A dónde van los desaparecidos
Los abrazos no paran. Después de año y medio sin verse —por las restricciones impuestas por la pandemia de COVID-19—, buscadoras se encuentran en Cuernavaca, Morelos. Llegaron de diferentes partes del país con un objetivo: recorrer todos aquellos lugares en donde es posible encontrar un rastro, una evidencia, algo que permita encontrar a las personas que otros se han empeñado en desaparecer.
Uno de los hallazgos más preocupantes que arroja el primer diagnóstico gubernamental de los servicios forenses del país es que, hasta febrero de 2019, a nivel nacional, las instituciones forenses sólo lograron restituir el nombre a 17 de cada 100 cuerpos.
Además de crear una Comisión de la Verdad sobre la “guerra sucia”, el Gobierno federal acordó con familiares de víctimas y sobrevivientes de ese periodo impulsar un plan anti impunidad que contempla el acceso a los “archivos de la represión” y a instalaciones militares.
El Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) aceptó, por primera vez, un caso de desaparición en México: el de Ivette Melissa Flores Román, ocurrido en 2012 en Guerrero.