Jorge Zepeda Patterson
AMLO, más que nadie, tendría que pensárselo dos veces antes de recurrir al “haiga sido como haiga sido” con el que fue derrotado en 2006.
Resulta lógico que la vacunación se reciba como la bendición mágica que por encanto disipa la pesadilla bajo la que hemos vivido tantos meses. Y tampoco es extraño que deparemos un sentido agradecimiento para esos personajes que en un instante nos han quitado ese peso de encima.
La Casa Blanca necesita que su vecino del sur no abra las compuertas a los flujos migratorios procedentes de Centroamérica.
El hecho de que el Presidente haya preferido asumir la factura política, a pesar de todo, confirma a juicio de muchos su incapacidad para entender la causa de las mujeres o de plano su falta de sensibilidad al respecto.
El ocho de marzo podría ser un antes y un después en la historia de este sexenio. La rabia de las mujeres es legítima y como toda rabia pasará facturas. Por imprudencia o tozudez AMLO escogió ser quien las pague.
Me preocupa que el Presidente gaste tanto tiempo, energía y preocupaciones en debatir todos los días con columnistas e intelectuales, sean orgánicos o no, cuando hay tanto por hacer y tan poco tiempo
Los motivos de AMLO pueden ser razonables y congruentes con sus objetivos y no tengo duda de la buena intención de todos ellos. Pero cada vez enfrenta más dificultades para convencer a muchos mexicanos de las bondades de la transformación que tanto anhela y ciertamente lo de Macedonio no ayuda.
Es evidente que el mundo necesita de las vacunas para no repetir el apocalíptico 2020.
Es una lástima que la revolución moral que intenta realizar López Obrador en la administración pública pase a segundo plano cuando la realpolitik se impone sobre la ética.
E gobierno nos pide no hacer nada, salvo esperar una llamada. Un esquema de organización que no solo parece irresponsable en una pandemia en la que el tiempo literalmente es un asunto de vida o muerte.
La campaña de vacunación ofrecería a las autoridades mexicanas una posibilidad de redención frente a las muchas críticas que ha desatado el manejo de la epidemia.
La decisión de las autoridades electorales para suspender la difusión de la conferencia de prensa diaria que ofrece la presidencia, la llamada Mañanera, durante dos meses en las próximas elecciones, se ha convertido en el nuevo escenario de batalla.
No se puede permitir que una corporación, el dueño de Facebook o de Twitter decidan a quién sí y a quién no darle la posibilidad de comunicarse, dijo Andrés Manuel López Obrador el viernes pasado, horas después de que ambas plataformas decidieron bloquear la cuenta de Donald Trump. En cualquier otro momento, la frase habría sido polémica, desde luego, pero dicho por el presidente provoca muchas otras lecturas en esta coyuntura, en la que multitud de fuerzas intentan evitar que Trump siga provocando destrozos en su escabrosa salida de la Casa Blanca.
Con el antecedente de que la corriente lopezobradorista había propiciado en la Ciudad de México una apertura significativa en los derechos de la mujer en los últimos lustros, muchos consideraron que la conquista del poder federal propiciaría un cambio significativo a nivel nacional; pero en los primeros dos años de Gobierno la 4T prácticamente ignoró el tema.
Algo sabe el Presidente del empresario que quizá lo legitima y nosotros desconocemos. Y desde luego, también cabe la pregunta, ¿algo sabe el empresario del Presidente que los demás no sabemos?
Lejos de disciplinarse, Felipe y Margarita volvieron a optar por poner al calderonismo por encima del panismo.