Entre el enfado social y los futbolistas del campeonato local, Brasil 2014 atraviesa otra crisis

30/11/2013 - 12:30 am
Foto: EFE
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Ciudad de México, 30 de noviembre (SinEmbargo).– El Corinthians y Flamengo salieron a la cancha para disputar otra edición de uno de los clásicos del futbol brasileño. Cuando el árbitro dio el pitazo inicial, los 22 jugadores se sentaron en el césped ante la incredulidad de la gente en las gradas. La peculiar medida le dio la vuelta al mundo, dándole al país organizador del próximo Mundial, otro pequeño dolor de cabeza que de a poco se le empezaba a acumular, con poco más de seis meses para el puntapié inicial.

El movimiento “Sentido Común FC” nació como soporte a los jugadores del pequeño Club Naútico a quienes se les debían sus salarios además de exigirle a la Federación Brasileña de Futbol que realice cambios a la calendarización del torneo local. En Brasil, partidos por regiones, se juegan innumerables compromisos a parte del brasileirao y los compromisos internacionales que algunos clubes tengan en la Libertadores o Copa Sudamericana. En un hecho que demuestra la unión del gremio futbolístico, ídolos de multitudes quieren adaptarse a la ley general de trabajo del país sudamericano.

Foto: Twitter
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Algunos jugadores tomaron la batuta desde octubre. El movimiento ha ido creciendo poco a poco, con nuevas peticiones que se han ido sumando. Vacaciones más adecuadas, pretemporadas más largas y quitarle la influencia a los dueños de derechos de televisión, tan aglomerados en muy pocos clubes. Los jugadores quieren tomar las riendas del deporte que ellos protagonizan. Dirigentes del Club Naútico respondieron vía Twitter que pagarían el dinero que se debía el próximo 9 de diciembre, en algo que significa el primer triunfo del movimiento.

Lo deportivo quedó de lado, haciendo temblar a los dirigentes con una amenza de huelga sin precedentes, justo en medio del cierre de los preparativos para la próxima justa mundialista. Tras seis años de preparativos, el futbol de Brasil vive momentos tensos entre problemas con la infraestructura, reclamos sociales y el reclamo de sus futbolistas locales. La opinión pública se pregunta hoy si los brasileños tienen la capacidad suficiente para organizar un evento tan grande como este. A la fecha, cinco personas han muerto en las infraestructuras.

CRITICAS A LOS RECURSOS UTILIZADOS

Romario, exfutbolista y campeón del mundo con Brasil en Estados Unidos 94, ha sido la principal voz en contra de todo el dinero que se ha gastado para organizar el campeonato. El monto de los gastos ha superado ya a la suma que Sudáfrica y Alemania utilizaron para los dos últimos Mundiales. Poco más de 3.400 millones de dólares se ha invertido en reformas o construcción de nuevos estadios, según un estudio realizado por el Sindicato Nacional de Arquitectura y de la Ingeniería, quien tiene un seguimiento constante a los proyectos.

El mítico Estadio Maracaná, una de las Catedrales del futbol mundial, ha sido remodelado ya en dos ocasiones. La primera para el Mundial de Clubes de la FIFA, durante el año 2000 y para los Juegos Panamericanos de 2007. Sin embargo, para el Mundial ha sido la segunda edificación más cara con una inversión de 500 millones de dólares, solo superado por el Mané Garrincha de Brasilia con 614 millones de dólares invertidos. Durante la Copa Confederaciones de este año, un millar de brasileños salieron a la calle por las cantidades de dinero exorbitantes. “No queremos estadios. Queremos escuelas y hospitales”, se podía leer en una de las miles de pancartas utilizadas como protesta. Otro tema es lo que pasará con los inmuebles después del campeonato. Una seria amenaza de edificaciones sin uso, está latente en Brasil.

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