Alejandro Páez Varela
@paezvarelaEntiendo que Sheinbaum trae dos equipos trabajando: uno para la elección, es decir, el de corto plazo; y otro para una vez que sea Gobierno, de mediano plazo, que trabaja en un Plan Nacional de Desarrollo o proyecto de Nación para seis años e incluso más. Yo creo que necesitará un tercer equipo que es tan importante como los otros dos.
¿Y los jóvenes?, preguntaba aquél. Y yo pensaba: los jóvenes están en el viejo que no llegó vivo a 2018; son la pareja que se paga un viaje a Dos Bocas. Pero también son los que se abrazan de un Javier Milei y lo llevan a la Presidencia. O de un Felipe Calderón.
¿Ahora? La verdad no sé. No es que a la izquierda le sobren las fichas, pero hay fichas que hasta regaladas le sobran a la izquierda. La política da sorpresas.
Y si bien el rico sí es pobre porque quiere –y Salinas Pliego y Vicente Fox son ejemplo de cómo el dinero no educa–, el problema con Salinas Pliego viene de usar su malentendido conveniente para invitar a otros a no cumplir con sus obligaciones con la República. Ejemplos simples: las calles que usa el empresario para ir a su casa no vienen de la nada: se financian con gasto público; y las concesiones que disfruta son un bien común, no particular. Pero cuando dice que no debería pagar impuestos lo que realmente afirma es que todos los demás tendríamos que financiarlo a él por una especie de privilegio heredado (como su fortuna). Eso no está bien. Ese tipo que predica que los ricos son principitos de sangre azul, ¿puede ser realmente “amigo” del primer Presidente de izquierda desde Lázaro Cárdenas?
En todo caso, “Otis” es el inicio de algo: una era de huracanes impredecibles y poderosos que, contra toda lógica, se fortalecen cuando están frente a las costas en vez de perder energía. Las aguas calientes son combustible de huracán y los mares no se están enfriando. Se están calentando más y más. Estemos preparados.
Me hubiera encantado ver a los expresidentes de México marchar para defender su pensión, sus guaruras y sus secretarios pagados con dinero público; o ver a Lorenzo Córdova marchar por su salario, así, sin disfrazarlo. Quizás hubiera sido bueno ver marchar a Carlos Romero Deschamps junto con Francisco Labastida para defender el Pemexgate, cuando desviaron mil millones de pesos del año 2000 para las campañas del PRI; o ver a Vicente Fox defenderlos a ellos dos.
Ese mundo en donde cohabita la oposición es como un viejo coronel –a la Gabriel García Márquez– que de noche se tiñe el cabello y los bigotes, y por las mañanas se pone su traje militar de gala y se para a las puertas de Palacio Nacional para ver a qué hora le toca gobernar. Y por la tarde asiste a cenas con los dueños de diarios que nadie lee y con políticos que muy probablemente nunca volverán para quejarse de ese nuevo mundo y para preguntarles, también, si tienen noticias de cuándo vuelven todos al poder.
Si Xóchitl aspira a perder en 2024 con al menos los mismos porcentajes con los que perdieron José Antonio Meade y Ricardo Anaya, tiene aplicarse y doblar el número de votos que trae ahorita. Y luego, si todavía le queda fuerza después de multiplicar por dos la intención de voto que trae, podría atreverse a soñar con ser competitiva. Para alcanzar a Claudia Sheinbaum necesita frenar la caída, regresar a los tres partidos a los niveles de intención de voto que traían en 2018 y luego intentar crecer.
PRI, PAN y PRD debieron refundarse y dejar de lado a las élites cargadas toxicidad; las que los usaron durante cinco años para expresar su odio personal a López Obrador. Debieron crear ciudadanía de verdad, no anclarse a las organizaciones que simulan ser ciudadanas y que están cargadas de panistas que se avergüenzan de llamarse panistas; de perredistas que se avergüenzan de quienes son y de priistas que ya no tienen cabida ni en su propio partido. De hecho, esos priistas no tendrían cabida en una sociedad moderna, tampoco. Y eso me lleva a Morena, que debería entender la deshonra de haberle abierto las puertas a Germán Martínez, a Lilly Téllez o a Manuel Velasco y respetar la memoria de Heberto Castillo, de Rosario Ibarra de Piedra, de Valentín Campa y de Rubén Jaramillo y de otros que lucharon contra la adversidad y entregaron su vida por una causa de izquierda.
Las últimas noticias dicen que el Frente prepara un equipo de “voceros” para defender a Xóchitl Gálvez. Es como si el gerente de un restaurante le subiera a la música cuando los comensales se quejan del ruido de las cumbias, en vez de aceptar que las cumbias no son música para un desayuno en familia. Los voceros, si se anuncian, son para defender a la Xóchitl que canta cumbias a gritos. No suena tan inteligente. Pues que les vaya bien con los que esperaban un desayuno en familia: ahora, cinco gritones iguales que ella (del tipo Germán Martínez o Javier Lozano) le harán coro en todos los rincones del restaurante. Qué horror. Para salir corriendo sin dejar propina.
Durante años, el único “éxito” del hijo de un multimillonario ha sido crear fondos perdidos con dinero del padre y de otros empresarios; fondos que se pueden gastar sin retorno. Y así vieron a PRI, PAN y PRD: un nuevo fondo de inversión para cumplir ciertos objetivos, como lo es Mexicanos contra la Corrupción. O como los fondos que se han creado para atacar a Andrés Manuel López Obrador, de los que nadie espera una remuneración económica porque se asumen como perdidos.
Esos empujones no hubieran llevado a nadie a renunciar a la izquierda en el pasado. Esos empujones habrían sido caricias para alguien como, digamos, Ricardo Flores Magón, Rubén Jaramillo, Lucio Cabañas, Heberto Castillo, Rosario Ibarra de Piedra o el mismo López Obrador.
“¿No va a intentar hacer un gesto a la ultraderecha?”, le insiste la reportera del diario español. Xóchitl abre el huipil y ruedan las monedas de oro: “Yo a la ultraderecha le voy a dar certeza jurídica, le voy a dar energía limpia para que hagan negocios. Van a pagar impuestos porque van a hacer más negocios, la libre empresa está clara, no soy una persona que crea que el Estado tenga que tener monopolios”.
Eduardo Loyola Osorio, quien nació en Chillán, Chile, militó desde muy joven en Partido Socialista y tras el golpe de estado en contra del Presidente Salvador Allende se integró a diversas organizaciones en favor de los derechos humanos, como el Comité Pro Paz y la Vicaría de la Solidaridad.
La prensa mexicana especializada en temas económicos se ha negado en reconocer los avances logrados durante la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador pues se enfoca en ocultar estos logros y en destacar los puntos negativos, afirmó Mario Campa, economista y politólogo.
Poco después de que derecha e izquierda anuncien sus candidaturas, los reflectores le quemarán las cejas a Dante Delgado. La verdad, no creo que resista hasta noviembre o diciembre para definirse porque lo tundirán a diario. Y es tan importante para la oposición lo que decida que no sólo impactará a Movimiento Ciudadano, sino también al PRIAN. Xóchitl o el moderno Prometeo no despegará si no se recurre a todos los artilugios, entre ellos decir que con MC, ella se pone a la cabeza. Pero ni la encuesta de Reforma de este domingo da esa suma.