Susan Crowley
“Han pasado 35 años de la caída del muro, solo 35, y ya casi no quedan restos salvo uno que otro donde los turistas corren a tomarse la selfi”.
“Mujeres que lucen espectaculares hay muchas, no sé si son más felices, pero pareciera que esta no es la cuestión cuando empiezan desde los tempranos treinta a inyectarse el rostro y el cuerpo”.
“Han pasado años y el Pompidou festeja a esta banda de locos. Pone en pausa la agenda de hoy: dar voz a los giros artísticos que están mucho más preocupados por la realidad dolorosa, injusta, desigual del mundo”.
“Atrevidas universitarias, científicas, filósofas, médicas, ingenieras, etc. también son soldadas, como las que vimos custodiando a nuestra presidenta, son bomberas y son policías y muchas otras expertas profesionales”.
“A pesar de que la exigencia de perdón de México a España se ha considerado como nacionalista y trasnochada, es todo lo contrario”.
El mundo ha cambiado. Como lo expresara Kierkegaard, lo más profundo del ser humano es lo que toca nuestra esencia y pulsiones. El artista vive en una religión llamada arte y en el acto permanente de amor con el misterio de la creación.
“La Viena imperial, la vieja emperatriz, a pesar de su caída se sostiene como la sabia de la que todos deberíamos aprender”.
Más allá de las hegemonías, participan los países emergentes y las naciones recién independizadas, que están encontrando en la Bienal el sitio idóneo para expresarse. No se trata de salidas fáciles o retóricas, en sus reflexiones encontraremos propuestas que, sin mayor presupuesto, recurren al talento para exponer.
Me pregunto ¿qué pasaría si en sitios como Venecia una de las restricciones fuera que los turistas dejen el celular y vivan siquiera un capítulo o una escena de Mann o Visconti. Creo que es pedirles algo imposible. Sería, literal, muerte en Venecia.
Por más que lo intenten, no ha existido aún el artista que logre abarcar por completo la experiencia vivida. Hasta al más grande genio se le escapa algo. Y de eso se trata el arte, de exprimir los sentidos y arrojarlos en la hoja, en el lienzo o en una partitura.
Fama, éxito, fracaso, se miden a partir de la última función en la que una vez más se pone a prueba la voz. Puede haber trayectorias impecables, pero solo se recuerdan, la noche del triunfo en la que el público ovacionó de pie y la del fracaso en la que la diva fue abucheada.
El trabajo desarrollado por ellas ha traído beneficio económico a la comunidad, además les ha devuelto la confianza y la seguridad; sentirse valiosas y no solo eso, al trabajar en la zona han recuperado su herencia y sienten el orgullo de la pertenencia, agradecen y reconocen como propio el legado del pasado.
“No es poca cosa cuando se piensa en el tamaño de la responsabilidad como titular de una convulsa secretaría Los recursos serán limitados”.
“Cuatro minuto y medio más tres segundos. La obra sigue creando abismos de angustia. Sus no escuchas se preguntarán, ¿qué clase de pianista es este? Se le paga para tocar ¿no?”.
Hoy, el futuro de México se juega en términos de educación, llevamos años tratando de parchar un sistema que parece creado para homogeneizar las capacidades y obsesionado con una visión material del éxito. Ha sido ineficaz e injusto.
La música es un arte capaz de curar el alma, gracias a ella se puede reconstruir el tejido social, rehabilitar las fisuras generadas aún en el seno materno, la orfandad, las carencias, los traumas acontecidos en la infancia. En manos de un niño la música se convierte en un instrumento de crecimiento y una verdadera oferta de esperanza.