrollan en este limitado entorno, afirma una investigación.
El fondo del estudio se ampara en el supuesto general de que la pobreza está vinculada con un mayor riesgo de resultados cognitivos pobres y rendimiento escolar. Ahora, de acuerdo con esta investigación, resulta que la pobreza en la infancia parece estar asociada con volúmenes cerebrales más pequeños medidos a través de imágenes en niños en edad escolar y la adolescencia temprana, publicó JAMA Pediatrics.
Esta fue la conclusión a la que llegó Joan Luby, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en San Louis, y sus colaboradores en un estudio en el que estudiaron la manera en la que impacta la economía familiar en el desarrollo cerebral de las personas.
De esta manera, examinaron los volúmenes de diferentes zonas del cerebro tales como la materia blanca y gris, el hipocampo y la amígdala, en un grupo de 145 niños de seis a 12 años, cuyo desarrollo ya era seguido desde los tres años, al formar parte de otro estudio sobre depresión en preescolares.
De estos menores evaluados, algunos de ellos manifestaban síntomas de depresión y otros trastorno de déficit de atención con hiperactividad. No obstante, a todos –incluso los que no presentaban alguno de estos problemas– se les realizó cada año una resonancia magnética, además de test psicológicos y psiquiátricos para medir otras dimensiones del desarrollo a nivel psicosocial y del comportamiento.
Los autores informan que "la exposición a la pobreza durante la primera infancia se asocia con menor materia blanca, sustancia gris cortical y los volúmenes del hipocampo y la amígdala". Esto, tomando en cuenta que como pobreza se estableció como límite una renta inferior a 23 mil 500 dólares anuales (303 825 pesos aproximadamente) para una familia de cuatro personas.
Sin embargo, en el estudio también se valoró mediante un test que los principales cambios en el hipocampo de los niños de familias con escasos recursos no se debía a un problema de dinero sino a la manera en que sus padres les cuidaban.
En este caso, el problema que detectaron los investigadores en los ejercicios que les realizaron a los niños es que los padres con pocos recursos están sometidos a mayor estrés y son menos capaces de criar a sus hijos. Por el contrario, en los casos en los que los progenitores con pocos recursos cuidaban mejor de sus vástagos, los niños eran menos propensos a exhibir los mismos cambios anatómicos en sus cerebros que aquellos que recibían peores cuidados.
"El hallazgo de que los efectos de la pobreza sobre el desarrollo del hipocampo están mediados por los eventos de cuidados en la vida y el estrés subraya aún más la importancia de los cuidados de alta calidad durante la primera infancia, una tarea que se puede lograr a través de la educación y el apoyo a los padres, así como con programas de educación preescolar que proporcionen cuidados complementarios de alta calidad y un refugio seguro para los niños pequeños vulnerables", concluye el estudio.