Jaime García Chávez
"Es cierto que ahora Duarte ha tropezado con nuevas causas penales, como cierto es, y todavía más grave, que la principal denuncia no haya transitado en diez años hacia un juzgado".
Ebrard no es, a la hora del balance actual y concluyente, ni el zorro que “sabe muchas cosas”, ni el erizo que “sabe una gran cosa”, recordando al legendario Arquíloco. Sin magnificarlo, ya se sabe de quién hablo y tiene las dos habilidades, no tanto como cree, pero suficientes.
Hoy padecemos un presidencialismo que ambiciona engordar a costa del resto de los poderes e instituciones que permiten su despliegue. En la escena pública hay demasiado ruido en todos los bandos, la estridencia es la regla y el análisis pausado, tolerante y plural, la excepción.
Huelga decir que el Frente Amplio por México (FAM) navega a contracorriente y con el lastre histórico que tiene bien visualizado la ciudadanía en cada uno de los aspirantes, y no se diga del negro historial de los partidos que integran esta alianza electoral.
El Presidente de la República se pasa por el arco del triunfo las prevenciones y limitaciones que le imponen, de suyo, las leyes electorales, y actúa con tal desfachatez que viola la Ley con una sonrisa en los labios, con la cual se burla de uno de los aspectos nodales del Estado moderno y del mexicano en particular.
"López Obrador, en lugar de dar una batalla para transformar de fondo al INE, desaprovechó la oportunidad y centró su objetivo en personas".
El hecho de su deceso ocupó las principales noticias del país, y poco a poco han empezado a fluir críticas de fondo a su personalidad y a su vasta obra, ligada sin duda alguna a la ruptura del autoritarismo y esta transición, acompasada y a veces errática, que se vive en México.
Esto significaría también que la crisis del sistema de partidos de la transición, que colapsó en 2018 con el triunfo del lopezobradorismo, se iría al vacío, quedando este país a merced de liderazgos carismáticos, unipersonales, narcisistas y populistas, de izquierda o derecha.
Hoy tenemos un presidencialismo exacerbado que crece en facultades desproporcionadas y de facto, que se asume no formando parte de una división de poderes, sino como el poder eje y único de la nación, con todas las instituciones a su servicio.
No hay Instituto Nacional Electoral que levante la voz resolutiva y ponga orden y se haga valer como autoridad autónoma. Tampoco Tribunal Electoral que despliegue la protección de los derechos y principios electorales.
En la obra del francés encontramos la crítica a la modernidad, indispensable hoy; la explicación del valor de la democracia y la necesidad de la misma para reinventar a la sociedad a través de una “sociología de la acción.
Lo que haga Marcelo Ebrard, lo veremos. Por lo pronto es levantisco, ha hecho una contribución que matiza la sucesión actual.
El Poder Judicial Federal, que no dudo, debe reformarse a fondo, está amenazado. Su Corte está en riesgo de ser paralizada para las agendas fundamentales del país.
La visita de Narro se da con vías a incidir en el proceso electivo de 2024, y aunque no se trata ni de un partido ni de una agrupación política reconocida conforme a la Ley, es más que obvio que juega un papel de plataforma para dar soporte a la alianza tripartita de PAN-PRI-PRD, ya que es impensable que puedan decantarse por alguna otra vertiente.
López Obrador enruta hacia la locura política, enajenado ahora como líder que ha perdido su aliento original de inaugurar una democracia, al caer en la testarudez y querer que las cosas sean a su capricho, abandonando la pauta constitucional que obliga.
Los aspirantes morenistas se han estado haciendo presentes en Chihuahua. El primer fin de semana de mayo, estuvo Claudia Sheinbaum, luego estuvo el Canciller Marcelo Ebrard, y seguramente Adán Augusto no tardará en llegar.