Con la duda a cuestas sobre su efecto abortivo, llevada la SCJN en 2010 y al final, regulada su administración en el sector salud, la píldora se convirtió en el anticonceptivo tomado más recurrido en México
María, de 24 años, no tiene pelos en la lengua y reconoce abiertamente: “A mí me gusta el sexo. No porque sea mujer, me voy a abstener”. Aunque asegura que después de una relación sexual, luego del disfrute y el cachondeo, siempre queda con una sensación de intranquilidad. Por ejemplo, la última vez que estuvo con un chico, no usaron condón, le aterra embarazarse, sobre todo porque ella no quiere en este momento de su vida una pareja, ni mucho menos hijos.
“Tomo la pastilla de emergencia (PAE). Sé que no es abortiva, pero previene embarazos”, cuenta María. Un caso similar es el de Irma, de 35 años, quien mantiene relaciones no protegidas con un “amigo”. Toma la PAE, aunque acepta que muchas veces ha tenido miedo a embarazarse.
Y es que la PAE se convirtió en el método anticonceptivo más usado entre los mexicanos, según la consultora IMS Health.
De enero a junio de 2012 se consumieron 16 millones de productos preventivos de embarazo en México, según las cifras de la consultora. Del total, se vendieron 6.8 millones de pastillas de emergencia, es decir el 42 por ciento del total en el mercado de anticonceptivos. Mientras tanto, píldoras de uso diario, como los orales de baja dosis hormonal, obtuvieron el 31 por ciento de las ventas, lo que es el equivalente a cinco millones de unidades vendidas.
Para Gabriela García, coordinadora de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México (Ddser) en el área de jóvenes, hablar de un uso excesivo de la píldora es volver a los mitos que giran alrededor de ella. “En el fondo hay una negación de la sexualidad de los jóvenes y adolescentes, de su cuerpo y su libertad de decisión. En México hacen falta campañas de métodos anticonceptivos y consejería. Pero lo más importante: necesitamos una verdadera educación sexual, que el Estado no impulsa”, advierte.
Aunque especialistas consultadas para este reportaje coinciden en que los más desinformados, y quienes tienen menos acceso a los métodos anticonceptivos y educación sexual son “los jóvenes y adolescentes. Esta ausencia de información va dirigida a ellos, a quienes se les quiere controlar y reprimir la educación sexual. Hay grupos conservadores o de filiación religiosa que quieren educar a través de la abstinencia, como en Estados Unidos, donde ha sido un rotundo fracaso”, advierte Raffaela Schiavon, directora de Ipas, organización internacional dedicada a eliminar las muertes y discapacidades atribuibles al aborto inseguro en México.
Para Paola Cabello, especialista en medicina social, sobre la PAE faltan muchas precisiones que ni los medios de comunicación ni el Estado brindan. “Tan sólo en los comerciales, hay anuncios sobre el condón masculino o algunas pastillas de anticoncepción, pero sobre la píldora de emergencia no hay nada”, dice.
LA EDAD SEXUAL
Montserrat se embarazó a los 16 años. Tuvo que dejar la Preparatoria, la cual retomó cinco años después. En su mente se repite la palabra “fracaso”. “Así me decían mis tías y mi mamá. Según ellas fracasé cuando tuve a mi hija”. Cuenta que a partir de ese evento, Montserrat vive sus relaciones eróticas con miedo a volverse a embarazar. Cuando supo de las pastillas de emergencia, “pensé que eran para abortar. Luego me dijeron que no, que era para prevenir embarazos. Desde entonces las tomo”.
Cuando su mamá se enteró, no sólo de la vida sexual de su hija, sino de que Montserrat utilizaba las PAE, le advirtió que podía quedar estéril o sufrir cáncer. “Revisé en Internet, pero había todo tipo de información. Cuando fui con una ginecóloga, me dijo que no me harían daño, sólo si las utilizaba de vez en cuando”.
Gabriela García expresa: “No hay campañas desde el sexenio pasado referente a prevención del embarazo y métodos anticonceptivos”. La especialista recuerda que el Consejo Nacional de Población (CONAPO) difundió durante la veda electoral de 2012 la única campaña dirigida a jóvenes y adolescentes respecto a su sexualidad. “Es importante que las adolescentes y jóvenes tengan acceso a los métodos anticonceptivos y el uso de anticoncepción de emergencia. Tenemos aproximadamente cinco millones de adolescentes en edad fértil, por lo que hay datos donde se afirma que la PAE previene tres de cada cuatro embarazos no deseados”.
Datos del CONAPO revelan, a través de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2009 (ENADID), el porcentaje de mujeres fértiles que conoce al menos un método anticonceptivo pasó de 89 a 98 por ciento de 1976 a 2009. Según su grupo de edades, incrementó de 79.8 a 97 por ciento entre adolescentes de 15 a 19 años; y de 88.8 a 97.9 en mujeres de 20 a 24 años.
