Jorge Zepeda Patterson
A diferencia de Peña Nieto o Felipe Calderón, AMLO no requiere un hombre fuerte que opere o hable en su nombre desde la Oficina de la Presidencia, él se basta.
El estilo personal de López Obrador, provocador y confrontador, es en parte responsable de este México bipolar.
Con López-Gatell o sin él, nuestro país era el escenario para una tormenta perfecta en esta pandemia.
En México solo uno de los polos tiene una expresión electoral: Morena, el partido del México de los desfavorecidos. Mientras eso siga así, López Obrador no tiene de que preocuparse.
Hay mucho que reconstruir tras el sismo llamado Trump.
Se dice que López Obrador vive en su propia burbuja. En tal caso su burbuja incluiría la mayor parte del territorio, que recorre incesantemente desde hace décadas y prácticamente todas las semanas del año
Con López Obrador o sin él, la pandemia o la crisis económica nos habría golpeado con una intensidad brutal. B
Lo detención de Cienfuegos despierta muchas preguntas, todas las posibles respuestas son para quitar el sueño.
Esta historia apenas comienza y, esa sí, no se parece nada a la priista.
El problema es que en nuestro país las leyes no escritas siempre se han impuesto a las leyes escritas.
Lo dicho, el balance final tendrá que esperar al desenlace de la pandemia; mientras tanto, seguir operando con recursos escasos e información parcial. Demasiado poco para crucificar o glorificar a una autoridad.
Una consulta popular sobre la posibilidad de un juicio a los expresidente puede no tener un sentido jurídico, pero tiene una lógica política impecable: genera el entusiasmo de aquellos que a lo largo de los sexenios percibieron la manera en que se gobernó a favor de los de arriba, lo cual no es poca cosa.
El problema con este litigio de carácter mediático es que la información termina siendo la primera víctima. Entre epítetos y críticas cuesta trabajo enterarse de lo que realmente está pasando.
Los colores se reducen al blanco y negro y el mundo se empobrece cuando las opiniones ajenas solo pueden calificarse como amigas o enemigas, y únicamente existen incondicionales o traidores.
Uno tendría que asumir que con estos parientes y colaboradores, el Presidente no necesitaría enemigos.
Tengo la impresión de que de un tiempo acá, Carlos Slim parece estar más interesado en su imagen, en su legado, en su responsabilidad frente a la situación del país sabiéndose señalado, que en acrecentar su fortuna a cualquier costo.