Martín Moreno-Durán
Ser periodista es ser riguroso, duro en ocasiones, pero no agresivo ni ruin.
Ricardo Monreal ganó fácilmente la Cuauhtémoc, por más de diez puntos de diferencia. Le había cumplido a AMLO. Le entregó a Morena la delegación más pequeña de la ciudad de México, pero la más fuerte en el aspecto financiero. La de mayor fortaleza económica. El corazón capitalino. La joya de la corona.
A golpe de votos, los ciudadanos le pusieron –como a los caballos– una brida al Presidente para frenarlo en su desbocado presidencialismo que amenazaba con seguir violando y cambiando, en prejuicio de millones de mexicanos, la Constitución.
Si gana Morena, Andrés Manuel López Obrador buscará no la reelección formal, sino extender su mandato presidencial durante dos o tres años más.
Porque han generado que haya siete millones de desempleados durante la 4T.
“Va por México” es una coalición de partidos aliados para contender en contra del partido en el Gobierno.
El PRI de la actualidad ya no es el mismo de décadas pasadas. Ni de lejos. Ha sido debilitado por el voto ciudadano ante los malos gobiernos y, por tanto, a golpe de votos, se le ha restado fuerza político-electoral.
¿Se atreverá López Obrador y su Gobierno a proceder penalmente en contra de Marcelo Ebrard y de Claudia Sheinbaum por sus omisiones, responsabilidades y negligencias en la tragedia de la noche del lunes 3 de mayo de 2021 en la estación Olivos del Metro de la Ciudad de México?
Cecilia Calderón Ortega, quien se ostenta como abogada de la familia del menor de 15 años de edad que acusa al diputado de Morena, Saúl Huerta, de abuso sexual en un hotel, no es abogada. Carece de la Cédula correspondiente. Está ejerciendo funciones que no le corresponden legalmente y, por tanto, cometiendo un posible delito.
¿Alguna duda sobre hacia dónde nos quiere llevar AMLO, poniendo como adalid democrático a un Evo Morales que en 2017 pretendió beneficiarse con una “reelección presidencial indefinida”?
Sí, la antidemocracia de Morena impulsada desde el Senado por órdenes de López Obrador para alargar la presidencia del Ministro Arturo Zaldívar al frente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), es un acto aberrante que jamás – ni priistas ni panistas- habían intentado siquiera durante las últimas décadas, ni a nivel Ejecutivo ni a nivel Poder Legislativo.
La democracia mexicana está bajo amenaza. En riesgo mayor.
Y si desde noviembre de 2018 (entrevista con Carmen Aristegui), ya como Presidente electo, López Obrador definió el término “fifí” como “un junior de nuestro tiempo, un conservador”, pues entonces, esa condición le cae como anillo al dedo a su hijo José Ramón López Beltrán, quien reúne todas las características de ser considerado “fifí”.
La credibilidad de López Obrador observa también una importante caída en los últimos cuatro meses: el 53 por ciento de la población “le cree poco”, y el 31 por ciento “no le cree nada”.
El desempleo, como nunca: de siete millones pasamos – entre octubre, noviembre y diciembre pasados-, a casi ocho millones sin empleo. Además, 30 millones de mexicanos son trabajadores informales que no saben si hoy ganarán pesos suficientes para alimentar a sus familias.
La furia en Palacio Nacional contra un Juez independiente ha exhibido el talante autoritario del Presidente.