Paola Cabello, también integrante de la organización feminista Colectiva con Letra F, considera que si los jóvenes no tienen acceso a una educación sexual por parte del Estado, “se debe a la creencia social de que son irresponsables, que no saben lo que quieren por su inestabilidad, o que no tienen edad para ejercer libremente su sexualidad”.
La también ginecóloga, Raffaela Schiavon enfatiza en que el acceso a métodos de anticoncepción tiene que ir de la mano con educación e información, y viceversa. “Es cierto que el CONAPO difundió una campaña dirigida a los jóvenes y adolescentes en México, pero no fue porque el gobierno lo hiciera por iniciativa, sino obligados por el Poder Legislativo. Por eso es importante recalcar que el uso de estos métodos va de la mano con una educación sexual oportuna, temprana, aplicada desde la escuela”.
María asegura que como mujer es más difícil ejercer una sexualidad libre de prejuicios. Por un lado, sus parejas sexuales la critican si ella tiene iniciativa sexual; por el otro, su familia hace comentarios acerca de cómo se relaciona con los hombres. “Vivo en secreto mis relaciones sexuales. Tomo las pastillas de emergencia para no embarazarme. Mi mamá me tuvo fuera del matrimonio, por eso a cada rato me dice que no salga con mi domingo siete”.
Cuando se le pregunta a María si no teme contraer una Infección de Transmisión Sexual (ITS) o VIH-Sida, reflexiona un poco. Luego responde: “A veces lo pienso, pero una cree que esas cosas no nos van a pasar. Sí uso condón, sólo dos veces no lo usé. La última fue con este chico, y no me preocupé tanto porque él apenas va en la Prepa y se ve muy chico”.
Para la coordinadora de Ddser Jóvenes la discusión se centra a partir de un enfoque moral, de si los jóvenes y las adolescentes son irresponsables con su sexualidad, “cuando la discusión debería ser que el Estado y sus instituciones no dan herramientas para que ellos puedan decidir, elegir y usar un método anticonceptivo que responda a sus necesidades específicas”, apuntala.
Por su parte, Raffaela Schiavon considera que la PAE no sólo se emplea cuando la mujer no usó un método de prevención o anticonceptivo, “también se usa porque a veces el dispositivo que usas o el parche o cualquier otro método que utilices, falló. Y sobre todo, cuando existe violencia sexual, por eso es importante la pastilla de emergencia”, explica la doctora.
CUANDO LA PAE ERA IMPOPULAR
En julio de 2005, el cardenal Norberto Rivera calificó la anticoncepción de emergencia como una “arma mortal, porque mata inocentes”. Esta idea permea aún en gran parte de la sociedad, quien considera la PAE como un método abortivo, pese a las evidencias científicas que la píldora tiene.
Y es que el 11 de julio de 2005, la píldora de emergencia se incorporó en el cuadro básico de medicamentos del sector salud, lo que significó un avance para los derechos reproductivos y sexuales en México. “Por eso cuando se habla que hay un abuso en el empleo de la PAE, me suena más a ese discurso moralista y conservador, cuando en realidad trae muchos beneficios”, opina Gabriela García.
No obstante, la doctora Raffaela Schiavon comenta que la PAE nació entre las décadas de los 70 y 80 como un método de rutina en parejas casadas. “La recomendación, desde entonces, es que se tomaran las veces que fueran necesarias, después de una relación sexual no protegida”.
-Uno de los mitos es que puede causar infertilidad si se utiliza mucho –se le pregunta.
-No hay razones médicas que contraindiquen su uso frecuente. Es uno de los métodos de anticoncepción más estudiados científicamente. Se tiene certeza de ello. Muchos de los mitos del supuesto abuso de la PAE tienen un trasfondo ideológico. Cuando dicen que se utiliza irresponsablemente, no lo entiendo, puesto que está diseñada como método de rutina, al igual que muchos otros métodos.
-¿Qué reacciones produce la anticoncepción de emergencia?
-Hay investigaciones que afirman que sí es importante averiguar qué sucede cuando se usa con frecuencia. Sobre todo para saber qué pasa con el uso pericoital, es decir, poco antes y poco después del coito. Porque hay veces que con el uso frecuente de la PAE produce unas pequeñas manchas de sangre, como también sucede con los implantes y otros dispositivos de anticoncepción. En casos muy raros provoca náuseas, mareos o vómitos, pero es muy raro que suceda.
-¿Por qué se la ha considerado como una pastilla abortiva?
