Mundo
Justin Trudeau en un evento de la Cámara de Comercio de Halifax.

Un episodio de South Park

La ofensa de Trump a Trudeau y a Canadá no resultó ofensa: 13% sí quiere anexión a EU

11/12/2024 - 11:11 am

Canadá intenta asimilar lo que Trump ha dicho en las últimas horas. Algunos creen que Trudeau, quien ha hecho de lado sus ataques contra México, ya envenenó demasiado la conversación también con Estados Unidos. Mientras, al sur de la frontera canadiense, algunos calculan qué pasará en las mesas de los estadounidenses, donde un alto porcentaje de sus verduras y frutas son cultivadas en México. Estados Unidos depende en un 95 por ciento de los aguacates mexicanos, por ejemplo...

Ciudad de México, 11 de diciembre (SinEmbargo).– Durante la reunión con Justin Trudeau en Mar-a-Lago, Donald Trump sugirió que Canadá debería ser el estado 51 de Estados Unidos. Y luego publicó una foto de inteligencia artificial con él ondeando la bandera canadiense. Después degradó públicamente al Primer Ministro llamándolo “Gobernador” y ratificó las tarifas de 25 por ciento en los aranceles de todos los productos que importe de ése país y de México.

Muchos medios canadienses criticaron el manejo de la crisis por parte de Trudeau y su equipo, cuya primera reacción fue tratar de orientar la ira de Trump hacia México. “Trump publicó lo que podría ser el comentario más épico sobre un Primer Ministro canadiense hasta la fecha, refiriéndose a Justin Trudeau como Gobernador del ‘Gran Estado de Canadá’. Y se lo merecía. Trudeau simplemente no está preparado para una guerra de ingenio y ha envenenado el pozo de agua con Trump, sin posibilidad de reparación”, escribió hoy la columnista Terry Newman en The National Post de Canadá.

“Al reducir el estatus de Trudeau al de ‘Gobernador del Gran Estado de Canadá’, hizo un favor a todos los canadienses. Señaló en términos inequívocos dos cosas: que el liderazgo y el estatus de Trudeau son diminutos, y que nuestra nación entera está funcionando a la capacidad de un solo estado, no de un país más grande que nuestros vecinos del sur, rico en recursos y talento, hasta que ese talento inevitablemente decide irse al sur debido a los altos impuestos, los programas gubernamentales costosos e ineficientes y, ahora, la vivienda inasequible”, agrega Newman.

Pero lo que en México sería una ofensa inaceptable sugerir la anexión del territorio, no resulta así en Canadá. Un número grande de canadienses piensa que no es una mala idea perder su independencia y ceder su soberanía, dice hoy The Globe and Mail.

“Una nueva encuesta de Leger sugiere que a 13 por ciento de los canadienses les gustaría que el país se convirtiera en el próximo estado de Estados Unidos. Los desgloses demográficos muestran que hay un mayor apoyo entre los hombres, con un 19 por ciento, en comparación con sólo el siete por ciento de las mujeres”.

Los partidarios de la anexión, que además son miembros del Partido Conservador, llegaron al 21 por ciento, mientras que uno de cada 10 votantes liberales dijo que estaba a favor de la idea. “El Partido Popular de Canadá mostró el nivel más alto de apoyo entre los partidos federales, con un 25 por ciento. Entre la población en general, el 82 por ciento se opuso a la idea, el mayor porcentaje proviene de las provincias atlánticas, las mujeres y los canadienses mayores de 55 años”.

The Globe and Mail reporta que “cuando se le preguntó sobre los comentarios de Trump antes de una reunión del Gabinete federal el martes, el Ministro de Inmigración Marc Miller dijo que ‘parece que estamos viviendo un episodio de South Park’”.

Donald Trump sube al escenario antes de hablar en los premios FOX Nation Patriot Awards.
El Presidente electo Donald Trump sube al escenario antes de hablar en los premios FOX Nation Patriot Awards, el jueves 5 de diciembre de 2024, en Greenvale, Nueva York. Foto: Heather Khalifa, AP

Aguacates caros

Mientras, dentro de Estados Unidos los analistas y economistas han sacado su calculadora para medir el impacto de la amenaza de Trump. The New York Times publica hoy un texto de Rebecca Patterson que se titula: “¿Está listo para que el guacamole se convierta en un artículo de lujo?”.

