El director de Laboratorios Gaya, Bruno Gaya Cortés, denunció que personal de las sucursales bancarias de Santander en Las Ánimas y La Paz lo discriminó pese a que asistió a las instalaciones con todas las medidas sanitarias; luego de no poder solucionar su problema, tuvo que solicitar un préstamo de 600 mil pesos para comprar más pruebas de diagnóstico.
Por Carmen González
Puebla, 28 de junio (Periódico Central).- El personal del Banco Santander de las sucursales de Las Ánimas y La Paz discriminaron al director de Laboratorios Gaya, Bruno Gaya Cortés; le negaron la atención y le gritaron: “¡Aléjate, nos estás contaminando!”.
Este es un caso más de discriminación al personal médico en México. Incluso le dijeron que se fuera porque podía infectar a los clientes.
En entrevistas para Rayas, el encargado de controlar las muestras de pruebas COVID-19 de dicho laboratorio relató que el problema comenzó al presentar problemas para ingresar a la banca móvil desde su teléfono, a fin de realizar las operaciones bancarias relacionadas con la empresa.
A pesar de haber realizado diversas llamadas a la línea de atención al cliente de Santander, le pidieron acudir a una de las sucursales para solucionar el problema.
Sin embargo, al llegar a la sucursal ubicada en Las Ánimas, los empleados se negaron a brindarle la atención solicitada, lo hicieron esperar hora y media afuera de las instalaciones y le pidieron que se fuera, porque podía contagiar a los clientes. Incluso algunas personas que se encontraban en la fila le pidieron al ejecutivo que fuera comprensivo y le brindara atención al médico.
"Me tuvieron una hora y media esperando afuera, el encargado de la puerta me dijo 'tú no puedes pasar, eres un riesgo y puedes contaminar a todos'. Traté de explicarle la situación, ya que hacer uso de esta cuenta es de suma importancia, por eso insistí en resolver el problema inmediatamente. Posteriormente, me dejó acceder al banco y me aisló en la esquina de las instalaciones, pero nunca me quisieron atender y nadie me quiso dar su nombre para levantar un reporte", relató Bruno.
"¡Aléjate que nos estás contaminando, nos vas a contagiar y contaminar la sucursal!", fueron las palabras con las que le negaron la atención en ambas sucursales.
Obtener un token para ingresar a la cuenta bancaria de la empresa es de vital importancia, pues a través de ella realiza las transferencias de dinero para las compras de reactivos con las que se llevan a cabo las pruebas de diagnóstico para coronavirus. Sin ellas, las y los poblanos no pueden ser atendidos en los hospitales COVID-19 de la entidad.
Al no haber obtenido respuesta en semana y media, ha tenido que recurrir a pedir un préstamo a una empresa para poder cubrir los gastos del laboratorio, que ascienden a más de 600 mil pesos, ya que cada caja de reactivo tiene un costo de 165 mil pesos.
"Tuve que pedir prestado a una empresa para poder pagar las deudas y seguir surtiendo las pruebas de COVID-19 que la población necesita hoy más que nunca, no podemos parar en un momento tan crítico como este y el hecho de que a los ejecutivos del banco no les importe darnos solución, es una situación vergonzosa”.
De acuerdo a los compañeros y colegas de Bruno Gaya, no es la primera vez que viven una situación de discriminación en dicho banco, a pesar de que él y el personal médico acuden con todo el equipo de protección necesaria para cuidar de sí mismos y la población.
La situación es totalmente indignante para Bruno, ya que Santander es una de las muchas empresas que se ha proclamado a favor de “los héroes de blanco" que día con día trabajan para erradicar la pandemia en Puebla. Sin embargo, sus acciones son completamente opuestas y utilizan esta situación para ganar la simpatía de sus clientes.
"Me da mucha rabia porque la empresa se jacta de mostrar su apoyo al personal médico, pero cuando se trata de atendernos, hacen todo lo contrario. Este es nuestro trabajo y tenemos la vocación para ejercerlo, para eso estudiamos, y que los ejecutivos nos discriminen es indignante, molesto y humillante. Ellos se cuelgan de nuestro trabajo defendiéndonos, pero la verdad es que no les importamos. Yo tengo cáncer, no he parado de trabajar en 117 días y nuestra profesión también es de riesgo, pero lo hacemos porque es nuestra labor y compromiso".
Mientras tanto, tendrá que conseguir los recursos necesarios para poder continuar surtiendo reactivos, ya que los aliados empresariales que lo apoyaban no podrá seguir haciéndolo. También tendrá que enfrentarse a los intereses y cargos moratorios de los préstamos anteriores.
Pero este no es el único problema: también ha tenido que reducir la atención a los pacientes que requieren un diagnóstico de COVID-19 de manera inmediata y urgente, pasando de 50 a tan sólo 25 pruebas diarias, lo que pone en riesgo a la población, una completa carrera contrarreloj para salvar vidas.
"Hay días en los que no paramos de recibir llamadas para surtir las pruebas, ya que sin ellas, la gente no puede obtener la atención médica necesaria. A todos nos interesa que termine la pandemia, pero es gracias a este tipo de discriminación y malos tratos que algunos compañeros han decidido no continuar con su labor y es muy triste porque hay gente allá afuera muriendo y son escenas tan fuertes que nunca podremos olvidar", concluyó el joven médico.
Con esto, Bruno Gaya Cortés espera la intervención de Santander para continuar con el negocio que salva vidas y del que dependen decenas de familias en plena contingencia sanitaria.