Carlos A. Pérez Ricart
Ahora que terminaron por cerrársele las puertas en Morena, Porfirio busca nuevo reacomodo. Todo hay que decirlo; su técnica le ha permitido casi siempre caer parado.
“La respuesta a la demanda por parte de las empresas y hecha pública el lunes pasado confirmó dos cosas: aunque el camino es cuesta arriba, una victoria mexicana no es inverosímil. Aquí David le puede ganar a Goliat —aunque necesitará más que una honda y una piedra para ello”.
“Si el plan es generar una crisis de gobernanza en la institución, el Gobierno federal va por el camino correcto. Si, por el contrario, se pretende abrir un debate amplio sobre el papel del CIDE —y otros centros públicos de investigación— en el México contemporáneo, es necesario rectificar; no hacerlo es conducir al caos”.
“Admitiendo la tensión y la complejidad del cuadro político, no puede aceptarse que la Cancillería de México siga sin condenar, así sea mínimamente, el estado de las cosas en Nicaragua”.
“El fentanilo es, desde hace ya un par de años, la droga que mayor preocupación genera a los gobiernos de México y Estados Unidos. En nada se parece a otras drogas. Mata mucho —mucho más— que cualquier otra que conozcamos. Es ya, en México y en Estados Unidos, un asunto de emergencia nacional”.
En materia de seguridad, nunca como ahora habíamos estado tan bombardeados de interpretaciones convenientes y fuera de contexto, de informes, encuestas y reportes.
“En el gobierno de la Ciudad de México se están haciendo las cosas bien en materia de seguridad pública. Decirlo no debería ser delito ni prueba de falta de independencia”.
“Ya veremos, en el plan detallado que se presentará a finales de este año —en la asignación de pesos y centavos a cada proyecto— la diferencia real entre Iniciativa Mérida y Entendimiento Bicentenario”.
Ahora llegan las exigencias públicas de Milgram y es inevitable leerlas como evidencia de que las relaciones entre la DEA y el Gobierno de México están en su punto más bajo en casi treinta años.
Hay quienes ven en las acciones del fiscal el espejo de la voluntad del presidente. No comparto esa lectura.
La Celac de hoy nada tiene que ver con la que imaginaron sus líderes hace una década.
Lejos de entender el descontento social, Daniel Ortega dobló su apuesta.
A las seis y media de la tarde del 10 de noviembre, la Fuerza Aérea mexicana tenía ya lista una aeronave para volar a Bolivia.
Se sabe: La suerte y los buenos negocios no duran para siempre.
“Que no quepa la menor duda: el mayor generador de violencia criminal en México no es el mercado de drogas, sino el de armas en Estados Unidos”.