Alejandro Páez Varela
@paezvarelaCreo que hay un falso debate sobre Margarita Zavala que no le beneficia a nadie. Ella debería saberlo. Se refiere a la influencia del marido, Felipe Calderón, en su candidatura. La ex Primera Dama ha querido tomar distancia de él para difundir la idea de que uno es uno y el otro, otro. Ese es […]
El problema de Edomex es su propia gente: 90 años sin transición a nada y salen a aplaudirle al PRI en cada elección. 90 años conformándose con basura, con regalitos.
Años y años ignorando la tragedia, abandonando a nuestros conciudadanos a su suerte. Años y años negándole la atención a los migrantes.
El escenario está casi puesto. Será una lucha de tres. Se trata de una gran presea al final de una caminata llena de espinas. Se sabe que van por el gobierno del estado de México, pero en realidad van por más: es la presidencia, el gran trofeo de 2018, lo que se juega.
Habría salido si fuera un llamado para hacer vibrar al Estado de México; si fuera una convocatoria ciudadana y apartidista para asaltar la cueva de los ladrones entre todos; para terminar con el nido de impunidad, de robadera y de falta de transparencia.
No tengo por qué creer, pues, que ahora velará por los intereses de los mexicanos. No tengo datos que me lleve a esa conclusión. Lo que tengo por cierto es que ha sido un gobierno malo, poco confiable, pésimo para la estrategia, lento para responder, muy corrupto. Eso tengo. Por desgracia.
A Trump le deberemos muchos favores aunque nos los haga por la mala. Desenmascara a los hipócritas como Canadá; nos ha mostrado que no debemos confiar en Trump y que el camino que llevamos, en 25 años de TLCAN, no era el correcto.
Cuando Taft se fue, los hombres de Porfirio Díaz desmantelaron las columnas, que eran falsas. Se las llevaron o se los robaron, y dejaron otra vez esa ciudad con sus calles pelonas.
Cuatro (que pueden ser ocho) años con el agua hasta la coronilla, tratando de contener la respiración, intentando sobrevivir al sátrapa anaranjado que a estas alturas ya nos tomó, con permiso de todos ustedes, por sus pendejos.
Por qué no encierran a Carlos Romero Deschamps, a César Duarte, a Javier Duarte, a Rodrigo Medina, a Roberto Borge, a Jorge Herrera, a Egidio Torre, a los Moreira. Por qué no encierran a toda la bola de saqueadores, desvergonzados, hijos de su madre.
¿Nosotros, los ciudadanos, hemos tocado fondo? Depende de quién responda. Los 55.3 millones de mexicanos en pobreza, sí; pero otros no.
En pocas palabras: nos hicieron el favor de endeudarnos hasta el copete y nos hacen el favor de prestarnos “sus obras”.
Digo esto: hay poca esperanza de que el Gobierno federal, el PAN, el PRI o el PRD digan algo de las deudas ocultas. ¿Por qué?, pregunto otra vez: porque todos están involucrados.
Creo que la señora Zavala nos debe explicaciones. Muchas. Debe dejar de hacerle al ensarapado con su 3 de 3, para empezar, porque no la ha presentado (como también la periodista Flores expuso hace algunas semanas). Y luego debe decirle a la gente qué papel jugó en el gobierno de su marido.
Millones sufren angustia y desesperación y, en un acto impresionante de insensibilidad, la familia presidencial toma distancia de ellos para decir que están hechos de otra cosa. Que son distintos. Que las penurias de los mexicanos no es su penuria; que las ofensas contra los mexicanos no son ofensas para ellos.
Si hubiera algo de vergüenza y dignidad, Miranda mismo renunciaría. Pero no: se quedará allí porque sí, porque puede. Y qué.