Jorge Javier Romero Vadillo
¿Cómo es posible que la mayoría de los ministros considere que no hay invasión de esferas legislativas cuando el acuerdo le traslada a la milicia facultades reservadas por la Constitución a la Guardia Nacional sin ningún fundamento legal?
Aunque cotidianamente el Presidente insista en que las cosas ya no son como antes, que ya se acabó la corrupción porque él es honesto, el sistema de botín que ha caracterizado a la historia estatal mexicana se mantendrá intacto.
Por supuesto que todavía el Presidente le puede hacer mucho daño a la institucionalidad electoral y puede debilitar la capacidad de contención del INE y del Tribunal en caso de un ataque desde el poder a la imparcialidad de los comicios, pero por lo pronto, por primera vez en lo que va de su mandato, una movilización ciudadana le ha roto el saque, para usar una metáfora deportiva.
Esa es la ruta que ha tomado el Gobierno de López Obrador. Su iniciativa de Reforma Electoral tiene todas las características de un golpe contra la democracia disfrazado de democracia auténtica, directa, antielitista.
López Obrador está dispuesto a todo para ser él quien defina la sucesión y en eso sí que se emparienta con los presidentes de la época clásica del PRI.
De prosperar la iniciativa de Reforma Electoral, que ominosamente parece contar ya con la aquiescencia de una parte del PRI, se confirmaría la existencia de un proyecto de deformación de la democracia para construir una representación personalizada de la voluntad general.
Los generales envalentonados son algo inaceptable en una democracia constitucional.
"La ignominiosa reforma aprobada el martes en el Senado se hizo para dejar impune la violación sistemática a la Constitución que sin pudor alguno han cometido los mandos militares".
"En cambio, en México la mayor parte de nuestra historia el gobierno ha sido de carácter monárquico, a pesar de vestirse con ropajes republicanos".
"Hoy buena parte de los políticos, desde el Presidente de la República mismo, parecen aceptar como irremediable al Ejército y a la Marina como socios indispensables para la gobernabilidad".
Sin embargo, la lección del 4 de septiembre debe ser aprendida por el maximalismo de izquierda: la vía del cambio social es la reforma incremental consensuada.
Gorbachov intentó detener el naufragio con un proceso de apertura ideológica, la glásnost.
¿Qué es el Estado y por qué está funcionando tan mal en México?
Es así como López Obrador no podía encontrar mejor relevo para la inefable Delfina que Leticia Ramírez.
Porque por más que el Presidente se llene la boca con su cansina cantaleta de que no son iguales, que ya no hay matanzas y de que las cosas ya cambiaron, la realidad es que llevamos 15 años de política de seguridad fallida dirigida por los militares.
Y así, como borregos, han tratado los políticos mexicanos a las personas que viven en la precariedad y requieren de su intermediación para conseguir un servicio público, una ayuda gubernamental o un crédito agrícola.