Mary Norris, correctora de la prestigiosa revista The New Yorker, lanza un libro que acumula su experiencia a lo largo de ocho viajes a Grecia, y da muestra de su evolución en el aprendizaje de otra lengua.
Actualmente “hay un nuevo interés en lo griego y han aparecido varios libros sobre mitología, algunos superventas, y vuelve a haber un interés por la Grecia clásica”, asegura la autora.
Barcelona, España, 26 de febrero (EFE).- Mary Norris, correctora durante 30 años en la prestigiosa revista The New Yorker, y autora de Mi gran odisea griega, reconoció este martes que Hollywood ha ayudado a difundir la cultura griega clásica, aunque por el contrario no ha contribuido al estudio de ese idioma en el mundo.
En la presentación del libro en Barcelona, Norris comentó que su interés por Grecia surgió al ver una escena de la película Los héroes del tiempo de Monty Phyton: "me enamoré -confesó- del paisaje que salía en una escena de Sean Connery. Eran tan bonitos tanto el cielo como el terreno que me dieron ganas de ir allí, a pesar de que luego me enteré de que la escena se había rodado en Marruecos".
Ese poso quedó en su memoria y se activó cuando descubrió que su jefe en el The New Yorker podía leer griego y le parecía extraordinario que "alguien pudiera leer una lengua escrita en otro alfabeto".
Pasó un año estudiando griego moderno, fue a Grecia y se enamoró de su mar Egeo, y al volver a Estados Unidos comenzó a estudiar griego antiguo.
"Escribí algunos ensayos de viajes a Creta o Santorini, pero no se llegaron a publicar", explicó Norris, que luego escribió un libro sobre su experiencia como correctora durante treinta años en The New Yorker, que "para mi sorpresa -dijo-, tuvo un gran éxito".
A partir de aquel éxito, su editor le propuso escribir otro libro, en esta ocasión sobre Grecia y fue así como tuvo que desempolvar las cajas que había guardado desde que había viajado en los años 80.
Mi gran odisea griega, publicado en España por Larousse, trata, a decir de su autora, "sobre mitología, sobre viajes, sobre etimología, de la influencia del griego en la lengua inglesa y sobre el alfabeto griego".
Recuerda Norris que "hay cierto miedo a estudiar griego en Estados Unidos porque es un alfabeto distinto y esta es la razón de que el libro comience con temas del alfabeto, aunque la mayoría piensen que puede resultar aburrido".
El libro acumula la experiencia sensorial de Norris en ocho viajes a Grecia, pero "más que una secuencia cronológica, quería mostrar la evolución en el aprendizaje de otra lengua", señaló.
Uno de sus temas favoritos es la obra de Homero, tanto la Odisea como la Ilíada: "Dudaba de poder decir algo original sobre Homero, y así hice un pequeño altar en mi casa en honor a Atenea para que me inspirara".
Piensa la autora que Mi gran odisea griega "puede atraer a cualquiera interesado en lenguas".
Antes de este libro, Norris publicó Between you and me: Confessions of a Comma Queen, un título irónico que alude a su responsabilidad en la corrección y puntuación en el The New Yorker, "una revista con fama de abusar de la coma", de ahí esa distinción.
Cuando le comentan que el griego no utilizaba puntuación, Norris señala que "no la utilizaban en la tradición oral y al pasar a la tradición escrita siguieron sin comas, pero les funcionaba bien, no las necesitaban".
Admite que aunque la cultura griega es el origen de la cultura occidental, los romanos se llevaron la fama porque "fue Roma quien nos transmitió lo griego y el propio latín incluía fragmentos del griego clásico".
Constata Norris que "en los últimos tiempos hay un cierto interés renacido en lo griego y en estos años han aparecido varios libros sobre mitología, algunos superventas y vuelve a haber un interés por la Grecia clásica", y en este punto menciona el libro de Stephen Fry, Mitos.