Ayer, Donald Trump, Presidente electo de Estados Unidos, se puso más violento, ya que elevó sus amenazas contra el mundo. Dijo que México es dirigido por cárteles de la droga, y que no descartaría el uso de la fuerza militar para tomar el control del Canal de Panamá y Groenlandia.
Ciudad de México/Ottawa/Bruselas, 8 de enero (SinEmbargo/EuropaPress).– Líderes políticos, y jefas y jefes de Estado de la Unión Europea (UE), Canadá y México respondieron cada uno a su manera a los planes expansionistas del Presidente electo de Estados Unidos, quien asume en menos de dos semanas el control del mayor ejército del mundo.
Donald Trump amenazó a Canadá con someterlo a presión económica si no se anexa a su país; de México dijo que estaba gobernado por cárteles y que renombraría el Golfo de México como “Golfo de América”; mientras, envió a su hijo a Groenlandia en su propio avión y no descartó utilizar al ejército para invadir esa isla, la más grande del mundo, así como el Canal de Panamá; los reclama como propios, por supuestas razones “de seguridad nacional”.
"Yo creo que ayer al Presidente Trump le mal informaron, con todo respeto, porque yo creo que le informaron que en México todavía gobernaba Felipe Calderón y [Genaro] García Luna, pero no. En México gobierna el pueblo", aseguró la Presidenta de México.
Claudia Sheinbaum Pardo respondió duro a Trump. Rechazó el nombre de "Golfo de América" para el Golfo de México y propuso mejor llamar "América Mexicana" a Estados Unidos. “Obviamente Golfo de México es reconocido, el nombre, por Naciones Unidas, un organismo de Naciones Unidas, pero ¿por qué no le llamamos [a Estados Unidos] ‘América Mexicana’? Se oye bonito, ¿no? ¿Verdad que sí? Desde 1607. La Constitución de Apatzingán era de 'América Mexicana'. Entonces vamos a llamarle ‘América Mexicana’. Se oye bonito, ¿no? Y Golfo de México desde 1607 y además está reconocido internacionalmente”.
Ayer, los líderes políticos de Canadá rechazaron la anexión a Estados Unidos, y el mismo Justin Trudeau, quien presentó su renuncia como Primer Ministro, dijo que bajo ninguna circunstancia los canadienses lo aceptarían. El problema es que Trudeau cometió una serie de errores que lo obligaron a irse. Hoy, el buró editorial de The Globe and Mail culpó a Trudeau y a los liberales de haberse prestado a las amenazas de Trump. Pero Mélanie Joly, Ministra de Asuntos Exteriores, afirmó desde su cuenta de X que los comentarios de Trump “muestran una total falta de comprensión de lo que hace de Canadá un país fuerte. Nuestra economía es fuerte. Nuestra gente es fuerte. Nunca retrocederemos ante las amenazas”.
Pero la Unión Europea respondió fuerte. Reclamó este miércoles que la soberanía de Groenlandia es un “valor diplomático y principio clave” con el que trabaja, insistiendo en que debe respetarse en todos los casos, tras las declaraciones de Trump sobre controlar por la fuerza la isla en el territorio ártico, dependiente de Dinamarca, o de aplicar fuertes aranceles si Copenhague no se abre a vender Groenlandia.
La Unión Europea no permitirá que otros países ataquen sus fronteras soberanas, dijo el Ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, en respuesta a los comentarios de Trump. Groenlandia forma parte de Dinamarca desde hace más de 600 años. “Obviamente, no hay duda de que la Unión Europea no permitiría que otras naciones del mundo atacaran sus fronteras soberanas, sean quienes sean [...]. Somos un continente fuerte", afirmó Barrot.
La amenaza sobre Groenlandia
Groenlandia ha sido históricamente un territorio de interés estratégico tanto por su magnitud --es la mayor isla del mundo-- como por su ubicación, a medio camino entre los océanos Atlántico y Ártico. El Presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, lo tiene ahora de nuevo en su punto de mira, con órdagos incluso a movimientos militares como herramienta de presión.
La colonización de Groenlandia se remonta al siglo X, con una ocupación nórdica que no terminó de resolverse del todo hasta el siglo XIX, cuando la isla ya quedó bajo control de Dinamarca. Desde 1979, goza de autonomía con respecto a la metrópoli y en 2008 Copenhage renunció a la mayor parte de las competencias, con la salvedad de ámbitos clave para la seguridad como política exterior o Defensa.
En la actualidad, apenas 55 mil personas viven en Groenlandia y sus intereses están representados directamente por dos diputados en el Parlamento central danés, tal como ocurre con las islas Feroe. Sin embargo, el sentir mayoritario entre la población groenlandesa pasa por seguir rompiendo lazos con Copenhague, una carta que está ya contemplada.
Desde 2009, Groenlandia tiene derecho a declarar su independencia mediante referéndum, una aspiración agitada de nuevo en estas últimas semanas por el Primer Ministro local, Mute Egede.
"Groenlandia no está en venta", coinciden tanto Egede como la jefa del Gobierno central de Dinamarca, Mette Frederiksen, que han salido al paso desde diciembre de las aspiraciones soberanistas resucitadas en las últimas semanas por Trump, que ya sondeó esta posibilidad durante su primera mandato presidencial y ahora ha elevado la apuesta.
Estados Unidos ya compró Alaska en 1867, fecha en la que el entonces Presidente, Andrew Johnson, llegó a plantearse adquirir también Groenlandia. Y no fue la única vez, puesto que hace casi ocho décadas la Administración de Harry S. Truman hizo una oferta formal para quedarse con la isla a cambio de 100 millones de dólares en oro, tal como trascendió posteriormente.
Trump no ha dicho cuánto estaría dispuesto a pagar ahora, pero sí que ha hecho público su interés, apelando a temas de seguridad nacional para reclamar Groenlandia --también el Canal de Panamá--. El magnate republicano alude a los movimientos de barcos rusos y chinos en las inmediaciones.
Estados Unidos ya cuenta con presencia militar, en virtud de una alianza con Canadá que se remonta a 1958, en plena Guerra Fría, y que lleva por nombre Mando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD, por sus siglas en inglés). Cuenta con varias instalaciones, incluidas bases militares, con el objetivo de recabar información de Inteligencia y contener potenciales amenazas.
Sin embargo, el progresivo deshielo del Ártico y la consiguiente apertura de nuevas rutas de navegación acrecientan el interés económico y político en esta zona, rica además en recursos naturales como el petróleo y el gas, y también en minerales raros, claves por ejemplo para la fabricación de productos tecnológicos.