Lorena Amkie
El caso de las cazadoras de fantasmas ha sido más sonado, y es que el director fue muy arriesgado: cuatro mujeres normales (no Barbies), que se dedican a cazar fantasmas (no pretendientes), una de ellas lesbiana (“o sea, nada para mí”), que tienen un secretario bello y tonto (como tantas secretarias que hemos visto en los medios a lo largo de las décadas) y cuyo interés principal es, bueno, cazar fantasmas.
Cuando me topé con una copia idéntica de mi primera novela a la venta por un tercio de su precio en un puesto de revistas, me sentí halagada. “Si te piratean, es que ya eres importante”
Comprender que NO TODA LA LITERATURA INFANTIL ES DIDÁCTICA. Lo didáctico es el mundo.
La posibilidad de tener en el cargo de Hombre Más Poderoso Del Mundo a un payaso anaranjado y sobrebronceado del que nos hemos burlado por meses, ahora es muy real.
La Mujer Cucaracha fue así denominada por ser la única especie de características humanoides que sobrevivió a la crisis nuclear del año 7978 de nuestro ciclo Acaladiano.
Sólo entonces se me ocurrió que él podía temerme a mí, igual que yo a él. Que venía, a la par que yo, preguntándose porqué estaba yo ahí, si lo estaba siguiendo, qué quería.
Si usted, lector, probara a ser mujer por un día y se viera a sí mismo con sus ojos de varón, ¿se invitaría a salir? ¿Sí? ¿No? Y usted, lectora, ¿cuánto papel de baño se metería en los calzones para sentirse masculino?
Semana con semana podría llenar páginas denunciando la misoginia, el machismo y la falta de oportunidades para las mujeres, pero hay una realidad ineludible: no ha habido ninguna mejor época para ser mujer, que ésta.
Seguimos viviendo en un mundo de hombres, muchos de los cuales se niegan a aceptar que la cultura de violación es una realidad y que las mentes y los cuerpos de las mujeres, sus traumas físicos y psicológicos, sus futuros, valen menos que el desprestigio que los perpetradores puedan enfrentar por sus “veinte minutos de acción”. O dos horas o cinco años.
Jian Zhicheng era unos años más joven que yo. Estudió, ella sí, veterinaria. Yo lo pensé pero fui cobarde. Imaginé que, como los médicos, tendría mi propio cadáver de perro que estaría en la plancha de metal con la barriga expuesta y las patas abiertas para siempre. No para siempre: hasta que dejara de ser […]
Esta es la ficción, el cuestionamiento en su forma literaria, pero si tuviera el botón a mi alcance, ¿lo presionaría? Me lo preguntaré cada semana aquí, con ustedes. Bienvenidos sean sus héroes cotidianos, sus pequeñas tragedias y las respuestas rotundas que tengan a esta pregunta. Convenzámonos mutuamente de presionar, de no presionar, de seguir cuestionando, […]
Murió el tío Jorge, que era el tío del que hablan las canciones, el que usaba una boina para imaginar que andaba por ahí del brazo de una rusa treinta años más joven, por las calles del Barrio Latino de París.
Fue una pesadilla. Cuando me veía al espejo, mi tatuaje nuevo, el que representa a los perros que han llegado, a los que se han ido y a los que todavía extraño, había desaparecido.
Si las madres mexicanas, musas de todos los insultos y merecedoras de todas las mentadas, son las que inculcan el machismo y además de todo se embarazan solitas, yo me pregunto ¿dónde están los padres en esta ecuación? ¿Ellos no son responsables de nada? Y nosotros, los hijos, ¿hasta cuándo vamos a echarle la culpa a los que vinieron antes de nosotros y dejarles la responsabilidad a los que vendrán después?
Cuando despierte y truene y despierte a los demás, tal vez entenderemos que encontramos al fuego y que lo que debemos temer es que él nos encuentre a nosotros y nos arrase y que seamos Pompeya.
Imaginaba algo interesante, algo que pudiera usar para contar una historia.