Efraín Tzuc
Un grupo de 34 hombres y mujeres de Panamá, Honduras, El Salvador, Guatemala y México miran atentos, desde la sala de un hotel ubicado en el bosque de Chalatenango, en El Salvador, un desfile de mensajes, cantos, bailes y consignas de solidaridad.
Ningún récord en las estadísticas del terror parece ser imbatible en México. Al aumento en el número de desapariciones, que supera las 111 mil 500 personas, se suma el hallazgo de 5 mil 696 fosas clandestinas en 570 municipios del país, casi una por día desde 2007, cuando se intensificó la guerra contra la delincuencia organizada.
En sólo cuatro meses, más de 150 personas fueron desaparecidas en Nayarit. Eso ocurrió en 2017. Al menos en 47 de esos casos, las evidencias indican que los responsables eran servidores públicos que operaban desde la fiscalía o alguna policía del estado.
Por más de una década, el gobierno federal ha llevado un registro de las desapariciones en el país que ha servido más para oficializar la cifra del terror que para encontrar a quienes faltan. Pero eso está cambiando: la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) ha implementado un método llamado búsqueda generalizada, que permite mediante la creación y el cruce de bases de datos indagar el paradero de miles de personas al mismo tiempo y sin distinciones.
Este agosto debió empezar a operar el Centro Nacional de Identificación Humana (CNIH), una institución que tendrá la tarea de resguardar la información para la identificación de personas fallecidas en calidad de desconocidas.
A punto de que México llegue a 100 mil personas desaparecidas, el Comité contra la Desaparición Forzada de Naciones Unidas presentó un informe en que el señaló que la impunidad es casi absoluta, sólo existen 36 sentencias por este crimen; y pidió al gobierno mexicano, entre varias recomendaciones, un plan para regresar a los militares sean regresados a los cuarteles “de manera ordenada, inmediata y verificable”.
Un año y medio después de su creación, el Gobierno federal finalmente presentó a las expertas y expertos que coordinarán el Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense (MEIF). Su labor será devolver a sus familias decenas de miles de cuerpos no identificados.