Alberto Ruy-Sánchez
En una de las más enigmáticas figuras esculpidas en un templo del amor en India, tres sirenas serpentinas se entretejen con infinita delicadeza.
Nuestro Kamasutra de piedra ahora nos pregunta: ¿este beso que ves es un beso largo o es un instante detenido?
Las esculturas del amor en la India, incluyen lenguas largas y duras que producen gestos hondos y suaves en el rostro de piedra de la amada.
Más deseante que deseada, la diosa decide cuándo, cómo, dónde. La belleza, no es una idea ni un ideal, es un cuerpo que ejerce, decide, escribe.
El erotismo divinizado de la India es lección de abandono sistemático y de trance. Volverse ámbito amoroso para el encuentro con lo inesperado.
El templo erótico de la India da consejos y lecciones inesperadas: la de abrir plenamente la sonrisa del sexo durante todo el día, en secreto y aunque se haga cualquier otra cosa mientras tanto, es una de las más curativas y desconcertantes.
Si los templos eróticos de la India son imitación de las formas de los dioses, los humanos haciendo el amor somos letras que enlazadas pronunciamos de pronto su secreto.
En los más antiguos tratados de arquitectura de la India se establece que un templo sin figuras eróticas es completamente ineficaz. Cada una es llave de un umbral, es seducción y acertijo, prueba vital y enseñanza.
No dejaba de asombrarnos que en el Kama Sutra de piedra de los templos de Kajuraho surgiera la vida interior del erotismo. Y en una serie de esculturas pudiéramos ver, en la sonrisa de los amantes, ese momento en el que lo más suave de ti se confunde con lo que más aprieta y el lenguaje del amor se vuelve distinto adentro que afuera.
El amor oral en el Kamasutra de piedra de la India es meticulosa lección de ascenso y caída en lo desconocido.
La penetración del lenguaje de piedra de la India hace del erotismo una meta de perfección tántrica. Pero es un lenguaje que sólo viviéndolo se entiende.
En el Kama Sutra de piedra que son los templos de la India, un episodio entero se ocupa del ritual de sostener levemente en la mano izquierda el pecho de la diosa Parvati. Hacerlo otorga poderes que sólo conocen los iniciados a su adoración obscena y sublime.
“Hay un templo en la India donde el amor se ejerce de afuera hacia adentro, desde su piel de piedra hasta el corazón ceremonial de entregas y sacrificios. Antes se canta, se goza, se ejercita la visión por todos los sentidos”.
“Entregado a la tensión del color sobre la tela. De la textura que gira, de la convulsión que entrega, me rindo a la fuerza voraz y tranquila sobre mi alma inquieta que ejerce la mano audaz del artista…”
Cuentan que ese viajero de otro siglo descubrió en su amada que lo divino, lo verdaderamente divino, vive fuera de las prisiones dogmáticas, las iglesias, los poderes.
En la ciudad de la Diosa Minakshi, un gran palacio del siglo XVII con su espectacular grandeza caída, recuerdas la fragilidad natural de los reyes más poderosos.