Desde los años 90, Estados Unidos usó el combate a las drogas como argumento para sanciones comerciales. Hoy, Trump revive la táctica con un arancel del 25 por ciento a México, desafiando el T-MEC y golpeando a su propia economía.
Ciudad de México, 9 de febrero (SinEmbargo).- Estados Unidos es el país con más quejas ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), con 176 reclamos en su contra por la imposición de aranceles, por ejemplo. Pero también es el que más se inconforma por las restricciones comerciales de otras naciones, pues sus gobiernos, lo mismo demócratas que republicanos, han presentado o apoyado 743 solicitudes.
Además, no es la primera vez que el tema de las drogas es utilizado como amago por Estados Unidos para imponer aranceles a México, al menos desde 1996 nuestro país ha llevado esta amenaza a la OMC. Sin embargo, en esta ocasión, Donald Trump, quien en su segundo periodo presidencial ha intensificado la vulneración de derechos humanos, sí lo está cumpliendo.
Según datos de la OMC, la mayor parte de las “preocupaciones comerciales” contra Estados Unidos han sido interpuestas por China, con 81 quejas. Le sigue el bloque de la Unión Europea, con un total de 34 reclamos; Argentina, con 13; en cuarto sitio se ubica México, con 12; y en quinto sitio, Corea del Sur, con 8 denuncias.
“Deseamos expresar nuestra grave preocupación por la práctica continua de los Estados Unidos de imponer aranceles”, declaró el gobierno chino en abril de 2024, en una reunión con el Consejo del Comercio de Mercancías de la OMC.
La representación de aquel país asiático señaló también que el gobierno estadounidense sigue imponiendo estas tarifas, “pese a que está ampliamente reconocido que se trata de una infracción flagrante, tanto de la letra como del espíritu, de las normas de la OMC”.
Señaló también que los aranceles “no promueven los intereses de las empresas y la población ni en China ni en los Estados Unidos”. Por lo que, según el acta de dicha reunión consultada por Sin Embargo, pidió eliminar “inmediatamente todos los aranceles impuestos en virtud del artículo 301 a los productos chinos”,.
Amenazas añejas
Este viernes, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aplicará aranceles a sus tres principales socios comerciales a partir de este sábado 1 de febrero: México, Canadá y China.
Más tarde, con su intimidante narrativa acostumbrada, el mandatario dijo que nada pueden hacer estas naciones para evitar los aranceles y advirtió que estos podrían incrementarse.
Para México —su mayor socio comercial en el mundo— y Canadá, la tarifa será de 25 por ciento sobre los productos. Mientras que a China la castigará con otra carga de 10 por ciento. Podría parecer poco para la nación asiática, pero es que el gobierno estadounidense ya le ha impuesto aranceles a más de la mitad de sus exportaciones.
La justificación que ha dado su gobierno a esta medida es que estos tres países no han hecho lo suficiente para evitar que el fentanilo entre a Estados Unidos y dañe a su población.
En 1996, el Partido Republicano propuso la Ley de Comercio Exterior sobre el Control de Estupefacientes, la cual buscaba imponer sanciones comerciales a los países que, por no controlar la producción y el tráfico de drogas, amenazaran la seguridad nacional y la salud y seguridad de su ciudadanía.
Ante el avance de esa ley, que finalmente no se aprobó, el gobierno de México llevó el tema al Consejo del Comercio de Mercancías de la OMC.
En la sesión del 10 de abril de 1996, dijo que dicha ley “obligaría al Ejecutivo estadounidense a imponer sanciones comerciales a los países que, según sus propios criterios o los del Congreso, no estén haciendo los esfuerzos suficientes para actuar contra la producción o el tráfico de drogas ilícitas”.
De acuerdo con el acta de dicha reunión, México informó que este proyecto contemplaba “la imposición de aranceles adicionales de hasta el 50 por ciento, la terminación de acuerdos en materia de transporte aéreo, el retiro de beneficios bajo acuerdos de libre comercio, etc”.
Donald Trump no necesitó de una ley para materializar esta pretensión, se valió de la discrecionalidad de su poder para imponerlo. Tampoco le ha importado que pudiera incurrir en la violación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Las quejas de México contra Estados Unidos
Según la OMC, los aranceles son un pago por los derechos de aduana aplicado a las importaciones de mercancías. Es decir, imaginemos que compramos un producto en otro país y queremos traerlo al nuestro. El gobierno de nuestro país nos podría cobrar un impuesto por introducir tal mercancía, eso es el arancel.
