Susan Crowley
Esta pequeña crónica no tiene la intención de ostentar mi estancia en Leipzig a donde llegué por motivos de trabajo; la motiva el simple deseo de compartir mi experiencia y de ser posible que la vean a través de mis ojos.
En este relato cinematográfico, no escucharemos la dulce y romántica música del compositor, salvo algún fragmento en el que se ridiculiza el Lago de los Cisnes.
Como en todo cambio habrá que hacer modificaciones y mejoras, pero habemus libro de texto gratuito con un nuevo modelo de sociedad en mente.
Warhol reconocía en Basquiat algo que nadie más supo ver. Su fragilidad, enorme sensibilidad y también su melancolía y autodestructiva expresividad. Las obras de Basquiat pueden verse en dos sentidos.
Parece decirnos que no tenemos que ser Barbie y al contrario, podemos ser tan humanas como Margot Robbie, lo cual resulta muy poco alentador para la mayoría de las mujeres.
No hay motivos para molestarse con los ojos claros, el pelo rubio y la piel blanca, lo que molesta es la falta de conciencia hacia los otros.
Las medidas de coerción limitan al visitante que deja de sentirse en un espacio amigable para convertirse en un ente observado.
«(…) él no busca convertirse en héroe de las minorías injustamente tratadas, simplemente actúa como un ser sensible, se convierte en aliado de quienes viven en las peores condiciones y les otorga una voz».
Ir a un museo es hacer consciencia de la desigualdad con la que ha operado Occidente justificando ser el portador de la cultura a los bárbaros.
La “novia del viento”, como se le conoce, vivió varios affaires más antes de encontrar a Franz Werfel, con quien pudo huir de la Europa nazi, estableciéndose en Los Ángeles. A la muerte del poeta se mudó a Nueva York consagrando su vida a reivindicar la obra y la memoria de Mahler que había sido proscrita por el antisemitismo en Austria y Alemania.
La última ocasión en que vi a Javier fue en los encuentros sobre cultura organizados por Alejandra Frausto. Antes de que AMLO ganara. Como muchos creadores, estuvo presente para defender la dignidad de los gremios dedicados al quehacer artístico y en especial a la investigación musical.
Parece que todos los que rodearon la vida de Mahler hasta el final, incluso su amada Alma, no estuvieron a la altura del gran artista. Sucumbieron a la presión y al morbo de escuchar lo que Mahler hubiera hecho con la Décima.
En Mahler no hay promesas ni ofrecimientos vanos, es demasiado lúcido y agudo como para vendernos ilusiones que nos reconforten. Sin embargo, hay una afirmación de la voluntad humana que nos sobrecoge y nos muestra el talento de un ser como el compositor.
Susana estará siempre, eternamente en esos intercambios que parecían agotar todos los temas pero que dejaron muchos sin concluir. Hoy es Schubert y su maravillosa obra; hace apenas una semana era Beethoven y un poco antes Mozart.
«La noche de despedida, en el auditorio, todos los que estábamos ahí, sabíamos que también era un final».
Egipto antiguo creó un mundo dedicado al arte con monumentos masivos que aún resultan asombrosos.