Sandra Lorenzano
"Me transformo en quien toma esa mano tendida, para recordar las canciones de cuna que alguna vez guiaron mi sueño".
"Cuando nacieron mis hermanos menores, me sumé al festejo vistiéndome de Santa Claus".
"Como parte de sus objetivos, la exposición se propone invitar al público a reflexionar sobre los procesos de migración y la construcción de identidades".
"El silencio puede ser leído también como un silencio herido".
"La poesía desafiaba la amenaza de los verdugos: les pemitía no volverse locas en medio del horror".
"Me pregunto si es quizás la esperanza lo que surge al recomponer esos fragmentos".
"Consuelo y desconsuelo, amor y erotismo, fertilidad y nostalgia, se convierten en estaciones de un conmovedor viaje".
"El silencio y el orden le son imprescindibles para no naufragar en su propia memoria".
"Las historias propias y ajenas que se van cruzando en el relato construyen una conmovedora red de recuerdos, dolores y solidaridades".
Allí están, Simone y Rocco (encarnados por Renato Salvatori y Alain Delon) como una suerte de Caín y Abel de la posguerra, enfrentados por una mujer, Nadia (Annie Girardot), la María Magdalena de la historia.
Dicen los estudios que solemos vincular al agua nuestros recuerdos más felices, que mirándola, o sumergiéndonos en ella algo se activa dentro nuestro. Mi a-islamiento se vuelve entonces íntima celebración de paz, de luz, de alegría.
Fina García Marruz compartió lecturas y conversaciones con su esposo, Cintio Vitier, con Eliseo Diego -quien se casara con Bella García Marruz-, con Gastón Baquero, con Virgilio Piñera, con María Zambrano, siempre enamorada de Cuba, y con Wilfredo Lam y René Portocarrero por el lado de las artes visuales.
Él y yo nos saludamos cada mañana casi como hermanos, sabiendo que el otro sabe exactamente cómo nos sentimos: el pacto está sellado para siempre.
En esta isla lo recuerdan con cariño y admiración. Y yo, como tantas veces, siento saudades de una época que no viví, y, como si tuviera seis o siete años, le pido a mi padre que vuelva a contarme la historia.
No es una renuncia al mundo, ni a nuestra responsabilidad ética frente a él, es sólo un modo de recordar que aún podemos conmovernos, abrazarnos en torno a una metáfora, a una imagen, es un modo de recordar(nos) que todavía tenemos algo de humanos.
"Y voy a permitirme un cambio, porque en el poema aparece el año 2005, pero yo voy a decir 2024 porque estamos viendo que hoy ocurre en el mundo lo mismo que ocurría en la España democrática que sufrió el golpe de Estado de 1936.”