Jorge Javier Romero Vadillo
La nueva coalición con pretensiones hegemónicas lleva al extremo el abuso de las reglas diseñadas para proteger al PRI, para mostrarnos a diario lo distintos que son del viejo régimen.
Si bien la reforma judicial ha sido incompleta, es innegable que el Poder Judicial Federal ha ganado en autonomía, imparcialidad y profesionalismo.
La ley aprobada implicaría, para su aplicación, de un aparato estatal inexistente en México. Así, la mayor parte del mercado seguirá funcionando como hasta ahora, en la clandestinidad.
Durante mucho tiempo creímos que el régimen del PRI se sustentaba solo en la manipulación electoral y que la corrupción era un problema moral. Hoy queda claro que el régimen del PRI era mucho más y que no ha bastado con elecciones libres para desmontarlo.
La construcción del régimen democrático en México se hizo sin desmantelar el sistema de botín, lo que ha llevado a que la competencia partidista gire en torno a la captura del presupuesto para repartirlo entre sus respectivas clientelas y sin que exista un Estado profesional que garantice la operación de los servicios con eficiencia, comenzando por la seguridad.
El error interpretativo de suponer unas fuerzas armadas completamente sometidas al poder civil llevó a que en el proceso de reformas para dar paso a la poliarquía limitada en que vivimos ahora no se incluyera la indispensable reforma militar.
No une a los partidos que ahora se presentan como adalides de la democracia un proyecto compartido; solo pretenden evitar una nueva mayoría de Morena y contener su propia debacle, que los dejaría sin las jugosas posiciones de poder locales con las que ahora cuentan.
El Gobierno de López Obrador traicionó su promesa de campaña y decidió entregarles a los militares por completo la política de seguridad, ya sin cortapisa alguna.
López-Gatell se reafirma en sus dichos, según los cuales las causas de la tragedia son la desigualdad, la mala salud de los mexicanos y un sistema de salud históricamente desmantelado.
La estructura actual de la fiscalía en realidad sigue siendo la de la vieja procuraduría.
. Para el Presidente y su corte el triunfo electoral no fue la expresión de un ánimo social acotado en el tiempo, sino la concesión de un mandato para hacer tabla rasa del pasado e instaurar un nuevo orden basado en la soberanía indivisible del hombre providencial.
La incongruencia de merolico ha caracterizado a López-Gatell en sus cotidianas sesiones de justificación de los despropósitos de este Gobierno respecto a la emergencia sanitaria.
Desde que se aplica la prueba PISA en México tenemos información de la quiebra de un sistema que produce analfabetos funcionales, incapaces de manejarse por la vida con operaciones matemática elementales y que, desde luego, es incapaz de diferenciar el conocimiento científico de cualquier paparrucha que le llega por los medios o las redes sociales.
Para cumplir cabalmente con la limitación constitucional a la sobrerrepresentación, el Instituto Nacional Electoral debería desde ahora, antes de que haya coaliciones y candidaturas registradas, fijar los criterios de asignación de los plurinominales, de manera que se eviten las trampas.
Es cierto que la reforma para impedir la reelección inmediata de legisladores y ayuntamientos se hizo junto con la que puso punto final a cualquier posibilidad de reelección presidencial, ya fuera continua o discontinua, y también cerró la puerta a la repetición en el cargo de los gobernadores.
No es necesario recurrir a la política comparada para reivindicar los beneficios de la representación proporcional en México.