Susan Crowley
La literatura, como cualquier disciplina artística, se vale de ciertas tramas o argumentos para llevarnos a vivir una experiencia.
¿Cómo alejarse de una máquina que soluciona nuestras necesidades y pulsiones, que sueña y siente por nosotros? Parece menos complicado de lo que es: desconectar todos los aparatos y por un momento volver a ver lo otro, a los otros.
Con esta vuelta de tuerca “de gran astucia”, Netflix premia a sus fans que no sólo se chutan los insufribles 8 capítulos si no que además claman por una segunda temporada.
Miles de espacios en Europa y América se abren para que la masa de turistas, ansiosos por consumirlo todo, penetren en su atmósfera y experimenten lo que tanto hemos denostado, la paz, la consciencia y la vida espiritual.
El concepto “derechos de autor” sobre una obra no es tan antiguo. Apenas en el Renacimiento se puso de moda.
En los años ochenta, el machismo era un cáncer que anulaba los sueños y condicionaba la vida de la gran mayoría de las mujeres.
Bien mirado, los museos no son ese espacio aburrido y anquilosado que aparentan.
Si nos atrevemos a incursionar en los sonidos y el ruido que han aportado artistas geniales, tal vez podamos cambiar por completo nuestra forma de apreciar la música.
La primera vez que se utilizó en la música clásica fue en las óperas Werther y Manon de Massenet.
Todos hablan de sus colores, pero el arte de Rothko no trata sólo de la aparente belleza. En realidad, es también la búsqueda de luz entre capas que ocultan y revelan. Es un infinito en el que se cuelan abismos.
Jordi tiene un camión de fletes y mudanzas que ha convertido en galería. En estos días sale a competir con la enorme oferta de negocios de arte establecidos, “los espacios artísticos suelen ser cerrados.
"Después de más de un año de encierro, su único deseo es vacunarse. No lo ha pasado mal, por lo menos no contrajo el virus".
Por desgracia, las mujeres no siempre hemos sabido ser una sola fuerza porque entre nosotras nos detestamos, envidiamos y no pocas veces nos zancadilleamos.
A las artistas, académicas, teóricas, activistas, profesionistas, a todas las mujeres que han luchado para tender puentes y allanar las brechas, que siguen peleando y que recientemente han incorporado a su lenguaje y forma de relacionarse la palabra feminismo, les viviremos eternamente agradecidas.
El valor de la obra de Vanessa Springora es hacernos entrar en el universo del sufrimiento causado en una criatura, por su abusador. Una exploración que lleva al límite las ambiguas relaciones entre el arte y la ética. El consentimiento entre dos seres desiguales, dónde comienza a ser un abuso o hasta dónde una relación aceptable en la infinita diversidad de los seres humanos.
El Presidente dice que el muro colocado en el Zócalo la noche del 7 de marzo fue con la intención de proteger la protesta de las mujeres y así evitar un mal mayor. No dejo de pensar en el grupo de policías que sufrieron la violencia y no puedo más que conferirle la razón. Pero […]