Tres agencias de noticias (una de Estados Unidos, otra de Alemania y una más de España) coinciden en que la invitación del Presidente Enrique Peña Nieto a Donald Trump no sólo fue un error que trajo una gran tormenta sobre la administración, sino que golpea duramente una imagen de por sí abollada. Las tres agencias destacan las críticas generadas por la aventura “diplomática” de Los Pinos.
AP | EPN: SUMIRSE EN UN FOSO
La nota de la agencia Associated Press dice: Malestar en Mexico por la reunión del presidente con Trump. La firman CHRISTOPHER SHERMAN y MARK STEVENSON.
Ciudad de México (AP).– Con un estrechón de manos, un presidente mexicano que ya tenía un índice de popularidad en mínimos históricos pareció sumirse en un foso tras recibir formalmente a Donald Trump, quizá el hombre más detestado de México.
La reacción en México fue veloz. La perspectiva de que el presidente, Enrique Peña Nieto, sólo saliera perdiendo y de que el aspirante a la presidencia de Estados Unidos se viera reforzado parecía del todo previsible.
Verlo plasmado en televisión desencadenó una oleada de burlas contra Peña Nieto.
“Trump gana poco y peor aún, Peña Nieto pierde mucho”, resumió Javier Urbano Reyes, profesor en el departamento de Estudios Internacionales en la Universidad Iberoamericana en Ciudad de México.
“Sin duda, el evento de Trump mi percepción es que va a hacer aún más grave, aún más fuerte la baja de aprobación” del presidente, señaló.
Peña Nieto dijo que los mexicanos se habían sentido agraviados y habían tenido diferencias con Trump, pero en ningún momento logró lo que más quería la población: exigir que Trump se disculpara.
Luego estaba el tema del muro. “Un impenetrable, físico, alto, poderoso, hermoso muro en la frontera sur”, como dijo más tarde Trump en Phoenix.
De pie junto a Peña Nieto, el empresario reiteró su promesa de levantar un muro fronterizo, aunque dijo que el tema de quién lo pagaría se comentaría más adelante. Peña Nieto no dijo nada sobre el muro en ese momento.
Horas más tarde, Peña Nieto dijo en un tuit que había dicho de forma clara al comienzo de su encuentro privado con Trump que México no pagaría la obra. Su afirmación parecía contradecir las declaraciones del magnate sobre que no se había hablado del pago, pero la oficina del presidente sólo dijo que Peña Nieto ya había hablado sobre el tema y no lo retomó.
Sin embargo, en su discurso más tarde el miércoles sobre política migratoria, Trump convirtió el muro en la pieza central de su propuesta. Se refirió a Peña Nieto como un “maravilloso, maravilloso presidente”, pero reafirmó la promesa que no había repetido en México: “Aún no lo saben, pero van a pagar el muro”.
Aunque Trump intentó tender puentes en Ciudad de México describiendo a los mexicano-estadounidenses como “espectaculares” e “increíbles”, y afirmando que la inmigración irregular y la fuga de empleos de manufactura perjudican tanto a los mexicanos como a los estadounidenses, sus palabras no le ganaron muchos amigos al sur de la frontera.
Por su parte, Peña Nieto no pareció hacer gran cosa para protestar por las declaraciones anteriores de Trump sobre que México envía violadores y otros delincuentes a Estados Unidos.
“Ni siquiera adoptó una posición firme de verdad y habló directamente al señor Trump a la cara y le dijo exactamente por qué sus afirmaciones no son aceptables para los mexicanos”, comentó Tony Payan, director del Mexico Center en el Instituto Baker de la Universidad Rice. “Sonó tibio y demasiado blando. Básicamente se tumbó panza arriba y dejo que el señor Trump consiguiera sus propios objetivos sin conseguir nada a cambio”.
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Payan teorizó que quizá Peña Nieto tenía pocas buenas noticias que compartir con sus compatriotas en su informe anual sobre el estado de la nación, previsto para el jueves, y buscaba una distracción con la “desacertada” reunión.
“Quizá Peña vio la oportunidad de distraer la atención del pueblo mexicano”, comentó Payan. “Puede que lo consiguiera, pero llamó la atención sobre su propia disposición a alimentar el estrellato de Trump y eso no sentó bien en México”.
Muchos mexicanos expresaron su decepción y descontento con el mero hecho de que se invitara a Trump. Después de todo, los mexicanos ya han fabricado —y golpeado hasta destrozar— piñatas de Trump. Crearon un videojuego en el que los jugadores pueden lanzar balones de fútbol, hojas de cactus y botellas de tequila a una caricatura del candidato republicano.
