Antonio Calera
En fin, mi buen amigo, que apenas vamos calentando, y pretextos para lograr la España Mexicana hay de sobra para varias vidas.
1. Propongo lo siguiente. Escoja usted a un acompañante que ame considerablemente. O bien los que quiera, si así lo considera poético. Luego elija un parque bien cuajado que le venga a modo por su cercanía o simplemente porque le gusta. Y bueno, si no hay parques disponibles, por lo menos una zona verde habitable […]
Comer, si lo permite la mundana providencia, como algo que va más allá de meramente alimentarse. / Y no se quiere decir la tontería de comer bien como caro o fino o extraño o muy contemporáneo. Jamás: comer bien no como Dios manda sino como los hombres desean: para recordar a qué vinieron a la […]
Ojalá una asistencia clínica especializada le regale con nuevas oportunidades.
Desde hace varios años he designado como “Tuétanos” a la serie de aforismos, pensamientos o reflexiones cortas que, sobre el mundo de la comida como ritual, he publicado en diferentes espacios en los que colaboro. Se trata en ocasiones de cartuchos con sentido propio pero en otras, quizá la mayoría de las veces, funcionan como […]
Calceta de chimenea (en caso de tenerla): lo que le da sabor al caldo. / Turrón: dulce petrificado, con base en almendras y miel, para partirse a mazazos. / Peladillas: llámese así no a las almendras confitadas, tan ricas, sino a esas comadres chismoseando por los regalos de los otros. Tan pobres. / Ponche con […]
Me quedo perplejo frente a la relación que existe entre el pensamiento de Matta-Clark y lo que su servidor siente como objetivo de su humilde proyecto de cocina.
Para el artista poeta o poeta cocinero, existen en sus obras, en este caso el poema de versos o el poema de sabores, no pocas coincidencias.
Hay comidas muy malas. Comidas en situación no de calle –que la calle nos ha dado mucho placer–, sino de muerte. Comidas mortecinas debemos decir, olvidadas de Dios, menesterosas por que menesteroso es por dentro quien las hizo nacer. Y que quede claro que no me refiero a las comidas de vísceras –que son de lo mejor que puede comer la especie humana en esta ciudad–, sino a otras que no terminan por definirse.
No fue el panorama con que se cruzaron una cosa simple. No fue esa idea romántica de la pureza o virginidad salvaje de una cultura, sino el complejo orden de una civilización con mayúsculas, cargada de mitos pero también de ideas.
Para su servidor, no hay bebida más reconstituyente que el agua mineral fría o con hielos. O bien hacer un suero. Vaso escarchado de sal, hielo, agua mineral y limón. En un jardín frente al perro, frente al televisor, a la llegada de la oficina. Esto me recuerda un cuento de Woody Allen –Woody Woody según Cortázar–, incluído en el libro Perfiles. Ahí se retrata a un personaje sumamente necesitado de lo que el cineasta llamó un “Alka Seltzer Existencial”.
Nota: Nadie va a la carnicería ya. Compra los paquetes de carne ya preparados en el supermercado. Y por eso las nuevas generaciones no saben qué corte pedir más. Si lo van a freír, lo van a cocer, lo van a dorar o a poner sobre una parrilla hirviendo les da igual. Como si todas […]
Los tacos de tripa, que no los de suadero, constituyen el almuerzo perfecto para la gente con deseos de crecer en lo que hace, gente emprendedora.
Nadie puede quitarnos el derecho de darnos placer, de convocarnos a la plaza pública para deleitarnos con alimentos y bebidas. En absoluta armonía.
Comer bien no es cosa de tiempos ni cubiertos: es de afectos.
Recuerdo que mi madre nos hacía un sándwich de vez en cuando a los hermanos Calera.