Rubén Martín
Desde pequeños actos, como instalar un antimonumento o renombrar una glorieta, se lucha y se combate el discurso y la narrativa estatal y hegemónica y con ello, se resiste contra las violencias estales y se impulsa el cambio del orden dominante.
A 20 años de la invasión, el mundo no es más seguro, ni hay menos amenazas terroristas, pero los efectos de la guerra la siguen padeciendo la población iraquí que cambió un régimen dictatorial por un oligopolio de partidos, y una clase política corrupta y criminal.
Es tiempo ya que lo hagan y que sustituyan la actual ley de carácter privatizador y que considera al agua como una mercancía antes que como un bien y un derecho público.
A escala nacional, la dura represión contra estudiantes y jóvenes motivo a miles de ellos a considerar que la opciones de cambio de la sociedad a través del sistema político estaban cerradas, por lo que decidieron crear organizaciones políticas antisistémicas que lucharan contra el Estado, incluso con las armas.
Las denuncias que se presentaron desde hace años en contra del personaje que ahora permanece preso en una prisión de Estados Unidos es un fiel retrato de la impunidad que asola a México.
“(…) la masacre de militares contra estos jóvenes en Nuevo Laredo es muy grave porque revela, en un solo caso, todos los efectos perversos que deja la militarización de la seguridad pública del país”.
A 44 años del triunfo de la revolución, el sandinismo se ha convertido en todo contra lo que lucharon. Ahora lo que impera en Nicaragua es una contrarrevolución, un Gobierno de mano dura que persigue y reprime a sus opositores.
En su afán de colocarse como aspirante presidencial, el Gobernador Enrique Alfaro deliberadamente ha pretendido minimizar, o esconder la crisis por desaparición de personas que se vive en Jalisco.
El texto original contenía 136 artículos y quince transitorios y su extensión era de 21 mil 382 palabras; a más de un siglo, poco queda del texto original que se ha modificado en 764 ocasiones y tiene ahora 145 mil 505 palabras, 580 por ciento más que el texto original.
¿Quién quiere enterarse de esos horrores, de esas atrocidades? Nadie quisiera estas noticias diarias en su comunidad, en su ciudad. Pero esto es lo que tenemos cotidianamente en el país.
La clave de todo es que para conocer la verdad y ofrece justicia a las víctimas del caso Ayotzinapa se tiene qué tocar a los militares y obligarlos a que compartan información. ¿Se atreverá López y el Gobierno de la Cuarta Transformación a hacerlo? No lo hará.
El cambio no vendrá de Davos ni de los palacios estatales, sino de las luchas y protestas sociales desde abajo.
Para Anahí Duran, socióloga y exministra de la Mujer durante unos meses en el Gobierno de Castillo, la actual insurgencia social en Perú ya logró el mérito de abrir el camino hacia un nuevo constituyente.
Son relatos de escenas de violencia que se escuchan en otros países donde abiertamente se vive una guerra entre naciones, una guerra civil o invasiones. Pero ocurre aquí mismo en el México de nuestros días.
“El Gobierno federal que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció únicamente trece asesinatos de periodistas, pues en otros casos los ataques ocurrieron contra personas que no estaban ejerciendo este oficio, según su explicación”.
“La masacre de Acteal marcó un punto de inflexión en la guerra en Chiapas, pues desnudó la estrategia contrainsurgente del Estado mexicano”.