Pero cuando ese hombre llegó en persona a México, se le trató con delicadeza y se le ofreció una cálida bienvenida en la residencia presidencial.
El artista Arturo Meade acudió a una de las pequeñas protestas convocadas antes del encuentro con su hijo de dos años y medio, Mariano.
“Es un insulto y una traición”, afirmó. “¿Qué puede aportarnos esta reunión, excepto surrealismo en todo su esplendor?”.
DPA | DURO GOLPE A LA DEBILITADA IMAGEN
La nota de la agencia DPA dice: La visita de Trump, el último golpe para un debilitado Peña Nieto. La firma CARMEN PEÑA
Ciudad de México (dpa).– Enrique Peña Nieto no era la persona favorita de los mexicanos antes de la visita de Donald Trump, pero ahora es una de las más impopulares: el encuentro provocó el descontento ciudadano y supuso un duro golpe que su debilitada imagen no necesitaba.
La palabra “desastre” resonaba hoy entre sus críticos después de que Trump, considerado en México un “enemigo”, llegara al país contra el que ha despotricado en numerosas ocasiones y defendiera su idea de construir un muro en la frontera, todo ello frente a un descolocado presidente que había apostado por “la colaboración bilateral”.
Las críticas, que desde el inicio eran fuertes, se convirtieron en insultos, burlas y malestar contra el mandatario mexicano, cuya popularidad en las encuestas está hundida y podría caer aún más. La visita de Trump se sumó a otros escándalos en los que se ha visto involucrado y a los problemas que aquejan a su gobierno, que no son pocos.
Hace sólo un par de semanas, Peña Nieto tuvo que hacer frente a una información periodística que lo acusó de haber plagiado en su tesis de grado. El mandatario nunca se pronunció directamente sobre el tema, pero la Presidencia rechazó la información con el argumento de que era falsa.
Sin embargo, el plagio fue admitido días atrás por la propia universidad de la que se graduó. No le retiraron el título por tratarse de “un caso sin precedentes”, porque el acto ya había sido consumado y no existían disposiciones al respecto en los cuerpos regulatorios, según dijo la institución.
Las burlas se centraron en la figura presidencial tras el golpe provocado otra vez por una investigación periodística de Carmen Aristegui, la misma periodista que dos años antes lo había puesto en evidencia.
Uno de los escándalos más fuertes en los que el mandatario se vio envuelto fue el llamado “Casa Blanca”, un reportaje publicado en 2014 por Aristegui y su equipo de investigación, en el que reveló negocios inmobiliarios de la familia presidencial con un empresario contratista del Estado.
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El caso supuso un duro revés para Peña Nieto y su gobierno, que vieron dañada su imagen tanto dentro como fuera del país. En esa ocasión, la primera dama Angélica Rivera se vio obligada a explicar la compra de la “Casa Blanca”, un lujoso inmueble valorado en unos siete millones de dólares.
Pero eso no es todo. La mermada popularidad de Peña Nieto también se debe a los múltiples problemas de su administración: problemas con los maestros, problemas de desaparecidos, el caso Ayotzinapa, abusos por parte de la Policía y denuncias de violaciones a los derechos humanos. Esto sin contar el malestar por la recesión económica.
Mientras que la relación entre el Gobierno y las familias de los 43 estudiantes desaparecidos en 2014 se vuelve cada vez más tensa, la semana pasada el mandatario se vio obligado a destituir del cargo al comisionado de Policía para que pueda ser investigado por la presunta ejecución de 22 personas durante un tiroteo en 2015 en un rancho en Michoacán.
Los maestros tampoco le dan un respiro a Peña Nieto. En las últimas semanas han protagonizado protestas, muchas de ellas con resultados violentos, para revocar una reforma educativa impulsada por la administración actual.
Y para complicarlo un poco más, se investigó el presunto abuso policial durante una de las movilizaciones realizadas en junio, en la que murieron ocho personas y más de 200 resultaron heridas.
Peña Nieto llega golpeado al cuarto año de su gobierno y a puertas de entregar el informe anual de su administración al Congreso. Las expectativas no son altas entre los mexicanos, que ven a su presidente con una mezcla de decepción y escepticismo.
EFE | UNA TORMENTA DE CRÍTICAS A EPN
La nota de la agencia EFE dice: Trump escucha reclamos de Peña pero no se disculpa y mantiene idea del muro. La firma RAÚL CORTÉS
Ciudad de México (EFE).- El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, escuchó hoy las educadas reclamaciones del presidente de México, Enrique Peña Nieto, por sus comentarios discriminatorios contra los inmigrantes mexicanos en EE.UU., pero no pidió perdón ni descartó la idea de construir un muro en la frontera común.