“El primer mandato de Donald Trump es un recordatorio del daño financiero que puede crear una guerra comercial. Después de que Estados Unidos impusiera en 2018 aranceles a una serie de países, Canadá, China, la Unión Europea, India, México y Turquía contraatacaron contra las exportaciones estadounidenses. El Departamento de Agricultura dice que la represalia aumentó el precio de los productos agrícolas de Estados Unidos; eso a su vez contribuyó a una disminución de los ingresos por exportaciones de 27 mil millones de dólares en 2018 y 2019”, escribe Patterson.

“Ahora nos estamos preparando para ver la misma película nuevamente. Horas después de la publicación de Trump en Truth Social a fines de noviembre, en la que amenazaba con una nueva ronda de aranceles, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió: ‘Por cada arancel, habrá una respuesta en especie’. Sólo como recordatorio para la administración entrante, aproximadamente dos tercios de las verduras y casi la mitad de las importaciones de frutas y nueces a Estados Unidos provienen de México. ¿Y cuántos aguacates? El noventa por ciento”, añade la especialista del Times.

No se trata solo de aranceles, dice: los agricultores y ganaderos estadounidenses, muchos de los cuales han apoyado a Trump, tendrían dificultades para encontrar suficientes trabajadores si cumple su promesa de deportar a millones de inmigrantes indocumentados. Y la ayuda financiera de Washington para compensar el daño podría no llegar, dada la gigantesca magnitud del déficit federal. “Las granjas y los negocios relacionados serían los más afectados, pero el impacto se sentiría en las mesas de las cocinas de todo el país. La calidad y el suministro de productos básicos de los supermercados se verían afectados y los precios probablemente aumentarían, algo que los consumidores tienen poco apetito por después del aumento de la inflación en la era de la pandemia”.

Rebecca Patterson explica que el ecosistema alimentario estadounidense, que incluye granjas, ranchos y procesadores, ha dependido en gran medida de la mano de obra inmigrante durante décadas. Más de la mitad de los agricultores informaron escasez de mano de obra en 2022, frente al 14 por ciento en 2014, según encuestas realizadas por investigadores de la Universidad de California, Davis, y la Universidad Estatal de Michigan. En 2022, aproximadamente siete de cada diez trabajadores agrícolas nacieron en el extranjero, según la Encuesta Nacional de Trabajadores Agrícolas. Muchos de esos trabajadores obtienen visas de temporada. El resto de la fuerza laboral inmigrante, hasta un 44 por ciento de los trabajadores agrícolas extranjeros, son indocumentados y no tienen autorización de trabajo.

“Los consumidores estadounidenses sintieron profundamente el dolor de la falta de mano de obra, junto con los cierres de plantas y los problemas de transporte, durante la pandemia. Los precios de la carne de res y ternera aumentaron más del 20 por ciento en solo tres meses a partir de marzo de 2020, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales. En términos más generales, la medición del costo de los alimentos consumidos en el hogar por parte del gobierno mostró un aumento notable: los precios aumentaron un 4.3 por ciento durante esos primeros meses de la pandemia, frente a una tasa de inflación de aproximadamente el 1 por ciento durante los 12 meses anteriores”, dice la analista de The New York Times.

“Incluso con la pandemia en el espejo retrovisor, la escasez de mano de obra continúa. Más de la mitad de los estados tienen condados que dependen en gran medida de la agricultura, según el Departamento de Agricultura. La falta de trabajadores ‘ha sido un problema durante décadas y sigue empeorando’, dijo el Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes en un informe de marzo. Es casi seguro que el plan de deportación de Trump aumentará la presión sobre los agricultores. Una mayor escasez de mano de obra dificultaría la producción de alimentos, reduciría los ingresos agrícolas y presionaría a los vendedores para que aumentaran los precios”, concluye.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video