Francisco Ortiz Pinchetti
"Una política integral contra la obesidad y las enfermedades que genera debe considerar un programa “agresivo” de detección oportuna de sobrepeso en población preescolar y escolar, midiendo sus niveles de glucosa, colesterol, triglicéridos y presión arterial, porque estamos llegando muy tarde a la detección de problemas metabólicos".
Bonilla Valdez siguió el guión al pie de la letra. Aplicó la receta como si tuviera a la vista un libreto. Las mismas tácticas tramposas. Las mismas anomalías, carencias y omisiones. Las mismas mentiras.
En términos de justicia social, debiera darse prioridad a zonas deprimidas donde la escasez de agua potable ha sido crítica por décadas y que sufren además otras carencias graves en materia de seguridad, transporte y vialidad, sobre todo en el Oriente de la capital.
Igual que en la protesta de mujeres contra los feminicidios o a favor del aborto o la conmemoración a cinco años de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, los vándalos actuaron con absoluta libertad y acabaron por opacar y desvirtuar el sentido de la manifestación por los acontecimientos del 68. Otra vez, la nota y la foto fueron los disturbios, no el acto en sí ni el mensaje de los convocantes a la movilización, cuyo mitin final se diluyó entre el sobresalto y la incertidumbre.
Se trata de un platillo verdaderamente sabroso, rico en todos sentidos, cuyo consumo debería ser mucho más generalizado y frecuente.
Más allá de la polémica sobre la efectividad de la medida en una reducción del consumo en beneficio de la salud pública –que la industria minimiza con sus cifras y la academia valora muy positivamente-- la aplicación de impuestos especiales a bebidas azucaradas, alimentos no esenciales altos en densidad energética, tabaco y alcohol parece tener justificaciones económicas y científicas evidentes.
La suya es una trayectoria de más de 60 años –iniciada en 1962 como Secretario del legendario cacique Javier Rojo Gómez- que lo describe como un político prototípico del sistema priista, corrupto, abusivo, autoritario y represor.
Es claro que Muñoz Ledo al menos se prestó al intento ilegal de reelegirlo. De manera reiterada manifestó su aspiración, que además siempre consideró públicamente “legal”.
Peor que la propuesta en sí resultan las razones que el legislador esgrime. Aseguró que su bancada, ojo, tiene lista una iniciativa para regular los medios de comunicación y evitar que apoyen a la derecha en las elecciones de 2021 y 2024.
Lo más preocupante es eso: la tozudez del tabasqueño aún en contra de todas las evidencias. La circunstancia que ahora se plantea, sin embargo, vuelve a traernos un rayito de esperanza, como él dijera de sí mismo.
Las autoridades de Quintana Roo reconocen que existe una fuerte actividad criminal en el estado y que ésta tiene que ver con la disputa territorial que enfrentan los cárteles, pero algunos han minimizado el nivel de violencia que existe en el estado.
Detener una reforma que es vital para millones de personas sólo para favorecer nuevamente a los negociantes de la alimentación sería darle la espalda a una posibilidad real, comprobada, de mejorar la salud de los mexicanos, que se presume como una de las prioridades del actual Gobierno. Su objetivo central es acabar con el engaño. Así de simple. Válgame.
Bonilla Valdez, un empresario tijuanense de los medios de comunicación de 69 años de edad y oscuros antecedentes, que detenta las nacionalidades mexicana y estadunidense, es amigo muy cercano del actual Presidente de la República.
Desde la cátedra presidencial, niega la historia y la evolución del periodismo moderno, no sólo en México sino en el mundo entero.
En la década de los años sesenta, las cooperativas de ahorro y crédito, bajo el lema de “Por un capital en manos del pueblo”, empezaron a proliferar en pequeñas comunidades rurales y poblaciones medias, sobre todo en la región del Bajío.
Y es que el Río Magdalena es el único “vivo” que queda en una ciudad en la que hubo cincuenta caudales de agua corrientes y sanos, y en la que fueron entubados 83 kilómetros de ríos –tres veces el largo de la avenida Insurgentes-- para construir vialidades y evitar inundaciones, lo que a la postre resultó un error garrafal. Y criminal.