Francisco Ortiz Pinchetti
Así, el propio Presidente hace una decidida –y a menudo contundente– promoción de ese medio de comunicación, al que no desmiente pero cotidianamente denuesta.
Todo esto viene a cuento por mi convicción de que la pandemia de la COVID-19 que nos azota ha provocado el surgimiento de una especie de “cocina de pandemia”, a partir precisamente de la necesidad de permanecer en casa el mayor tiempo posible, lo que incluye la tácita prohibición de salir a comer fuera, en restaurantes, fondas o loncherías, y en cambio alienta la preparación y consumo de alimentos en casa.
La pandemia de la COVID-19 ha prácticamente interrumpido nuestra relación personal. En estos horribles seis meses de aislamiento nos hemos visto dos, tres veces, aunque seguimos en frecuente contacto. La extraño mucho. Espero que esto pase pronto, sobretodo porque pienso que ella tiene derecho a vivir y disfrutar su juventud
De entrada, es una aberración la idea de preguntar al pueblo, al estilo de Poncio Pilato, si se somete a juicio o no a los expresidentes a través de una consulta ciudadana.
De lo que podemos estar seguros es de que este Segundo Informe será a distancia… de la realidad
El problema mayor que significa esta práctica, cada vez más frecuente, es el riesgo de que forme parte de otra “nueva normalidad” y que acabemos por acostumbrarnos a ella en ausencia de un cabal estado de Derecho
Pienso que la mentada ley, en uno de los estados más pobres del país y con altos índices de informalidad, resulta demagógica y engañosa
Y es que desde que comenzó la pandemia, los servicios de salud de rutina fueron reorganizados o interrumpidos y muchos dejaron de brindar atención a las personas en tratamiento contra enfermedades como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, males renales y diabetes.
Los cirqueros, en efecto, son gente decente. Se ganan la vida de manera honorable.
Ser reportero en la pandemia implica, además de los atributos normales que requiere esa actividad, como un insaciable afán de investigar y descubrir la verdad, cierta temeridad para enfrentar los inminentes riesgos del contagio y sus consecuencias, en un país donde cada día hay un promedio de 6 mil nuevos casos confirmados oficialmente.
Los productos anti COVID-19 invaden también, publicitariamente hablando, periódicos, revistas, sitios digitales. Colman el Internet y se cuelan por Twitter o Facebook e Instagram. Se les encuentra en portales de venta en línea, como Mercado Libre o Amazon.
Es el único caso hasta ahora por el que el expresidente de la República –acusado de mil corruptelas en medios y redes–, pudiera realmente ser encarcelado. Así de clave.
Todo esto de las mentiras viene a cuento a partir de la genial intervención del auto llamado periodista Carlos Pozos, mejor conocido como Lord Molécula, que hace unos días irrumpió por enésima vez en la conferencia de prensa matutina del Presidente para pedir micrófono en mano que la Secretaría de Gobernación exhorte (sic) a otros periodistas (sic) a abstenerse de decir “mentiras falsas” (recontra sic) sobre el titular del Ejecutivo federal.
Ante esa realidad, no veo otra opción que tratar de acostumbrarse a la cuarentena, cuyo fin ni siquiera se vislumbra"
Una propuesta en tal sentido es la Renta Básica Universal (RBU). El tema ha vuelto a surgir incluso a nivel internacional a raíz de la pandemia, como una posible respuesta de fondo a la situación vulnerable de los pueblos en desarrollo, literalmente azotados por la crisis económica derivada de la contingencia sanitaria que vivimos.
No sé si la paciente impaciencia dure lo suficiente para no caer en la desesperación, mientras la maldita curva empieza a caer.