Ernesto Hernández Norzagaray
Este mensaje lo exigía la tradición democrática que viene desde George Washington, pero, también, un mundo donde el poder se ha fragmentado en grandes bloques económicos y políticos y que ha provocado un rediseño de la política mundial.
Por un mes a toda hora, ha sido titular de noticias, hoy, gracias a la captura de J.J., con un montaje sospechoso, el distractor sólo ha servido para acelerar un contundente capricho: la orden de aprehensión simplemente es negro, blanco exacto para un episodio armado.
Ese, es resultado, de un proceso lento de construcción institucional, de alternancia en los tres niveles de Gobierno y, por la cada vez más creciente incertidumbre en las competencias electorales, donde los resultados ya no están predeterminados como en los tiempos del PRI hegemónico y se impone la lucha con todos los medios al alcance de la política contemporánea.
México, sería otro, si no tuviéramos este tipo de ejercicio periodístico.
Muy, diferente, es el caso en los sistemas parlamentarios, donde el Presidente del Gobierno surge de una mayoría absoluta en la cámara de los diputados y diputadas o de una coalición de fuerzas afines ideológicamente, que pactan un programa de Gobierno para el tiempo que dura la legislatura, sea porque concluye en el tiempo previsto o, menos, porque ese pacto se rompe por cuestiones coyunturales o programáticas, y por ello resulta necesario, convocar a nuevas elecciones para evitar un Gobierno de minoría, que en esa condición de solitario, poco puede hacer para sacar adelante iniciativas de reforma sobre todo las correspondientes a los presupuestos generales del Estado.
A sabiendas que es una competencia del Presidente actuar en los casos cuando el país vive un problema de seguridad nacional, estos gobernadores le disputan ese derecho y exigen ser parte de la decisión, buscan intervenir en la definición de la estrategia de aplicación de la vacuna a todos los mexicanos.
El Presidente, efectivamente, necesita la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados para tener control del presupuesto y empujar su agenda social, sea a través de Morena o los partidos de la coalición de centro izquierda que se prefigura, alcanzar los 251 diputados federales requeridos.
Luego vendría el final pletórico entre luces de bengala, juegos pirotécnicos y las inevitables gotas generosas de alcohol embotellado y enlatado. Esas gotas, chorros, que llevan a miles al Paseo de Olas Altas para alcanzar el clímax y encontrarse con el estallido de más cohetes y bengalas.
Emilio Zabadúa, fue la primera pieza de la trama corrupta, quien decidió hablar cuándo decidió agarrarse con las uñas del criterio de oportunidad previsto en la ley penal para obtener beneficios penales aportando información valiosa de la llamada Estafa Maestra, que ahora vamos sabiendo, está vinculada al financiamiento ilegal de campañas electorales del PRI.
Para que haya sucedido esto debe haber una relación costo beneficio mayor que haber continuado en la dirección inicial, y eso es terreno de especulación, han dicho algunos que la detención de Cienfuegos tuvo una motivación electoral que ya no la tendría, pues el proceso está en vía de habilitar a Joe Biden como Presidente del vecino país.
Pero, más allá de los humores públicos internacionales, está el mal manejo de la economía estadounidense y, peor el de la lucha contra la pandemia, que ha creado la fórmula perfecta para que se combinen la pobreza con la salud pública.
Hasta ahora, lo único que sale del guion de la democracia representativa estadounidense, son los 100 millones de votos que se calcula llegaron en forma anticipada a los colegios electorales dada la excepcionalidad que existe por la pandemia, y que seguirán llegando al menos en Pensilvania, hasta el viernes 6 de noviembre, en conformidad con la ley local y, por lo tanto, deberán contabilizarse para determinar a qué candidato le corresponden los 20 votos electorales del estado.
Entonces, la decisión de centralizar el dinero escaso está reforzando este movimiento federalista que no nuevo incluso ha estado en los programas electorales del PRI y el PAN, pero se queda en eso, en papel y discursos, porque llegado el momento del ejercicio del poder presidencial y al tener la mayoría absoluta en Poder Legislativo, no significa un rediseño constitucional y reglamentario que eleve los ingresos de los estados que más aportan a la federación.
Por eso el “culiacanazo”, si bien inaugura un nuevo momento en las relaciones de poder dominantes en el estado, siguen en el mismo lugar
México, al menos, hasta donde se sabe por lo dicho por el propio López-Gatell no se ha dejado sin prueba a quienes ingresan de urgencias en estas instituciones.
En definitiva, el nombre de Felipe Calderón será inevitable en el juicio contra García Luna, era quien lo había puesto en el cargo.