Alejandro Páez Varela
@paezvarelaVa mi respeto y admiración para los que tuvieron que migrar desde este país de contrastes y malentendidos: donde el expresidente Carlos Salinas denuncia la desigualdad, donde Ernesto Zedillo presume de crecimiento económico, donde Vicente Fox y Felipe Calderón dan discursos sobre la democracia y donde, seguramente, el expresidente Enrique Peña Nieto nos dará, en un futuro cercano, lecciones de honestidad.
Hay que decir que los ataques del tipo “El Rey del Cash” son muchos en los últimos años.
Hay que jalar los bueyes hacia el centro y quizás ya no sea posible con PRI, PAN y PRD porque esa idea fracasó. Es desde adentro del movimiento de izquierda. Ahora quieren un candidato suyo, adentro, que jale hacia el centro.
Me pone en calma saber que ese Ejército de guerra que usaron los anteriores presidentes es ahora un Ejército de paz, pero al mismo tiempo eleva mi prudencia cuando evalúo que cualquier otro Presidente que no sea López Obrador puede perfectamente transformar ese Ejército de paz en uno represor.
Cada uno tenemos nuestra forma de medir a los otros y esos criterios siempre se acomodan a nuestros intereses. Y es normal, hasta que nos estorba.
Se lee lo que se quiere leer, se entiende lo que se quiere entender porque no se trata de entender sino de acomodar los hechos de tal manera que sustenten lo que creen y lo que piensan.
Todo lo que Alejandro Moreno toca, se mancha. Cuidado con negociar con él, porque muchos votaron por la izquierda cansados de los políticos tóxicos y de los acuerdos oscuros, donde la gente pierde y ganan la indecencia y la corrupción.
Ciertamente vimos al Presidente frustrado la semana pasada en dos momentos que fueron relevantes para la República –en cuanto a la separación de poderes– pero que, a su vez, no son buenas noticias para los mexicanos porque nos recuerdan que el Poder Judicial es un elefante no reumático: podrido.
Los líderes fascistas se venden como demócratas, acceden al poder usando los andamios de una democracia y luego abandonan ese camino.
Quizás las albercas llenas y el pasto verde se vean lindos; quizás no es tu responsabilidad dar consuelo a la familia de un policía caído; quizás el liberalismo nos inculcó ser individualistas y algo imbéciles.
Si los matamos, si sacamos la pistola humeante para rematarlos, otros detrás de ellos, atentos a su ejemplo, ocuparán su lugar.
Los corruptos suelen ser mentirosos creativos porque de eso depende, de ser muy creativo, que sobrevivan un tiempo hasta que el olvido socialice su nueva fortuna.
Ser de izquierda es actuar de izquierda. El movimiento mexicano de izquierda debe insistir en ello hasta el hartazgo. También debo recordar el peso que tienen los líderes más destacados de la izquierda mexicana con las mayorías. Todo, absolutamente todo lo que digan los precandidatos o los dirigentes tiene importancia porque es un movimiento naciente y hay una base social que escucha y aprende.
Antes de Trump, antes de 2018, hubo quienes advirtieron que entregar tu soberanía energética o alimentaria a tu vecino del norte no era una cosa de risa. Era peligroso, estúpido e irresponsable.
Por eso el Presidente disfrutó tanto que Ken Salazar se diera cuenta que María Amparo Casar y Lorenzo Córdova son alacranes al seno. Disfrutó que fueran a acusar al Embajador, con mentiras y manipulación, a The New York Times.
Echeverría gobernó México con profunda hipocresía. Por fuera se vendía a sí mismo como un “preocupado por los países en desarrollo” y dio asilo a los izquierdistas perseguidos. Adentro fue el autor de varias masacres, entre ellas las de estudiantes y opositores en Tlatelolco, siendo Secretario de Gobernación, y la del Jueves de Corpus ya como Presidente. Genaro Vázquez y Lucio Cabañas fueron asesinados durante su mandato y sus familias perseguidas, torturadas y desaparecidas. Su herencia es el horror y la represión.