Óscar de la Borbolla
Mi historia y mi patrimonio poco tienen que ver con este mundo.
"El capitán Kijano, quizá como nadie, estuvo a la altura de su propia leyenda. Por su culpa el vasto mar se volvió intransitable. La sola mención de su nombre embravecía el oleaje en los puertos y la madera de los muelles se podría cuando se colgaba de los postes los carteles en que figuraba el retrato del pirata y el exorbitante monto que se ofrecía por su captura".
Dios se acercó a la mesa y dijo unas palabras; los escritores como cualquier grupo con régimen de castas se cerraron ignorándolo.
Los hombres del dinero no gastaban uniforme; sus trajes eran creaciones exclusivas, al igual que sus anillos, sus relojes, sus corbatas y sus sombreros.
Mientras los centauros buscaban una explicación, Moisés se reía y se frotaba las manos en su tienda.
¿Cómo pasar la mano de la piel de una cintura tibia a las escamas frías de unas caderas sin sentir repugnancia, sin percatarse de los mal zurcidas que están las dos partes, sin notar la cicatriz queloide que las une?
"No se puede cruzar indemne un mundo que de pronto nos obligó a frenar nuestra normalidad".
El mundo es contemplado a través de algún momentáneo estado de ánimo: pasamos de la visión tétrica a la que nos encara la tristeza, a la visión radiante que puede producir en nosotros la sonrisa de una persona que nos gusta.
Cuando nuestra idea de las cosas es diferente, entonces, desde otra cárcel (la nuestra) vemos al adulto tan transparente como a un niño, y nos resultan pueriles su dolor y su tragedia.
Hay muchas otras habitaciones aquí adentro, pero están reservadas a otros visitantes; suelen ser peligrosas.
"La muerte pone de manifiesto la reverenda ridiculez de la fama, del renombre y no solo, sino también, la insignificancia absoluta de las cosas que poseemos, de las que hemos hecho, de lo que hemos alcanzado".
Hoy regreso a la maravilla que me produce el universo matemático.
Guardo la memoria de mis primeros tiempos, de la lenta, lentísima, semana reglamentaria que debía aguardar para que se coronaran mis propósitos.
Creo que tendré que encariñarme con mi sueño, tal y como lo he hecho con mi vida.