En una jornada que comenzó con una tormenta de críticas a Peña Nieto por recibir a Trump en la residencia presidencial de Los Pinos, gesto calificado por algunos analistas de “error histórico” e incluso “traición”, la visita, además de breve, resultó menos tensa que el ambiente creado en sus prolegómenos.
Aterrizó Trump en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México procedente de California (EE.UU.) tras hacerse público el martes que aceptaba la excepcional invitación cursada a su persona y a su rival demócrata, Hillary Clinton, de reunirse con Peña Nieto.
Un hecho sin precedentes en plena campaña para las elecciones a la Casa Blanca, que este año serán el 8 de noviembre.
En el caso de Trump, que desde el aeropuerto se dirigió en helicóptero hasta Los Pinos, la visita llegaba cargada de resquemores por haber llamado “criminales” y “delincuentes” a los inmigrantes mexicanos en EE.UU. durante su campaña.
También por su anuncio de deportar a los once millones de inmigrantes que viven de forma ilegal en su país y su advertencia de obligar a México a pagar la construcción de un muro en la frontera común.
Tras más de una hora de reunión, Peña Nieto y Trump comparecieron con el semblante más serio de lo habitual en esta clase de visitas -actitud que se mantuvo hasta el final-, y con el anfitrión marcando el paso de inicio, formal pero directo.
Luego de expresar su “respeto absoluto” por el proceso electoral estadounidense, aclaró que en una “conversación abierta y constructiva” habló con su interlocutor sobre sus ataques y le hizo “notar” la “gran responsabilidad” que tiene de “defender al pueblo de México”.
Le hizo ver que hubo “malinterpretaciones o afirmaciones que lamentablemente habían lastimado y afectado a los mexicanos”, pero dijo estar “seguro” del “interés genuino” de Trump por “construir una relación” que dé a ambas naciones “condiciones de mayor bienestar”.
Luego destacó su “convicción de que el TLCAN (Tratado de Comercio de América del Norte, que tiene más de 20 años) le ha hecho mucho bien” a los dos países e instó a la nación vecina a “construir la ruta para modernizar” ese convenio.
Detalló que cada día cruzan la frontera común, de 3.000 kilómetros, un millón de personas y 400.000 vehículos, y el comercio transfronterizo mueve cada año 500.000 millones de dólares.
Remarcó que la emigración de personas desde México a Estados Unidos tuvo su pico hace diez años, pero a partir de entonces ha venido disminuyendo “hasta ser negativa en términos netos”.
También instó a Trump y a EE.UU. a tener “un enfoque integral” sobre la frontera “que atienda el tránsito ilegal de personas”, pero también “de drogas y armas” que están “fortaleciendo cárteles y otras organizaciones criminales que generan violencia en México”.
En su intervención, el candidato republicano aseguró tener “un gran respeto” por los “mexicano-estadounidenses” y dijo conocer a “mexicanos de primera, segunda y tercera generación que viven en la Unión Americana”, que son “gente sin reproches, extraordinarios trabajadores”.
“Compartimos intereses comunes en lo que respecta a la seguridad, prosperidad y libertad de nuestro hemisferio”, afirmó ante el mandatario mexicano, al que llamó su “amigo”.
Pero en ningún momento hubo un atisbo de ese mea culpa que tanto hubiese justificado la visita para un Peña Nieto que atraviesa una grave crisis de popularidad.
Trump apostó por desmantelar los cárteles de las drogas y frenar la migración ilegal, incluida la procedente de Centroamérica y otras regiones, que pone “en peligro” las “finanzas” y la “seguridad” de América del Norte.
Al terminar, cuando ambos se disponían a abandonar la comparecencia, planeada como un mensaje a los medios de comunicación sin preguntas, el invitado tomó la iniciativa de aceptar varias preguntas sobre el polémico muro fronterizo.
Consideró que “es necesario poner un muro para poner un alto a la inmigración ilegal y el flujo de armas y de efectivo” y apuntó que “este tiene que ser un objetivo compartido”.
“No discutimos quién va a pagar por el muro”, reveló además sobre la charla con Peña Nieto, quien terminó tomando la palabra para reiterar su discurso, preciso y prudente, pero sin escuchar la disculpa de Trump que muchos en México esperaban.
Un más enérgico presidente declaró más tarde en una entrevista para el noticiero nocturno de la cadena Televisa que la reunión con Trump obedeció a la necesidad de “enfrentar la amenaza y el riesgo que hay sobre nuestro país”.
“Es la decisión que he tomado: encarar el reto, hacerle frente a lo que puede convertirse en un riesgo y amenaza para México, y explicar por qué México es importante también, y muy importante, para Estados Unidos”, explicó.