Alberto Ruy-Sánchez
En la arquitectura de otro tiempo en otra parte la piedra angular era el sexo. Todo lo sostiene, todo lo cuida. Los poderes de la cópula desbordada pero geométricamente bella era en Kayurajo el mejor amuleto.
El Kama Sutra de Kayurajo recomienda concentrar en las manos la atención de los amantes y pensarlas como si en ellas estuviera todo el cuerpo.
Los amantes son ámbitos de adoración delirante, santuarios renovados de adoraciones sin tregua, según el Kama Sutra de piedra de Kayurajo.
La mirada de los amantes al despertar es capaz de muchas cosas, incluso de dibujar lo que siente.
La memoria caprichosa de los amantes saca a flote rituales que se han ido. Y en el vértigo de invocar sus intensidades, descubren que lo irreversible surge feroz porque nunca se ha ido.
La pintura de Lourdes Ladrón de Guevara reactiva poderosamente el vínculo entre el arte abstracto y la contemplación que nos hace mirar más adentro y más allá de lo que parece que vemos. Frente a ella la experiencia de mirar nace de nuevo.
Sostiene el Kama Sutra de piedra que, entre todas las partes humanas que se convierten en imagen o metáfora de todo el cuerpo, los labios son principales. En ellos lo más obsceno y lo más delicado se modula igual. Lo más banal y lo sagrado encuentran en los labios su encarnación perfecta.
Dice el Kama Sutra de piedra que en cada caricia están todas las caricias y en cada espasmo se crean y recran todos los mundos posibles. Los amantes que se escuchan gozándose y se entregan sin más a esa música de los cuerpos inventan una dimensión que difícilmente se desvanece. El tiempo sin final es […]
Desde que los templos del Kama Sutra fueron construidos, un bosque los rodea. En su umbral, los enamorados evocan pasiones púbicas desmesuradas. El bosque es iniciación, seducción, asombro.
En el marco de la segunda Feria del Libro de Cocina Tradicional, el próximo 14 de octubre a las 15:00, Artes de México se unirá a la celebración de uno de los aspectos más ricos y únicos de nuestra cultura: la cocina tradicional mexicana. Por tratarse de un tema vasto, que puede pensarse desde los alimentos, utensilios o ritos, entre muchos otros aspectos que lo conforman, son varias las publicaciones que la editorial ha dedicado a este tema y que serán analizadas por algunos especialistas de la comida: Mauricio Ávila, Mario Humberto Ruz y Salvador Reyes Equiguas. Aquí presentamos un fragmento tomado de Elogio de la cocina mexicana en el que los invitamos a reflexionar sobre la naturaleza del exceso que cifra nuestra cocina.
Esa lección del Kama Sutra de piedra sugiere escuchar el ritmo de la sangre y volverse esa cadencia.
El templo del Kama Sutra es metáfora de una montaña que vibra al ritmo de los amantes. Y se construye como deben avanzar las caricias, como música de dos.
Mirar México en la materialidad de sus símbolos y representaciones, de sus ritos y sus mitos tiene que plantearse el reto de comprenderlo, de explorarlo más allá de lo que parece ser ya conocido y proponer nuevas preguntas y nuevas respuestas.
Los amantes se encandilan con el tacto solamente. Los amantes miran hondo y lo que ven los incendia.
En el recorrido del cuerpo que los amantes practican para encontrar en las partes divinidades distintas, la frente es uno de los centros de atención. La Nyasa, ritual del tacto amante, según el Kama Sutra de piedra, culmina y recomienza en la frente.
Un edificio que danza, una fortaleza que es un cuerpo o dos o tres, una montaña, una cueva sagrada, una parte del cielo, o del cuerpo: el equilibrio del mundo se recupera desde el templo erótico de la India cuando hacer el amor es armonía y belleza.