Arnoldo Cuellar
Sigue siendo vigente la vieja sentencia de que la primera víctima de una guerra es la verdad.
Andrés Manuel López Obrador ha mostrado que no es tan terco como le achacan sus críticos, ni tan tenaz como quiere su propia propaganda.
La última aparición pública del gobernador Diego Sinhue Rodríguez en este fin de año fue el pasado viernes 21 de diciembre: un evento con migrantes en Huanímaro, Guanajuato, donde anunció que las políticas dirigidas a ese sector no se verán afectadas por la disminución de los recursos federales del presupuesto 2019 hacia la entidad.
Guanajuato sigue siendo un estado de alta migración, pese al crecimiento económico de los últimos años. Tener un trabajo continuo en la industria de la construcción en Texas no se puede comparar con una plaza en cualquiera de las empresas del clúster automotriz de la entidad.
A nivel nacional ha empezado un fuerte debate sobre las regresiones que laten en el fuerte dominio político obtenido por Andrés Manuel López Obrador después del resultado de la pasada elección de julio, la cual, además de la titularidad del Ejecutivo, le dio un poder total en las dos cámaras del Legislativo.
Casi con seguridad, el equipo de comunicación del Gobernador Diego Sinhue Rodríguez, donde se forman asesores, directores de canales oficiales, una secretaria particular, amigos periodistas, voceros de seguridad, todos menos la encargada formal del área, quería de ocho columnas en los medios la nota del “avión que se fabrica en Guanajuato”.
Este predominio de perfiles empresariales evidencia la visión panista de que sólo los hombres de negocios representan a la sociedad civil, algo que en muchas ocasiones no ocurre, pues esa segmentación privilegia una sola de las visiones que coexisten en una sociedad plural y de fuertes desigualdades.
Más allá de que los altos mandos de la política estatal impongan una ley del silencio sobre la violencia que azota a la entidad y que el gobernador se refugie en el chabacano discurso de la “grandeza de Guanajuato”, lo cierto es que la constante de este 2018 en la entidad será la espiral criminal que se abatió sobre el estado.
Desde hace un par de semanas comenzaron a aparecer en la división de Ciencias Sociales y Humanidades de la UG, campus León, una serie de carteles que atacan a quienes, a principios del actual ciclo semestral, visibilizaron las prácticas de acoso por parte de profesores y directivos de esa institución.
La intención del Senador Cruz Pérez Cuéllar, un ex dirigente panista que le ganó la elección a Gustavo Madero en el estado gobernado por Javier Corral, y al ex Gobernador priista José Reyes Baeza, pareció ser la de ganarse algunos espacios en la prensa, algo que no ocurrió, precisamente a causa de la probada capacidad de inhibición que posee el capitán de Banco del Bajío y Sonigas para frenar la propaganda negativa en los medios.
Miguel Márquez Márquez sigue omnipresente en la vida pública de Guanajuato. No solo logró colocar en manos de sus fieles subordinados carteras clave del Poder Ejecutivo, sino que ahora también logra poner una válvula de seguridad en el Poder Legislativo de Guanajuato.
De Diego Sinhue Rodríguez, el novel Gobernador, mejor ya ni hablamos. Perdido en un discurso sobre “la grandeza” de Guanajuato, parece haberse olvidado de las realidades molestas, de las afrentas que padece la población de Guanajuato y que en algunos municipios los hace vivir prácticamente en estado de sitio.
El cambio de gobierno en Guanajuato, en medio de la peor crisis de credibilidad que haya vivido el país hacia sus instituciones públicas, deja mucho que desear.
Aquí y allá comienzan a registrarse visos de que los partidos políticos de Guanajuato no entienden mucho del lenguaje expresado por los ciudadanos en las urnas el pasado primero de julio.
Desde la más alta investidura pública del estado, a la que solo se puede llegar con el respaldo inobjetable de una mayoría ciudadana, el panista Miguel Márquez Márquez parece haberse dedicado de forma sistemática y sistémica a saquear al pueblo que lo eligió.
Miguel Márquez se prepara ya para desaparecer un largo rato de la vida pública, quizá para siempre. Aunque el estado ha enfrentado un deterioro marcado en la seguridad y en la tranquilidad, en la degradación del medio ambiente y en su vida democrática, el mandatario panista ha gozado de un largo romance con la ciudadanía de su estado.