Sandra Lorenzano
¿Qué hacemos, entonces, con las ruinas? Reparamos, suturamos, zurcimos. Ponemos el cuerpo.
“Recordarlos hoy es celebrar su vida, su obra, su compromiso, su creatividad, su capacidad crítica, su postura ética”.
“Pareciera que la intolerancia, la violencia y la censura han sido una constante a lo largo de la historia: que la gente no lea, no escriba, no piense”.
¿Saben qué es lo más conmovedor del Queer Britain? Escuchar los testimonios emocionados de quienes visitan el museo. Escuchar a gays, lesbianas, personas trans, no binaries y + decir que por primera vez sienten que pueden ver su propia historia.
“Si la Historia, con mayúsculas, ha sido siempre la narrativa de los ganadores, la otra historia es la de la discontinuidad, la de los momentos de ruptura”.
¿Qué es verdad y qué es ficción en Samovar? La autora no se cansa de decir “todo es absolutamente verdad” , a la vez que nos hace un guiño sabiendo que la literatura construye mundos en que ambos elementos se trenzan, se entrecruzan, se enriquecen, crecen en tensión y en diálogo, como lo hacen las voces de esas tres mujeres que conviven, ya para siempre, como cómplices amorosas en un departamento de la Condesa.
“Las criaturas de Puig se debaten entonces entre una existencia mediocre, convencional, y el afán de cumplir con esos imperativos categóricos que el melodrama nos transmite”.
“En este país en que las cifras oficiales hablan de más de 105 mil personas desaparecidas, de más de 11 feminicidios al día; en este país que es ya “’un fulgor de sangre’”.
Ahora que Argentina 1985 -que recibiera hace unos días el Globo de Oro a mejor película de habla no inglesa- ha recuperado la historia de los juicios a las cúpulas militares, la sociedad toda ha vuelto a recordar y a conmocionarse con esas 30 mil ausencias que nos acompañan cada día.
“Como es imposible que alguien haya leído toooodo lo publicado durante los doce meses anteriores, las listas suelen decir muchas veces más sobre quien escribe o sobre el mercado literario que sobre el verdadero estado de la literatura”.
“Las islas son sitios mágicos, qué duda cabe. No olvidemos que “Utopía”, aquel espacio perfecto a decir de Tomás Moro, era una isla”.
Me gustaría pensar en presente en Saramago, en Puig y ni se diga en Chavela. Me gustaría imaginar que cualquier noche de éstas nos podemos juntar en el Tenampa o en aquella casa de Cuernavaca o ¿por qué no? en la Selva Lacandona, acompañados por las y los zapatistas, esos hombres y mujeres que hicieron que Saramago se enamorara de este país, se enamorara de su gente, de su capacidad de lucha, de su capacidad de resistencia y resiliencia, se enamorara de la creatividad de aquella Revolución sin armas.
“Memoria y silencio que han sido y son también silenciamiento, brutal borramiento de saberes antiguos. Y sin embargo allí están, allí siguen. Y somos muchas las mujeres cada vez más dispuestas a escucharlos, a retomarlos, a valorarlos”.
Así mi lectura de tu hermoso libro cuyas páginas están ya en mi íntima maleta de los afectos.
Qué país es éste donde las madres y los padres tienen que organizarse para salir a buscar fosas clandestinas con la esperanza de que allí, en alguna de ellas, esté el cuerpo de su hija o de su hijo.