Jaime García Chávez
“Al final, pero no al último, pensemos en cualquier ucraniano ordinario que ve la agresión a su país y lo hace patriota y defensor de su tierra y su cultura, de sus anhelos más profundos. Como lo hicieron los chinacos de Juárez cuando las naves francesas desembarcaban en Veracruz”.
Gertz Manero plagió para simular que presentaba un trabajo propio, transgrediendo las elementales reglas de la decencia que se supone rigen en el mundo académico.
“Los gobernantes continuarían felices si las mujeres no salieran a la calle. No quieren ver el tipo de activismo con riesgos de los que somos testigos y quisieran que solo existiera la protesta a partir de pinchar en la soledad de la recámara el teclado de la computadora para manifestar una evanescente inconformidad”.
¿No se estremecen cuando el Presidente desata una campaña permanente contra el INE y pretende alinear a las instituciones autónomas a su voluntad?
Cuando el planeta está extenuado por profundas crisis y una pandemia que mantiene en depresión a la humanidad, se presenta la invasión a Ucrania como un hecho trágico que muestra las lecciones de la historia despreciadas.
El Presidente cree que en sus mañaneras puede fungir como el gran inquisidor, sin respuesta alguna.
Nuestras relaciones con España, sobra decirlo, son de una complejidad enorme, por la conquista, por la cultura, por las identidades culturales, por el apoyo a la república derrotada por los fascistas, por muchas cosas más. Pero en el mundo contemporáneo no basta que un Presidente mexicano quiera regañar a la historia por el superlativo capricho que le plazca.
“Soy un convencido de que todo aquello que no hagan los trabajadores por sí mismos, no lo hará nadie, atento a una vieja tesis que reivindica la centralidad del trabajo en la economía capitalista y la necesaria democracia, libertad y autonomía sindicales, tres puntos de agenda que los que preconizan la transición democrática han hecho a un lado”.
“Lo real, lo que tenemos a la vista, es que padecemos un Presidente infatuado, es decir, lleno de presunción, vanidad infundada y ridícula. Es, a un tiempo, patrimonialismo trasnochado y enajenación política”.
Será recordado junto a su jefe Gustavo Díaz Ordaz y por los siglos de los siglos por el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971, que son fechas congeladas en el calendario del terror por quienes se autollamaban jefes de la “familia revolucionaria”.
“De entre todas las circunstancias de debilidad hay una que tiene una importancia mayor al afectar al liderazgo, amenazándolo de un desgaste vertiginoso y es la corrupción que le atañe a la Gobernadora. Sabe que la política ya no es lo que fue y el poder tampoco, lo ha leído en textos y autores neoliberales y frente a esa “autoridad” académica se hinca”.
El 15 de enero de 1972 significó dolor y muerte y, de bulto mostró lo endeble de las instituciones para encarar, con la ley en la mano, una acción armada.
López Obrador suele decir una cosa y hacer otra cuando se refiere a su persona.
¿Cuál es la razón para hacer de 1990 una fecha de corte histórico, dejando de lado más de treinta años en los que es evidente que han sucedido cosas de extrema gravedad?
Paradoja singular también el hecho de que López Obrador haya asistido primero a las instalaciones de la Quinta Zona Militar y luego al evento de las víctimas de desapariciones el mismo día.
“Quizás lo que falta, y es una tarea ingente, sea una nueva síntesis de pensamiento y praxis que marque rutas y destino. La izquierda asociada al marxismo, que no es ni remotamente la única, surgió con una encomienda de hacer de la crítica algo fundamental”.