Por Andrea Sosa Cabrios/dpa
Ciudad de México, 28 de diciembre (SinEmbargo/dpa).– Hace 20 años y después de sortear fuertes resistencias, Estados Unidos, México y Canadá se lanzaron juntos a la aventura del libre comercio con un acuerdo pionero que, por primera vez, unió a dos economías industrializadas con una en desarrollo.El 1 de enero de 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA por sus siglas en inglés), que creaba la mayor área de libre comercio del mundo de ese momento e introducía aspectos novedosos como la protección de inversiones y mecanismos de resolución de controversias.Dos décadas más tarde, el éxito en materia comercial es evidente, aunque hubo ganadores y perdedores y los socios ahora tienen el interés puesto en otras partes del mundo como Asia-Pacífico y la Unión Europea (UE).
Al hacer un balance, el actual secretario de Estado norteamericano, John Kerry, dijo recientemente que el TLCAN fue el "mayor paso individual hacia la prosperidad compartida en este hemisferio".
El comercio entre los tres países, que forman un mercado de 460 millones de personas, se triplicó a partir del acuerdo para llegar a más de un billón de dólares anuales en 2012.
Muchos de los productos que cruzan las fronteras de un lado a otro son "coproducciones" gracias a la integración de las economías. En los bienes que Estados Unidos importa desde México hay un 40 por ciento de insumos estadounidenses.
Otros datos: Estados Unidos vende a México más que a Brasil, Rusia, India y China en conjunto y a Canadá más que a la UE. México destina a los países de América del Norte más del 80 por ciento de sus exportaciones. Seis millones de puestos de trabajo en Estados Unidos dependen del comercio con México.
El acuerdo fue firmado en 1992 por el presidente estadounidense George Bush padre (republicano), el presidente mexicano Carlos Salinas y el primer ministro canadiense Brian Mulroney.
Le tocó al demócrata Bill Clinton, que llegó a la Casa Blanca en enero de 1993 como sucesor de Bush, batallar –con su propio partido especialmente– para conseguir la aprobación en el Congreso en noviembre de ese año.
Los sindicatos estadounidenses temían una fuga masiva de puestos de trabajo hacia México por la mano de obra barata, lo cual no ocurrió como se imaginaban. Y en México hubo temor en especial en el sector agrícola, uno de los afectados por la liberalización.
Unos días antes de la ratificación en Estados Unidos el vicepresidente Al Gore debatió durante 90 minutos por televisión con el multimillonario ex candidato presidencial Ross Perot, ferviente opositor al tratado, en un encuentro moderado por Larry King.
"Todo acuerdo comercial tiene ganadores y perdedores", dijo a dpa Joy Olson, directora ejecutiva de la organización no gubernamental Oficina en Washington para América Latina (WOLA). "El TLCAN no es la excepción".
Las pequeñas y medianas empresas y la producción de granos en México se vieron afectadas. México es hoy importador neto de productos agrícolas, básicamente de Estados Unidos. En cambio, se consolidaron las empresas trasnacionales.
Para Michael Shifter, presidente del think tank Diálogo Interamericano de Washington, el acuerdo ha sido positivo. "El comercio se ha expandido de una manera radical", señaló. "El TLCAN no resolvió el problema de pobreza de México, pero esa no era su intención".
Cada uno de los socios del TLCAN está mirando actualmente hacia nuevos horizontes en un mundo donde China es un actor cada vez más fuerte. En el caso de México, su fuerte dependencia de la economía estadounidense lo ha hecho muy vulnerable a sus vaivenes.
Canadá acaba de firmar un tratado de libre comercio con la UE y Estados Unidos lo está negociando. México tiene el suyo desde 2000. Los tres forman parte de las discusiones para el Acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP). México firmó, además, la Alianza del Pacífico con países latinoamericanos.
"China ha sido una componente que no se contempló en las negociaciones ni en los primeros 15 años del acuerdo, pero que ha trastocado seriamente todo el intercambio comercial de América del Norte", dijo a dpa la especialista María Teresa Gutiérrez Haces, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
"China está desplazando tanto a Canadá como a México en las preferencias de los Estados Unidos a nivel comercial", agregó.
Ahora muchos hablan de la necesidad de un NAFTA 2.0, una versión adaptada a las nuevas realidades, que incluya temas como facilitación del comercio, comercio electrónico y propiedad intelectual y sobre todo haga la región más competitiva para conquistar otros mercados.