María Rivera
Desde que Felipe Calderón declaró la guerra contra el narcotráfico en 2007, y tras poco más de una década de brutal violencia y más de doscientos mil muertos y decenas de miles de desaparecidos, México ha transitado por estados sociales que van, desde la negación de la naturaleza de los acontecimientos violentos, hasta su normalización […]
La cantidad de frentes que el Gobierno abre diariamente ha convertido la vida pública en una guerra, sin fin, entre “adversarios” del Presidente y sus seguidores.
El lenguaje es el asunto, venía pensando de regreso de la fiesta en la carretera. El lenguaje le da forma al mundo, el lenguaje crea identidades y el lenguaje puede destruirlas, el lenguaje crea la realidad, la encubre, como los edificios al cielo o las sombras que se elevan, últimamente, en una caverna que parece cada vez más familiar.
¿Quién es “el pueblo”? ¿quién no es “el pueblo”? ¿quién es “pueblo bueno”? ¿quiénes “los ciudadanos”? ¿los artistas son “pueblo que no existe” o “pueblo bueno”?
Asistimos a la reanimación cardiopulmonar de la cultura cortesana priista en todo su esplendor por si pensábamos que caminábamos en sentido contrario, enunciada sin rubor alguno.
Y es que, si el Presidente pudo decretar “el fin del neoliberalismo”, supongo que ellos pueden decretar novedosos significados de las palabras “igualdad”, “inclusión”, “cultura” ¿Importa? ¿Sirven de algo las palabras? ¿sirve de algo la literatura? ¿sirven, a quién sirven? Ah, las palabras.
. Sí, sabíamos también que Morena no era, como tal, la izquierda, pero era la izquierda que teníamos y, sobre todo, no era la derecha que gobernó este país desde el año 2000 con diferentes siglas.