Ernesto Hernández Norzagaray
Es un viejo y nuevo debate académico, pero sobre todo político, de manera que los personajes del poder oscilan constantemente entre uno y otro ángulo.
Cualquiera que sea la explicación que satisfaga a cada uno tendrá una dosis de verdad y este comportamiento errático, no es de ahora, viene de lejos, en lo federal y lo local tenemos una alta volatilidad, es ya crónica nuestra búsqueda por tener “el partido y candidato correcto” y eso ha provocado una baja en la lealtad partidaria.
Hoy, muchos de ellos, ya son regidores, alcaldes, diputados locales y federales, quizá, hasta gobernadores electos para los próximos años.
Primero, Sinaloa tiene el estigma narco y no cualquiera, pero también buen periodismo, dos medios de comunicación sinaloenses independientes, como son el diario Noroeste y el semanario Ríodoce, que documentaron con mayor o menor evidencia, lo ocurrido antes, durante y después el proceso electoral.
La política dejó de ser, al menos, hoy en México, un antídoto a esta singular violencia criminal para convertirse en una incapacidad manifiesta o una absoluta connivencia.
En muchos de los estados y sus municipios no gobernará tal o cual proyecto, tal o cual partido o coalición, sino tal o cual cártel del crimen organizado.
Cómo olvidar los “accidentes” aéreos de Juan Camilo Mouriño y de José Francisco Blake Mora, secretarios de Gobernación, o la muerte de un buen número de políticos en funciones y en campañas electorales.
La jornada para escoger Rector se desarrolla en una universidad secuestrada y controlada académica y políticamente, abandonada material y socialmente, viviendo una inercia inaudita.
Pero, es obvio, el Presidente y su partido, no confían en los responsables administrativos de las elecciones y en quienes resuelven las controversias jurídico-políticas.
No es una cosa menor, como algunos políticos lo han querido presentar, sino busca poner un hasta aquí a esa vieja costumbre presidencialista de que “si la Constitución no lo permite, cambiemos la Constitución, porque no es un producto divino”, al que no se le pueda tocar ni con el pétalo de una rosa.
El TEPJF, con la votación mayoritaria, y la soledad del voto de su presidente, obtuvo la legitimidad que estaba en entredicho y demostró que el Magistrado José Luis Vargas no tiene nada que hacer en el cargo y debe irse a su casa para arreglar los asuntos que tiene pendientes con la justicia por sus bienes patrimoniales.
Veamos. Como muchos millones de mexicanos vi con simpatía desde que apareció la proclama justiciera: “Por el bien de todos, primero los pobres”.
Es decir, aún con todas las trampas que pudieron haber ocurrido en los gobiernos priistas y panistas el sistema electoral garantizaba la alternancia política y, claro, también este proceso da cuenta de la renovación constante del entramado institucional.
Los morenistas fundadores y leales al “proyecto” no ven bien algunas candidaturas porque se les desplaza y si lo ven, no lo aceptan y acusan de traición a Mario Delgado, nunca a las necesidades coyunturales de AMLO.
Muy a pesar de que se les podrían haber fincado responsabilidades a los consejeros electorales por no haber ejercido lo previsto en la ley durante los comicios de 2012, 2015 y 2018, pero nunca se les fincaran a los consejeros actuales por aplicar la ley.
La estratagema consiste en que el partido dominante postula candidatos por medio de sus aliados electorales y luego éstos con el triunfo electoral o de RP, habiendo se separan del partido postulante para sumarse a la bancada de su militancia de tal suerte que mediante este mecanismo fraudulento llegan a superar lo previsto en la Constitución y su ley reglamentaria y hasta podrían, en caso de persistir esta mala práctica, alcanzar la mayoría calificada en las dos cámaras legislativas del Congreso de la Unión y de esa forma, hacer las reformas constitucionales que se les antoje sin necesidad de negociar y acordar con las otras representaciones políticas.