Antonio María Calera-Grobet
Hace más de una década, cuando un amigo empinó su cerveza y luego de terminarla de un par de tragos, eructó, libre, feliz.
Puedo decir, más honrado que jactancioso, que he pasado la mitad de mi vida caminando las calles del Centro Histórico.
La cocina se ha saturado de bolsas del mercado: aportaciones culinarias de las familias invitadas (en refractarios, bolsas con cierre, compartimentos de plástico), botanas famosas hechas en casa (hay quien llegó con otras compradas) y, por supuesto, todo un arsenal de botellas de diversos calibres y fuselajes.
Las tapiocas, querido lector, son juegos verbales en torno el mundo del comer. Se inspiran, humildemente, como usted adivinará, en las sendas “Greguerías” de Ramón Gómez de la Serna. Es deseo de este cocinero que las disfrute, y surjan en su mente otras de propio sazón. ¡Buen provecho! Un cocinero: vástago natural de la diosa […]
¿Dónde quedó el gran sabor de nuestra cultura líquida? ¿En la sequedad de nuestras carteras, en la mentada terquedad del entendimiento, ahí donde va a dar todo lo que bota la clase media sin sed conocimiento? Foto: lacasadedonaines.com
Por eso lo primero que vamos a hacer es obligarlo a desayunar. Debe desayunar como rey, luego comer como príncipe y cenar como un mendigo.
Basta ya. Queremos pasear, queremos beber y comer con los amigos: queremos viajar. Viajar con la muerte y con el cuerpo. Esa es nuestra paz. Y lo merecemos. Hemos dejado la vida en ello.
Un pulque que se pose fresco en mi frente y me apague la cabeza. Un pulque que haga surgir de ahí las más claras ideas, que pululen de ahí largas decenas de ideas como un quiote, un alto y hermoso quiote, el brazo fibroso de un bello quiote que se desprende de mí hasta tocar el manto oscuro salpicado de estrellas.
Un par de años atrás, entrevisté a la escritora Elena Poniatowska. Mi intención fue la de entrevistarla en persona pero se hallaba en la ciudad de Nueva York. Lo hicimos por correo electrónico. El juego era conocido por los escritores amantes del mundo del comer por esos tiempos. Aplicaba a quien se dejara una especie […]
Las Tapiocas son juegos verbales o aforismos sobre el maravilloso mundo del comer, que pretenden hacer un homenaje a las sendas “Greguerías” de Ramón Gómez de la Serna.
Resulta inquietante que buena parte del colectivo amante de la comida no lo comprenda. Nada debería parecer más necesario que esta lucha.
Los especiales son los más caros, grandes y preferidos de la gente que se agolpa babeando. Portan en su interior piezas enteras de costilla de cerdo, pierna o muslo de pollo, puro sabor dentro de su masa seriamente nutrida con untos de manteca de puerco. Delectación.
Su sede actual, un edificio horizontal de bodegas a la que se mudó obligadamente por un incendio, fue propiedad del industrial Ernesto Pugibet, y albergó su compañía cigarrera, “El Buen Tono”, como se conoce popularmente al parque local.
Ciruelas pasas: abuelas. / Rey Mago: aparece de la nada el cínico y desaparece los platillos de los vecinos. / Orejones de chabacano: pedazos de duende. / Brindis: deseo mezclado con esperanza. Cierto cuando colectivo, y egoísta cuando es personal.
a las abuelas y los abuelos, a las cocineras de todos los merenderos. Señoras y señores del gran jurado, sabedores del deber ser en el majestuoso universo culinario, creo que no podemos postergar más el homenaje a uno de los grandes. Así es. Me refiero a uno de los grandes seres vivos que hayan existido […]
A Luis Alcocer Grobet, que trabaja en un restaurante. Resulta una obviedad pensar que uno desarrolla todos los planos de su vida como sólo uno podría hacerlo. Es decir: que uno piensa como es, uno ama como es, uno sueña las cosas que sólo uno ha venido añorando desde que es humano sobre la tierra. […]