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Tomás Calvillo Unna

05/02/2025 - 12:04 am

Habitamos la vida…

"Nunca es tarde para corregir el rumbo y restaurar la confianza: las cerraduras ideológicas no pueden cercenar el poder de un corazón generoso, que convoca a restaurar y cuidar la casa que nombramos México".

Habitamos la vida... por Tomás Calvillo Unna.
"El oxígeno de la atmósfera social es la palabra". Pintura: "El muro de las almas" por Tomás Calvillo Unna

Habitamos la vida…

Por Tomás Calvillo Unna

I

Y se olvida …

La extensión que se despliega en la mirada

son las alas minerales del altiplano;

el azul que florece en las alturas,

su tenue sonrisa de blancas nubes;

el adiós y la bienvenida del itinerario

En los caminos,

los árboles hablan en voz baja,

y este domingo,

introvertidos en sus verdes y amarillos

salpicados de naranja,

quisieran absorber

en una sola tarde las estaciones todas,

para descifrar de una vez

la razón de su fijeza,

cuando el deseo de sus cortezas y ramas

de sus hojas, flores y frutos,

es poder alcanzar

con el aliento de sus hojas

las humedades del mar.

II

Los semblantes del paisaje

su capacidad de atenuar

el rigor mismo de la naturaleza:

resolver en la distancia

el peso de las montañas,

volverlas próximas y amigables.

Convertir las cúspides

en irregulares ondas

que delinean y circundan los valles

y las ciudades.

Sabiduría de la distancia

que nos aproxima

a su inédito orden.

III

El mediodía es vertical

una flecha que apunta hacia las alturas;

y cuya luz se dispersa

en los horizontes que nos rodean.

El mediodía tiene la certeza

de ser infatigable,

y retornar una y otra vez,

con la convicción de lo que inicia,

hasta abrazar la tarde.

IV

De esta montaña nació la escalera

y de aquel Ojo de Agua la ventana;

de los árboles y sus nidos

las puertas, las mesas y los techos.

Todo invento

tiene un dejo

de marometa

para que la naturaleza se descubra

en su inevitable mudanza.

V

Acaso aquí, bajo los robles,

en su prudente fortaleza

la consigna de los siglos

encuentre su respuesta:

esperar la noche,

la larga noche

sin antifaces ya

en su invisibilidad

que absuelve

las horas de más.

 

Rendija:

El oxígeno de la atmósfera social es la palabra.

La destrucción de ella, su intoxicación en los últimos años para descalificar e insultar, menospreciar y mentir, dañó profundamente la psique colectiva de nuestro país.

Inició así una guerra civil simbólica que hoy es una amenaza a nuestra capacidad como nación. Perdimos el rumbo y nos debilitamos en la arena internacional de un mundo globalizado. Los miles de desparecidos y la simbiosis entre carteles, políticos y empresarios ha erosionado profundamente a nuestra patria.

Las amenazas del exterior si se invierten pueden convertirse en una palanca para retornar y emerger. Nunca es tarde para corregir el rumbo y restaurar la confianza: las cerraduras ideológicas no pueden cercenar el poder de un corazón generoso, que convoca a restaurar y cuidar la casa que nombramos México.

El paradigma de los derechos humanos en la experiencia migratoria, el agudo silencio del refugio ante la prepotencia y soberbia estridente, que enfrenta la sabiduría impecable de la dignidad de los migrantes; advierten de una tarea silenciosa y profesional, a ras de la calle que resalta responsabilidad, solidaridad y cohesión.

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