Ernesto Hernández Norzagaray
En definitiva los ataques cibernéticos están dirigidos contra la prensa crítica y buscan recordar cosas sobre el poder en un estado como el sinaloense.
Hoy, con las declaraciones ministeriales de Emilio Lozoya Austin, el exdirector de Pemex y operador del dinero entregado subrepticiamente por los ejecutivos de la empresa constructora brasileña Odebrecht a la campaña de Enrique Peña Nieto, ha quedado al descubierto esa trama corrupta.
Y esa imagen favoreció la de Vicente Fox quien fue visto como el Presidente de la “alternancia democrática”, aunque también al final ha sido visto por millones de mexicanos cómo el traidor a la esperanza de cambio. Por su arreglo con el partido tricolor y la corrupción en su sexenio que alcanzó a su familia.
Para el Gobierno de Fox y los gobernadores panistas estaba claro que esa convocatoria tenía como objetivo el blindaje político y eventualmente construir puentes para la negociación y reacción con el nuevo Gobierno.
Entonces, si el argumento clientelar difícilmente explica el comportamiento de los ciudadanos entrevistados, debe haber otro tipo de argumentos que están en el fondo de las respuestas que han dado al ser interrogados sobre el desempeño del Presidente.
Aquellos, esperaban seguramente, que ese video donde se entregan sobres presuntamente con dinero ablandaría al Presidente y daría un paso atrás en su lucha contra la corrupción.
La experiencia reciente en Perú es ejemplar, aquellos presidentes, que estuvieron involucrados en el affaire Odebrecht están en la cárcel y uno, Alán García, decidió tomar su vida.
Entonces, a Calderón hay que leerlo en clave de semiótica porque cuando dice una cosa en realidad está diciendo otra, cuándo se dirige a AMLO el destinatario podría igual ser otro, se ha convertido en una suerte de prestidigitador tardío que mediante malabares circulares busca salvarse ante la justicia norteamericana.
Estamos, cómo calificó Octavio Paz, en un nuevo “tiempo nublado”, no por la bipolaridad ideológica todavía notoria en los años setenta, sino por el probable reblandecimiento de algunas de las democracias consolidadas y peor en las emergentes como la nuestra.
En definitiva, la oposición sufre todavía el descalabro electoral de 2018 y busca asideros para mantenerse a flote, esperando que las dificultades que ofrece la coyuntura trágica terminen convirtiéndose en oportunidades políticas y de esa manera, en su imaginario, empiece una suerte de restablecimiento en el poder de sus fuerzas.
Es la historia de los rupturistas que utilizan las instituciones democráticas para avanzar en sus propósitos desestabilizadores. Afortunadamente su resonancia no corresponde con su influencia social.
En definitiva, la visita de López Obrador a la Casa Blanca fue un éxito sea porque el T-MEC o por las señales enviadas a la oposición al proyecto de la 4T que ahora se queda huérfana de este aliado y tendrá que dirigir su búsqueda de alianzas en otra dirección.
Ahora bien, ¿qué explica que el Gobierno federal en el combate contra el crimen organizado ponga especial énfasis en el CJNG?
Así, durante décadas salieron decenas de miles, quizá millones, de facturas apócrifas que se convirtieron en el vehículo más rápido para la evasión de impuestos incluso, no pocos, obtuvieron grados académicos de licenciado, maestros o doctores falsos que luego hacían valer en las nóminas de instituciones públicas y privadas.
La pandemia dejará un país más pobre y cuando eso sucede debe haber más Gobierno solidario.