-En primera es importante aclarar que no es abortiva, porque no impide un embarazo cuando ya se inició. Es decir, cuando el óvulo se libera, la PAE ya no tiene efecto. El óvulo, después de liberarse y al contacto con el espermatozoide, se fertiliza. Cuando esto sucede, el óvulo fertilizado busca un lugar, es decir, la implantación. Muchos conservadores aseguraban que la píldora era abortiva porque impedía la implantación del óvulo. Es mentira, cuando éste se libera, la PAE no puede hacer nada. Por eso se les recomienda que se tome enseguida. Tiene un efecto de cinco días a lo mucho, aunque lo recomendable es que se tome pronto, porque disminuye su efectividad si se deja pasar más tiempo.
Gabriela García cree importante que las mujeres sepan estas informaciones, pero precisa: “La pastilla de emergencia es menos efectivo que otros anticonceptivos; además de que no previene las ITS”, explica la psicóloga.
POCO ACCESO, ESCASAS RESPUESTAS
Irma confiesa que las pastillas de emergencia las compra, porque en los centros de salud públicos, en una ocasión, la cuestionaron. “Una señorita, no sé si enfermera, me preguntó si sabía utilizarlas. Casi me regañó. Por eso las compro en una farmacia”, revela.
Quizá por esto la ENADID 2009 señaló que en México nueve de cada 10 adolescentes acuden a centros de salud privado o a farmacias para conseguir las PAE; ocho de cada 10, lo hace con el parche anticonceptivo; mientras que siete de cada 10, con las pastillas de uso regular. Tan sólo en la capital del país, 46 por ciento de las adolescentes de 15 a 19 años compra sus métodos anticonceptivos en la farmacia. A diferencia del 3.4 por ciento que lo hace en instancias del gobierno y 4.8 en centros de salud privado.
Estas cifras tal vez se deban, opina Paola Cabello, a que muchas mujeres que acuden a centros de salud públicos les piden que llenen una ficha o registro. “Quizá lo hagan para llevar un control de lo que proporcionan, pero yo pienso que eso obstaculiza el acceso a los métodos de prevención”. Mientras que Gabriela García, quien ha realizado fiscalizaciones a centros de salud en diversos lugares al interior del país, a través de usuarios que piden desde condones hasta PAE, “los servidores de salud pedían que las chicas fueran menstruando, o por ejemplo, a las mujeres no se les dan condones, sólo a los hombres”.
Y aunque Ddser ha presentado estas fiscalizaciones ante encargados de planificación familiar de estas instancias, la coordinadora de la organización informa que sólo en estados como Guerrero o Hidalgo han respondido satisfactoriamente; mientras que en Zacatecas y Puebla, la respuesta es muda. “Yo creo que si muchos medios de comunicación hablan de un abuso en el empleo de la PAE, es porque en este sexenio habrá más restricción en el uso de anticonceptivos”, alerta García Mejía.
EL CONDÓN FEMENINO: MUY CARO
Irma y Montserrat, respectivamente, se ríen cuando se les dice que pueden usar el condón femenino ocho horas antes de una relación sexual, que pueden irse a bailar o a una cena, con el condón previamente colocado. Irma no lo conoce, pero Montserrat sí. “Se me figura un condón muy difícil y grande, aunque dicen que es más resistente que el de los hombres, ¿será cierto?”
El condón femenino cubre los genitales externos de las mujeres. Fabricado con un plástico delgado, en forma de bolsa que se coloca dentro de la vagina. Tiene dos anillos: uno interno que se encuentra en el extremo cerrado del condón, lo que permite la inserción en la vagina y ayuda a mantener el condón en posición correcta durante la relación sexual; y el anillo externo permanece fuera de la vagina y entonces cubre los genitales externos, explica la asociación civil Católicas por el Derecho a Decidir. Y añaden:
“Es térmico, produce una sensación de calor –lo que permite sentir la relación sexual más natural y tener sensaciones más placenteras. Reduce el ruido al momento de la fricción entre los cuerpos, no tiene efectos secundarios hormonales y puede ser usado por personas que presenten alergias al látex”.
Entonces, ¿por qué no es tan empleado este método de barrera? La directora de Ipas México, Raffaela Schiavon responde: “Es un fármaco huérfano, con dificultades en el registro sanitario, y con dificultades para entrar al país”.
Tan sólo en 2008, el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH-Sida (Censida) compraba el precio del condón femenino en 30 pesos, mientras que el masculino tenía un costo de 50 centavos. Es decir, hasta ese año, el preservativo para mujeres le costaba al sector salud 60 veces más que el masculino.
“Yo creo que en el fondo sí hay una negación de la sexualidad femenina, a veces también por nosotras las mujeres. Porque utilizar un método anticonceptivo implica que se ejerce una vida sexual, erótica y libre”, concluye Gabriel García.