Esta medida le da una ventaja al precio de los productos no exportados, pues no tendremos que pagar un impuesto extra por ellos. Es por eso que parte de la población estadounidense se ha quejado, primero por las amenazas y ahora por la entrada en vigor de esta decisión de Donald Trump, pues los productos de México se encarecerán 25 por ciento. Ese aumento lo tendrán que pagar quienes los consuman.
Hasta ahora, el gobierno de Trump no ha informado a qué mercancías le aplicará los aranceles. Pero de acuerdo con el secretario de Economía de nuestro país, Marcelo Ebrard, los productos que más exporta México a Estados Unidos son autos, computadoras, televisores y refrigeradores.
La afectación a la población en Estados Unidos por los impuestos a estos productos superaría los 7 mil millones de dólares, según informó Ebrard.
Desde la Ronda Uruguay de 1986, los países miembros de la OMC se comprometieron a reducir los aranceles para que el comercio multilateral, o el globalismo, pudiera funcionar. Esta política económica se contrapone a la de Donald Trump, que es proteccionista y nacionalista.
Pero más allá de Trump, las administraciones estadounidenses, demócratas o republicanas, han impuesto medidas proteccionistas a diversos países por razones geopolíticas y para mantener su hegemonía en el sistema internacional. China es el ejemplo de ello.
El país asiático es por mucho el que más quejas ha presentado contra Estados Unidos ante la OMC. Acumula 81 reclamaciones frente a 34 del bloque de países de la Unión Europea, que le sigue en segundo sitio.
La mayoría de las restricciones comerciales que Estados Unidos le ha impuesto a China están en la venta de partes de reactores nucleares, carnes, frutas, lácteos, aparatos de sonido, televisores y sus partes, la comercialización de animales vivos, madera y carbón. Pero abarca a muchas más mercancías, como los autos, la ropa o la pirotecnia.
Las 12 quejas que México ha iniciado en la OMC contra Estados Unidos son por restricciones principalmente en la venta de carne, frutas y productos lácteos, pero también por obstáculos al comercio de artefactos de la industria nuclear.
En México contamos con dos reactores nucleares que generan apenas el 3 por ciento de la electricidad, según la Asociación Nuclear Mundial. Es decir, no es una industria grande, sobre todo comparada con la de Estados Unidos, que genera el 30 por ciento de la energía nuclear de todo el mundo y con ello es el mayor productor.
Sin embargo en este país se producen componentes para ese sector. En 1979 el gobierno creó la empresa pública Uranio Mexicano (Uramex), que, según información oficial, es el “agente exclusivo del Estado mexicano para explorar, explotar, beneficiar y comercializar minerales radiactivos”.
Otros reclamos que ha presentado México contra Estados Unidos han sido por los controles al comercio de lácteos, preparados de carnes, televisores, equipos de sonido y grabación, productos de floricultura, bebidas alcohólicas, madera y café, entre otras.
Quejas de Estados Unidos contra México
Estados Unidos ha planteado 537 quejas por restricciones comerciales y ha apoyado 206 más. La mayoría de los reclamos que ha promovido son contra la Unión Europea, con 104; en segundo lugar ha sido contra China, con un total de 76; luego contra la India, 52; contra Corea del Sur son 27; y en quinto lugar, con 24 impugnaciones, a Indonesia.
México es el sexto país con más quejas de Estados Unidos, con 20 “preocupaciones comerciales” presentadas por dicho país. Una de las inquietudes más recientes la remitió en 2024 y se refiere a las restricciones impuestas en 2022 por el gobierno mexicano para la importación de leche en polvo o deshidratada.
En 2021 se inconformó ante la OMC por las leyes aprobadas en Oaxaca y Tabasco que prohíben la venta de bebidas azucaradas y alimentos chatarra a niñas, niños y adolescentes.
Y por supuesto, también se inconformó por las restricciones al glifosato, un herbicida que, según organizaciones como Greenpeace, es cancerígeno y destruye insectos benéficos como las abejas. En 2023, el gobierno mexicano prohibió su compra, venta e importación y esto iba a entrar en vigor en abril de 2024, pero se ha postergado, en parte por los reclamos de Estados Unidos.