Francisco Ortiz Pinchetti
Su sucesor le hizo el gran servicio, con su protagonismo e hiperactividad, de tenderle un velo protector que le permitió atravesar los últimos cinco meses de su gobierno con un bajo perfil, en paz, sin acusaciones ni cuestionamientos.
A muchos preocupan las medidas adoptadas o anunciadas por el inminente gobierno de Andrés Manuel López Obrador. A mí me aterra más la incapacidad de una oposición mediocre y desprestigiada que es incapaz de ser un contrapeso político, al menos mediático, a lo que ella misma califica como una amenaza autoritaria y populista contra la democracia y la estabilidad económica de este país.
Apenas regresé a la redacción de Proceso luego de casi cuatro meses de permanecer como enviado de la revista en el estado de Chihuahua, Julio Scherer García me mandó llamar a su oficina de la planta alta de Fresas 13. Agonizaba septiembre de 1986. Nuestro semanario había sido el único medio de alcance nacional en […]
Abróchense cinturones. El tema de la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) ha metido al país en un clima de turbulencias no precisamente aeronáuticas. Al pánico inicial de los inversionistas, que se reflejó de inmediato en la caída de la Bolsa de Valores y en una mayor depreciación del peso frente al dólar, siguieron las evidentes contradicciones del equipo de transición del presidente electo y del propio Andrés Manuel López Obrador.
Nada claras están las verdaderas intenciones de Andrés Manuel López Obrador respecto al nuevo aeropuerto de la Ciudad de México (NAICN). Ni siquiera sus más allegados conocen el verdadero objetivo del Presidente electo en esta materia. Han sido constantes sus cambios de posición a lo largo de los dos últimos meses, a pesar de que desde el año 2015, como está documentado, declaró estar convencido de la inviabilidad del proyecto de construir el NAICM en Texcoco.
El refranero mexicano tiene un apartado especial dedicado a la comida.
En la Plaza de las Tres Culturas no hubo aquella tarde una masacre perpetrada por el Ejército Mexicano.
No les bastó el desastre electoral sufrido por su partido en las pasadas elecciones. Tampoco el surgimiento de una fuerza descomunal encabezada por Andrés Manuel López Obrador que tiene ya copados todos los espacios de poder en este país. Ni la acumulación de escándalos en los que han sido protagonistas sus dirigentes y militantes. Los panistas siguen como si nada, en pos de su tajada política, así sea miserable.
“La confusión cunde, en la plaza [De las Tres Culturas] y en la terraza [del Edificio Chihuahua]. Hay gritos, carreras, ruido. Miro a la plaza y veo una dramática desbandada; pero no puedo seguirla presenciando: a nuestras espaldas –ascendiendo por la escalera que yo había utilizado media hora antes– tenemos a numerosos individuos armados con metralletas y pistolas. Visten ropa de civil. Gritan nerviosamente. La confusión es terrible”, dice Francisco Ortiz Pinchetti, en esta crónica del 2 de octubre de 1968.
Basta con que uno comente a familiares, amigos o compañeros de trabajo el ser víctima de un simple resfriado, como es mi caso actual, para recibir a cambio una andanada de remedios infalibles para curar ese mal.
Buena señal envía Claudia Sheinbaum Pardo al colocar como prioridad de su administración el tema del suministro de agua potable para la capital.
Cada año, entre finales de agosto y principios de septiembre, mis padres apartaban una mañana para ir al mercado de La Merced a comprar las nueces para la nogada.
No es precisamente positivo el balance del comportamiento asumido por los legisladores de Morena en su primera semana de ejercicio. Sus opositores piensan que demasiado pronto enseñaron el cobre. Y es que en unos cuantos días presenciamos un espectáculo decepcionante en la que no faltaron los escándalos y enfrentamientos entre ellos mismos, el agandalle de posiciones y un vergonzoso cambalache para hacerse de la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y quedarse no sólo con la Mesa Directiva, sino también con la Junta de Coordinación Política y asegurarse el control total de ese órgano durante los tres años de esta legislatura.
Ocurrió nuevamente. Alberto Flores Morales, de 53 años de edad, y Ricardo Flores Rodríguez, de 22, que presuntamente se habían robado a dos niños en Acatlán de Osorio, un municipio de la sierra mixteca de Puebla, fueron quemados vivos. Los dos hombres habían llegado a la comunidad de San Vicente Boquerón a bordo de una camioneta y la gente los señaló como robachicos. Aunque la Policía Municipal los resguardó en la Presidencia, la gente se enardeció y se los arrebató. Luego de golpearlos y amarrarlos, les rociaron gasolina y les prendieron fuego estando todavía vivos. Los dos hombres murieron y las autoridades municipales no intervinieron.
Quienes claman por el encarcelamiento de Enrique Peña Nieto debieran tener presente que para enjuiciar a cualquier persona se requiere que haya una demanda penal en su contra y tener pruebas de su presunta culpabilidad. No basta con el señalamiento público ni las denuncias de activistas o políticos en los medios. Un caso típico es el de Carlos Salinas de Gortari, que fue acusado de mil infamias. Se hizo célebre su imagen pública en la caricatura de un pelón que huía con un costal de dinero sobre el hombro. Y 30 años después de dejar el cargo el ex presidente vive en libertad y tan campante: nunca se probó nada en su contra.
Era de esperarse que el pelotero de Macuspana tuviera entre sus planes de gobierno el rescate de su deporte favorito.