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En 2007 alcanzó el reconocimiento nacional e internacional cuando produjo Destilando Amor, la adaptación de la cálebre telenovela colombiana Café, con aroma de mujer.
El escritor, guionista y profesor de literatura, Gerardo de la Torre, falleció la madrugada de este sábado a los 83 años de edad, informó su familia.
"Hoy regreso a este asunto porque he comprendido que no sólo el amor feliz no tiene historia, sino que no la tienen ni la alegría ni la tristeza ni la felicidad ni el odio ni nada que se mantenga invariable, sin altibajos, sin alternancias".
Al recibir el Doctorado Honoris Causa, máxima distinción que otorga la Universidad Autónoma de Sinaloa, el escritor sinaloense compartió en su discurso, que intituló El arte de narrar, cada página que escribía era un ejercicio en el que podía expresarse a sí mismo una parte de lo que es y que lo define.
Netflix se encargará de realizar la primera parte de la saga de novelas.
Con dos libros aún por escribir, es seguro que Martin incluirá variaciones de lo que se vio en la pequeña pantalla, aunque todo apunta a que Bran Stark se mantendrá como nuevo rey de Poniente.
Con estos datos es normal que haya algunas obras, tanto en papel como en la gran pantalla, que no tengan el mejor de los niveles.
Anabella Giracca, escritora, novelista, columnista y promotora de la interculturalidad guatemalteca, dijo que le teme al llanto de un niño detenido en una frontera.
Hoy me gustaría hablarte de esos 7 comienzos para tu libro que siempre debes evitar si lo que quieres es mantener enganchado a tu lector.
Edurne Portela publica nueva novela Formas de estar lejos (Galaxia Gutenberg), una historia sobre una relación tóxica en la que una mujer se ve atrapada en una espiral violenta de la que no será consciente ni tampoco las personas de su alrededor, porque "la violencia siempre produce silencio”.
De vez en cuando nos llegan libros del otro lado del charco, esta vez desde Ecuador, que nos recuerdan la rica tradición narrativa de aquel prodigioso Boom hispanoamericano, pero que también demuestran haberse sabido reinventar para no repetir las mismas fórmulas de las que los grandes maestros, como Cortázar, Rulfo, etc., se valieron en su momento. En este sentido los cuentos de Solange Rodríguez Pappe (Ecuador, 1976), como los de Mariana Enríquez o Samanta Schweblin, están impregnados de las atmósferas cortazarianas, pero también hay en ellos cierto soplo de Poe. Hay en muchas de estas piezas un gusto por el terror urbano, recreaciones de leyendas urbanas, que aúnan tradición y modernidad. Quizá sea este el mayor logro de Rodríguez Pappe: acertar a la hora de combinar esa querencia por los cuentos de miedo clásicos con ambientaciones y texturas contemporáneas. Un realismo fantástico actualizado que, además, queda reforzado por una prosa clara y despojada de sofisticados giros, que se basa en la naturalidad y logra trasmitir el relato de la forma más depurada. De hecho, algunos de los cuentos incluyen a personas que narran a su vez un cuento, vigorizando el tono de storytelling clásico pero, como decíamos, alentando por una poética de lo contemporáneo, con ambientaciones en la Lima nocturna y cotidiana y en escenarios habituales, familiares.