María Rivera
La exhibición, inolvidable e ignominiosa, es también desoladora porque no deja lugar a dudas de que los intelectuales de este gobierno, como en el pasado, carecen de escrúpulos morales.
Hace diez años, sucedieron en nuestro país algunas de las más grandes atrocidades de la llamada guerra contra el narcotráfico.
Hace quince días, querido lector, le dediqué esta columna a la indebida aplicación de la vacuna de Pfizer en la Alcaldía Cuauhtémoc, para el grupo de personas de 50 a 59 años, llevada a cabo la segunda semana de mayo.
Hace tres años voté por Morena, querido lector. Voté por la izquierda, como he votado desde que empecé a votar a los 18 años. Este año, sin embargo, y por primera vez, no voté por la izquierda partidista.
Mi alegría por haber recibido la primera dosis del biológico de Pfizer, se ha esfumado, sin embargo. En su lugar, no hay sino desasosiego, enojo y sospecha.
La pandemia nos hundió en un bache de incapacidad, esto ya lo sabemos.
Al presidente le urgía, ya desde antes de que la epidemia llegara a México, que terminara. Por eso la subestimó, minimizó e ignoró.
Somos los que sobrevivimos, llegamos incompletos, familias que perdieron un padre, un hermano, un hijo, pero ahí estamos, formados, con nuestra credencial y nuestro expediente de vacunación.
La Ciudad de México está de luto, de manera redoblada, querido lector. Como si no fuera ya suficiente con la terrible epidemia, ahora pone sus banderas a media asta por la caída de vagones del metro.
La hora en que los pájaros vuelan en parvadas rumbo a sus nidos, inundan el cielo.
Conforme pasan los días y uno escucha el ruido electoral subir de tono, mira como los argumentos se convierten en estridencia machacona, en exageraciones casi delirantes, gritos histéricos, o francas condescendencias, más rápido quisiera una que pasara ya junio (o incluso, el sexenio).
En estos días, varios familiares recibieron la segunda dosis de la vacuna contra COVID-19.
Este marzo se cumplen diez años de que se formó el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, tras el asesinato del hijo del poeta Javier Sicilia, en Morelos.